Este viernes arranca el proceso electoral para elegir al nuevo líder de los burócratas estatales y el ambiente del gremio está enrarecido, pues ha surgido la versión, la sospecha, de que habría mil credenciales de afiliación a esta organización que fueron clonadas para permitir que voten personas ajenas al sindicato y que acabarían inclinando la balanza a favor de la corriente del actual secretario general, Jhovani Oliver Gallo.
La contienda interna tiene dos votaciones: la de este viernes, que será para designar a los integrantes del Comité Electoral, y la que habrá a mediados de diciembre próximo, en la que se elegirá a la nueva dirigencia del gremio, que agrupa a unos 3 mil 400 trabajadores de base de los tres poderes públicos del estado de Puebla.
Jhovani Oliver Gallo llega a esta etapa con un fuerte desgaste en su popularidad, pese a que solo estuvo 15 meses en el cargo, pues hay fuertes reclamos en su contra hacia el interior del Sindicato de Trabajadores al Servicio de los Poderes de Puebla y Organismos Descentralizados debido a que no se trasparentaron dos aspectos fundamentales: el primero fue el uso y destino que se dio a poco más de 20 millones de pesos de cuotas de los afiliados.
O por lo menos, el sentir de los sindicalistas es que la información oficial sobre el manejo de esos fondos no es suficiente.
El actual dirigente llegó al puesto en febrero de 2024 y le entregaron 11 millones de pesos de cuotas sindicales que no se ejercieron en los años 2022 y 2023, debido a que un litigio laboral paralizó a la organización. Más lo fondos generados recientemente, dan un total de 20 millones de pesos, que en el sentir de muchos trabajadores no es convincente la versión de que todo se invirtió en remodelar la sede de la representación laboral y la compra de regalos en diversas festividades.
Y el segundo aspecto es que no se permitió fiscalizar el padrón de militantes de la organización.
Al no conocerse la información de esa base de datos, no se puede evitar que intervengan personas ajenas al sindicato en el proceso electoral que se avecina y del cual, el viernes pasado se emitió la convocatoria para renovar a la representación laboral de los trabajadores del gobierno del estado, el Congreso local y el Poder Judicial.
Voces bien informadas del gremio sostienen que la corriente de Jhovani Oliver está impulsando a dos candidatos. El principal es Emanuel de Jesús Rodríguez, de quien se dice que no tendría un buen historial y que esa condición lo podría hacer perder en las urnas.
El llamado “plan B” sería Cecilia Marcos Lozano, quien contaría con una mejor popularidad que Emanuel Rodríguez y desde hace cuatro meses ya anda haciendo labores adelantadas de proselitismo, pese a que lo prohíben los estatutos del sindicato.
Los mismos informantes aseguran que la única manera de “amarrar” un triunfo de la corriente oficial del sindicato es que se logre “inflar” la votación con la participación de personas que no están afiliadas a la agrupación, pese a que laboran en algunas áreas de los poderes públicos en calidad de eventuales.
Según esas fuentes consultadas se habrían utilizado dos vías para crear esas falsas credenciales del gremio.
Una de ellas es que se habría mandado a llamar a cientos de trabajadores eventuales, se le entregó el plástico falso de afiliación al sindicato y se les prometió que se les daría una plaza en la primera oportunidad que exista, si es que votan a favor del grupo gremial en el poder.
Otro canal es que todavía hay cientos de trabajadores estatales que, aunque ya ganaron laudos para ser reinstalados en el Poder Ejecutivo luego de haber sido despedidos injustificadamente durante el morenovallismo, todavía no están activos y no gozan de derechos sindicales. Sin embargo, se habrían emitido credenciales con sus nombres para que personas ajenas a la organización las utilicen en las siguientes dos votaciones.
Por ahora es difícil saber si es cierta esa historia de las falsas credenciales.
La versión suena creíble para muchos burócratas porque en diciembre de 2021, cuando se realizó el último proceso electoral del sindicato, se descubrieron muchos rostros que no pudieron ser identificados a cuál de los tres poderes públicos pertenecían, debido a que eran “cachirules”.
Lo único que sí está claro es que la elección del Sindicato de Burócratas ya está en medio de una tremenda tormenta.


