Luego de que en este espacio periodístico –la semana pasada– se expuso que en la junta auxiliar San Andrés Azumiatla, del municipio de Puebla, se estarían expidiendo docenas de cartas de vecindad para acreditar la afiliación a Morena de personas ajenas a la comunidad, con el propósito de que se puedan afiliar a Morena, se ha desatado una purga para supuestamente detectar y “castigar” a quienes “filtraron” la información.
Es una manera en que, al parecer, la edil Anastacia Onofre Romero buscaría evadir su responsabilidad en dicho asunto.
Hace unos días en la columna “Cuitlatlán” se dio a conocer que la Presidencia Auxiliar de Azumiatla expidió cartas de vecindad, en las que no se puede acreditar la nomenclatura de los domicilios, a favor de personas que forman parte del grupo de paracaidistas que, desde hace un bienio, invadieron una enorme extensión de alrededor de 400 hectáreas que alguna vez fueron propiedad de una importante hacienda San José Zetina.
En ese texto, se hizo la observación de que la presidenta auxiliar asegura en dichas misivas, con su nombre y firma, que los beneficiarios con esos documentos tienen hasta 30 años de vecindad en el pueblo y que viven en la colonia San José Zetina.
Ello pese a que hay una memoria cartográfica digital, que está levantada con un rastreo de GPS, mediante el cual se demuestra que tres años atrás no había un solo asentamiento humano en las 400 hectáreas en cuestión.
También se anotó que Anastacia Onofre es una líder regional que tiene relaciones políticas con el delegado de Bienestar en Puebla, Rodrigo Abdala Dartigues, quien por tercera o cuarta ocasión se está promoviendo para ser aspirante a candidato de Morena a la alcaldía de la ciudad de Puebla.
La llamada de Abdala
Fuentes bien informadas narraron que, el viernes pasado, luego de que se dio a conocer el asunto de las cartas de residencia “chuecas”, el primero que habría reaccionado con enojo y preocupación fue Rodrigo Abdala.
Se dice que el funcionario federal se habría comunicado con la presidenta de Azumiatla para reclamarle el por qué están afiliando al partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) a personas que no van a poder acreditar su pertenencia a la comunidad y que muy probablemente están involucradas en los juicios que hay contra los invasores de la Exhacienda San José Zetina.
Al parecer, el reclamo de Abdala –si es que fue real la llamada telefónica– sirvió para exigirle a la alcaldesa subalterna que lo deslinde de ese asunto, que podría ser un factor negativo en sus aspiraciones de ser candidato en 2027.
Lo que ha generado mucha preocupación es la respuesta que habría ofrecido Anastacia Onofre a Rodrigo Abdala.
Las mismas fuentes informativas dicen que la edil le dijo al funcionario federal que va a detectar y castigar a los que “filtraron” la información y habrían expedido, de manera irregular, las cartas de vecindad que han provocado el desaguisado.
Pareciera que tal advertencia va dirigida contra los comités de base de Morena y hacia sus propios colaboradores en la Presidencia Auxiliar.
Una respuesta que “huele mal”, ya que en el asunto de las cartas de residencia no se puede culpar a nadie más que a la propia presidenta. Las misivas están firmadas por ella y redactadas en primera persona.
Así lo muestra el texto de esos documentos, que dice así:
“HAGO CONSTAR… QUE EL (LA) CIUDADANO (A) María E…, CUYA FOTOGRAFÍA SE ENCUENTRA DEBIDAMENTE CANCELADA EN LA PARTE SUPERIOR IZQUIERDA DE LA PRESENTE, CUYOS RASGOS FISIONOMICOS CONCUERDAN FIELMENTE CON LA FOTOGRAFÍA DEL SOLICINTANTE, CON FECHA DE NACIMIENTO 11 DE FEBRERO DE 1975, CON DOMICILIO ACTUAL EN CALLE SIN NOMBRE, COLONIA SAN JOSÉ ZETINA 08# CP 72960… Y QUIEN TIENE EL MISMO DOMICILIO HABITADO DURANTE MÁS DE 30 AÑOS…” (Sic).
¿Y las filas en Morena dónde están?
Más allá de lo que ha pasado en Azumiatla, lo relevante es preguntarse ¿cómo se está afiliando en Morena?
Según las cifras oficiales, en los últimos siete meses, han solicitado su alta, como militantes del partido Movimiento Regeneración Nacional, unas 300 mil personas, que es un universo de afiliaciones que nunca ha poseído una fuerza política en el estado de Puebla.
Sin contar que la meta final es anotar en los padrones de Morena a un millón de electores, lo que significaría que –si es que se logra esa cifra– para finales de 2025, uno de cada seis ciudadanos poblanos serían parte del partido marrón.
El problema no es alcanzar esos números, sino la manera en que se está haciendo el empadronamiento.
De acuerdo con el ritmo de afiliación, cada mes se estarían anotando un promedio de 42 mil personas. Es decir, unas mil 400 por día, incluidos sábados, domingos y puentes vacacionales.
La pregunta es ¿dónde están filas de esos miles de ciudadanos registrándose en el partido de la 4T?
Hasta ahora no se ha visto ese movimiento.
Sin contar que tampoco se ve un medio virtual para ese propósito.
Lo que hace suponer que la afiliación a Morena se está haciendo de manera corporativa por algunos, o muchos, de los ayuntamientos de Puebla.
En un afán solo de alcanzar las cifras prometidas, sin observar las consecuencias.
Sin entender, por parte de los líderes morenistas en Puebla, que una manera de crear agravios políticos contra un partido es que a un ciudadano lo registren “a fuerza” en una organización política.