En el primer semestre de 2025 solo verificaron 4 de cada 10 vehículos en Puebla, lo que muestra que es un fracaso el programa que supervisa la emisión de gases contaminantes en los automotores que inundan las calles de la entidad. Sobre todo, porque el grueso de los dueños de autos ignora cuál es el beneficio de pasar esa revisión, que pareciera ser solo una medida recaudatoria y no de cuidado al medio ambiente. A lo anterior se debe sumar que aquellos conductores que sí acuden a los verificentros se enfrentan a una creciente actividad de engaños y extorsiones.
En especial a los propietarios de automóviles y camionetas que no son modelos recientes, son a quienes les ponen muchos pretextos y trampa para que los automotores no pasen el examen de emisión de gases del escape. Y todo termina en que es necesario ir a una revisión a los talleres que –de manera discreta– recomiendan los propios empleados de los verificentros.
A continuación, se presenta la crónica de una mujer que, hace unos días en el verificentro de la colonia El Mirador, se enfrentó a los argumentos más absurdos para que su vehículo fuera objeto de la inspección convencional del dicho establecimiento.
Un comportamiento que tuvo un tufo de extorsión. Parecía que a la afectada le querían hacer entender que debía hacer algo especial –como un pago extraordinario o acudir a cierto taller mecánico– para que le dieran derecho a verificar y pasar esa prueba que es “un dolor de cabeza” para los propietarios de todo tipo de automotores.
Al final, la afectada no aceptó nada fuera de la regla y el resultado fue que le negaron el servicio de revisión.
El paso a paso de una exigencia sin sentido
13:15 – Llegada al centro verificador
Formo el coche en la fila 3.
Revisión de documentos y entrega del formato habitual.
Notificación de que la copia de la tarjeta de circulación no permitía leer el número de serie; toman otra copia fotostática, con un cargo adicional de 3 pesos.
13:30 – Pago
Turno a caja para pagar 631 pesos con tarjeta de débito.
Se indica pasar a la sala de espera.
13:45 – Inicio de la revisión del vehículo
Mi coche conectado a la máquina verificadora por joven de overol.
Presencia de otro joven con playera polo y el gerente, que usa camisa de manga larga y porta una gafete.
El gerente se sube al vehículo, acelera bruscamente, escuchándose golpes de la caja de velocidades.
Conversaciones entre el gerente y los otros jóvenes mientras me observaban y sonreían.
14:00 – Solicitud irregular del gerente
Me indica que debo desactivar el sensor de tracción para que se pueda realizar la prueba.
Argumenta que es protocolo para vehículos que no son modelos recientes y amenaza con emitir constancia de “falla mecánica” si no se hace.
Me da tiempo hasta las 20:00 horas para acudir con el mecánico y resolverlo.
14:15 – Consulta con el mecánico
El vehículo escaneado: no presenta falla mecánica.
El mecánico advierte que desactivar el sensor implica riesgo de pérdida de frenos ABS, transmisión y otros sistemas.
15:00 – Segundo intento en el centro verificador
El gerente insiste en que se desconecte el fusible del sensor de tracción.
Argumentos del mecánico y míos son ignorados.
Se niegan a verificar el coche sin desactivar el sensor.
15:30 – Decisión de no desactivar el sensor
Tras consulta con el mecánico, consenso familiar y reflexión personal, decido no desactivar el sensor.
Solicito devolución de documentos y la constancia de “falla mecánica”.
16:00 – Solicitud final al gerente
Llaman al gerente, personal observa y cuchichea mientras espero.
Finalmente, me informan que se reembolsará el pago.
16:45 – Conclusión
Se realiza el reembolso de 631 pesos a tarjeta de débito.
Se devuelven todos los documentos.
Se confirma que también se cobraron 3 pesos por la copia de la tarjeta de circulación.
No se verificó el vehículo ni se entregó constancia de “falla mecánica”.