Mientras los escándalos políticos se multiplican dentro del nuevo partidazo, Morena, al interior de este partido también crecen las inconformidades de los grupos que se han conformado y que esperan su tajada de la próxima elección que se avecina, la del 2027.
Ya se hizo común escuchar a muchos integrantes de Morena el decir, “si no me la da mi partido me voy a ir a Movimiento Ciudadano”, esto es un hecho, no dicen al PAN, mucho menos al PRI, dicen que se irán a Movimiento Ciudadano, partido que va a tener que enfrentar una verdadera encrucijada, tal y como le ocurrió a Morena en sus inicios, el recibir a cualquiera o reservarse el derecho de admisión a expensas de perder algunos impresentables pero que tienen alto rendimiento electoral.
En todos los estados en donde gobierna Morena y sus aliados se repite la misma historia y, créame, no exagero, ya se verá muy pronto cuando se comiencen a dar los desprendimientos hacia el partido naranja, el cual también hay que decirlo estableció una alianza tácita con el régimen morenista para quitarle votos al PAN a cambio de conservar su bastión que es Jalisco.
Solo la reforma electoral puede ayudar a Morena a arrebatar lo que en las urnas no pueda ganar, es por eso que se cocina una auténtica elección de Estado para el 2027, con todo bajo el control del oficialismo e incluso pudiera parecer broma, pero en una de esas quizá hasta establezcan un transitorio en la nueva ley que diga: “En caso de que pierda Morena la elección, el proceso se anulará y se le entregará el triunfo a Morena”. Ya solo eso falta.
Y es que las cosas se le han complicado demasiado al oficialismo, quien a inicios de año parecía enfilarse a triunfos electorales contundentes en la mayoría de las entidades en donde habrá cambio de gobierno en 2027 y que ahora tienen que hacer frente a la competencia interna, al “fuego amigo” y a la existencia de una fuerza emergente que hoy parece ser la principal opción para todos aquellos que no tengan cabida en el “oficialismo” y sus partidos satélites.
Ya en el 2024 pasó, pero el control de daños fue muy bien operado por López Obrador, quien solo perdió a la senadora Lucy Meza, quien dejó la bancada de Morena en la Cámara alta porque le quitó la candidatura al Gobierno de Morelos para dársela a su amiga, la en ese entonces directora de la Lotería Nacional, Margarita González Sarabía, quien ganó la elección.
Puebla también estuvo a punto de entrar en este escenario, cuyo desenlace nunca sabremos cuál hubiera sido en caso de no haberle dado la candidatura a Alejandro Armenta.
En la Ciudad de México, Omar García Harfuch se disciplinó pese a ser el ganador de la encuesta para que se cumpliera otro de los caprichos de López, quien impuso a Clara Brugada. El hijo de María Sorte y nieto del creador del Ejército mexicano aceptó un lugar en el Senado sabedor de que sería el hombre fuerte de la administración de su amiga, la en ese entonces candidata y futura presidenta, Claudia Sheinbaum.
Antes de todo esto también el Estado de México estuvo en riesgo con la pugna entre el senador Higinio Martínez, tres veces alcalde de Texcoco, la actual gobernadora y entonces senadora, Delfina Gómez, y el todavía secretario de Gobierno de aquella entidad, Horacio Duarte.
Esta pugna es tan fuerte, que ahora mismo está latente el riesgo de una ruptura en esta entidad, en donde además existe la amenaza de que una veintena de alcaldes se vaya a las filas del partido naranja. Pronto habrá noticias al respecto, acuérdense de mí.
Este fenómeno se reproduce en muchas entidades como ya lo señalé y habrá que ver qué es lo que pasa con la familia Monreal en Zacatecas y el tema del nepotismo, el cual ha sido señalado una y otra vez por la mismísima presidenta Sheinbaum, quien incluso condenó a Saúl Monreal a esperarse “porque aún es joven”.
Se fue Equino, pero amenaza con volver
Javier Equino mandó a decir que se fue, no que lo echaron.
También mandó a decir que no se va a Migración, sino que se va a la delegación de Infraestructura federal en Puebla, puesto que ya ocupó como buen priista, que fue a finales del sexenio de Peña Nieto por recomendación del hoy alcalde capitalino, Pepe Chedraui, quien era amigo del mexiquense.
También mandó a decir que no se va a Migración porque no es agencia de colocaciones y que no necesita a su amigo Sergio Salomón Céspedespara encontrar chamba, sino que él solito puede, al menos eso es lo que mandó a decir.
Lo cierto es que Equino ya se fue de la Secretaría del Bienestar, dependencia en la que como en toda su carrera pasó sin pena, ni gloria.
Su carrera político-administrativa me hace pensar que sí existen tipos con suerte, pues en lo personal me parece un ser mediocre, pero tampoco puedo negar que ha tenido buenos cargos, presidente municipal de Acatzingo, diputado local también por ese distrito, gracias al hoy gobernador Alejandro Armenta, delegado federal gracias a Pepe Chedraui, secretario de Gobernación y su esposa notaria gracias a su amigo Sergio Salomón, carajo, sí, sí es envidia.