Sin cerebro. Paralizada, metida debajo del escritorio del pasado, haciendo TikToks, timorata y arrinconada, “bruta, ciega, sordomuda” –diría Shakira–, así está la “oposición” en Puebla y sus integrantes son incapaces de fijar apenas una pálida postura frente a la lluvia de destapes del régimen y el arranque informal, pero potente, de las precampañas hacia 2027.
Morena, sus cuadros y sus precandidatos están felices, mientras los “opositores” están perdidos en sus laberintos y ahogados en sus guerritas intestinas.
En todo el país, pero patética y especialmente en Puebla, la “oposición” ha claudicado por adelantado en su papel de contrapeso, observador y crítico del poder.
Aunque podrían verse muy lejanas en el calendario, las elecciones intermedias están, en términos de la preparación de aspirantes y estrategias, ya en proceso.
El domingo 6 de junio de 2027 se elegirá en las urnas 16 gobernadores y se renovarán las 500 curules de la Cámara de Diputados.
En Puebla se definirán 217 ayuntamientos, las 41 curules del Congreso local, 26 de mayoría relativa y 15 de representación proporcional (plurinominales).
La reelección es legal para este proceso, pero aún no está claro si el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) se lo prohibirá, por la vía política y moral, a sus representantes populares en funciones.
También ocurrirá por primera vez la elección del Poder Judicial del Estado (PJE).
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y el gobernador Alejandro Armenta Mier tendrán un virtual referéndum popular con la elección intermedia y sus partidos serán sometidos a una prueba de respaldo de sus gestiones en la Presidencia y la gubernatura, respectivamente.
En este escenario, la “oposición” en Puebla está literalmente ausente.
Bruta, ciega y sordomuda.
No solamente no cuenta con cuadros competitivos para enfrentar el proceso, sino que además carece de estrategias mínimas, para contrarrestar la fuerza del régimen.
Movimiento Ciudadano no sale todavía de la cruda por haber postulado a personajes que terminaron en la cárcel.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) está al borde de la desaparición, sin militantes ni fuerza.
Se ha convertido en un instituto político, en el país y el estado, meramente testimonial.
En tanto, el Partido Acción Nacional (PAN) está perdido en un laberinto interno.
No ata ni desata.
No es crítico.
No tiene reflejos.
La elección del Comité Directivo Municipal (CDM) de Puebla capital anuncia una ruptura de los grupos internos.
Su dirigente estatal, Mario Riestra, es incapaz de ser siquiera tibio y no toca a Morena y a sus gobernantes ni siquiera con el pétalo de una pálida crítica seria.
Se concentra en echar bronca al gobierno municipal y hace TikToks turísticos que solo mueven a pena ajena.
Le da RTs a las publicaciones de otros que sí alzan la voz, principalmente comunicadores, pero no toma una postura crítica clara ni personal.
Como siempre: tira la piedra y esconde la mano.
Juega al influencer, pero no es un dirigente opositor.
Del otro lado, sobran aspirantes.
Los destapes se dan en cascada.
Los pronunciamientos son abundantes.
La disputa interna en Morena y sus partidos aliados es la única que importa.
Enfrente no hay nadie.
La presidenta del Congreso local, Laura Artemisa García Chávez, inauguró el martes su Casa de Gestión en un acto que pareció su arranque anticipado de su no menos anticipada campaña.
Ya estaba muy destapada para competir por la alcaldía capitalina.
El corte de listón de su cuartel general fue solamente el enésimo, aunque también más claro, acto político en esa ruta. El padrinazgo del gobernador Alejandro Armenta, presente en el evento, le dio otro nivel, y el mensaje, la señal de “El Gran Elector”, no pudo ser más contundente.
Otro de los aspirantes a la alcaldía capitalina, Rodrigo Abdala, se da el lujo de hablar de elecciones en la presentación de los Programas Federales de Desarrollo, del que es coordinador.
El más reciente episodio de Abdala se dio el 19 de agosto.
Ni la burla perdonó.
Usó el anuncio oficial del inicio de registro al programa de Pensión Bienestar de Adultos Mayores, para hablar de temas electorales.
Si en Puebla hubiera oposición, el funcionario federal que busca venderse como “sex symbol” (risas grabadas) ante la falta de ideas, ya hubiera sido denunciado y hasta enjuiciado por delito electoral.
Pero no.
Panistas, priistas y demás fauna “opositora”, totalmente callados.
Le tienen terror al gobernador Alejandro Armenta. O el tamaño de su “cola” es tan grande, que mejor para qué asomar la cabeza.
Entre enero y abril del próximo año, los precandidatos deberán estar más que perfilados hacia 2027.
Pero no hay oposición.
Están brutos, ciegos, sordomudos.
Sin cerebro.