Verónica N. denuncia que fue víctima de violencia física y sicológica de parte de agentes ministeriales de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Puebla, luego de que fuera detenida cuando pretendía regresar un teléfono que se encontró tirado, por lo que fue acusada de secuestro.
La víctima señala que cuando la tuvieron detenida, los elementos de la Fiscalía le colocaron una bolsa en la cabeza y la golpearon en repetidas veces en el estómago, “para que se me fuera el aire, yo al querer aire ya no lo tenía, dije ‘aquí ya no voy aguantar, me van a matar estos, y no me van a sacar nada’, porque no hay nada”, dijo la afectada.
La víctima de abuso de autoridad dice tener miedo, por ella y su familia, pues el proceso sigue abierto; señala que tiene que acudir cada semana a la FGE a plasmar su firmar, “todavía yo estoy bajo investigación, temo por mi integridad física, pues esto aún no se termina, temo que puedan manipular pruebas”, señaló.
Verónica N. afirma que la trataron como a una secuestradora, todo por querer regresar un teléfono que se encontró, “nunca me negué, nunca lo apagué, yo sé que un teléfono se puede rastrear, más que es un iPhone… Nunca lo apagué precisamente para que llegaran a mí y yo poder entregarlo.
Así empezó la historia
Verónica N. había acudido a cenar a casa de su mamá, la noche del pasado viernes, y cuando regresaba acompañada de su marido, encontraron tirado un teléfono marca iPhone, esto en el fraccionamiento Santa María, ubicado en la junta auxiliar Santa María Coapan.
La mujer tomó el aparato con la intención de regresarlo a los dueños, luego de un rato entró una llamada y contestó, era un familiar del dueño, con quien se puso de acuerdo para regresar el teléfono al día siguiente.
Más tarde, en la madrugada, policías estatales arribaron al domicilio de esta persona, ubicado en la Unidad Habitacional Rancho Grande, indicado que habían recibido un llamada de emergencia al 911 en esa dirección. Verónica N. fue quien los atendió.
La mañana del sábado, cuando salieron a trabajarm Verónica N. y su esposo notaron la presencia de varias patrullas de la Policía Estatal en las inmediaciones a su domicilio, pero nunca pensaron que tenía relación con el iPhone que se habían encontrado.
Por la tarde del mismo sábado, poco después de las cinco de la tarde, agentes ministeriales arribaron al lugar de trabajo de la mujer, a quien detuvieron con lujo de violencia y se la llevaron detenida, acusada de secuestro, ya que el teléfono que se encontró es de una persona privada de su libertad.