A lo largo de la última década, San Martín Texmelucan no solo se destacó por ser el tercer municipio más importante de Puebla y el que tiene la posición estratégica más relevante en la entidad, sino también se distinguió por ser la región más violenta del estado y el “foco rojo” más preocupante. Sin embargo, a lo largo de los siete meses anteriores ha ocurrido un fenómeno peculiar que ha permitido –por primera vez en mucho tiempo– revertir la crisis de inseguridad pública. En lo que va de 2025 se redujo casi en un 60% el índice delictivo en general y en dos terceras partes el delito que era más frecuente, que es el asalto al transporte mercantil.
Una situación que destaca frente a lo que pasa en el resto del estado en donde la violencia va en aumento. O lo que ocurre en la autopista México-Puebla, que se ha convertido en una de las vías más peligrosas del país, pero ahora se han contenido los asaltos en los tramos de la región de San Martín Texmelucan.
Dos situaciones explican el por qué se deterioró tanto la seguridad pública en San Martín Texmelucan. En primer lugar, la corrupción de todos los gobiernos que ha tenido la ciudad a lo largo de la última década.
En segundo lugar, es que durante el morenovallismo se dejó crecer el robo de combustible, que al inicio se hacía con la mayor discreción posible. Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió cerrar los ductos de Pemex, las bandas de huachicoleros, al ya no poder hurtar el hidrocarburo, diversificaron sus actividades, por lo que empezaron a asaltar, extorsionar y plantar redes de narcomenudeo.
El cambio que se ha dado en San Martín Texmelucan, en particular este año, tiene dos impulsos. El más importante es que se volvió una prioridad desde la Presidencia de la República el contener el crecimiento delictivo de la región, por la importancia geoestratégica que tiene el municipio.
Otro factor es que el actual alcalde, Juan Manuel Alonso Ramírez, quien fue postulado por una alianza de Morena y el PVEM, llegó “sin compromisos” con las mafias de la Policía local. Una muestra de ello es que cuando llegó al cargo de edil le renunciaron 32 agentes de Tránsito, en un intento de desestabilizar su gobierno.
Al principio el panorama era sombrío: el municipio tenía menos de 180 agentes de la Policía Municipal, y de 100 patrullas, solo funcionaban 17. Si se toma en cuenta los días de descanso, resultaba que, en promedio, en cada uno de los tres turnos de vigilancia de los uniformados no había más de 50 efectivos cuidando una demarcación con más de 150 mil habitantes.
Desde finales del año pasado, esa situación complicada cambió radicalmente. Al municipio llegaron 50 marinos, 150 soldados, 60 agentes de la Guardia Nacional y 50 integrantes de la Policía Estatal. Todo este personal, más la Policía Municipal, están integrados en un solo mando –que controlan dos oficiales de la Secretaría de Marina– que ha establecido un cerco en la región.
Los números de la delincuencia
Si se quiere ver en cifras el fenómeno delictivo de San Martín Texmelucan, un ejemplo claro es el siguiente: hasta hace unos meses, el promedio diario de robo y desmantelamiento de vehículos de carga era de cinco camionetas y dos camiones por día.
Es decir, al año más de 2 mil 500 vehículos dedicados a la actividad mercantil eran objeto de atracos del hampa.
La dimensión del problema está en proporción a las características de San Martín Texmelucan: es el paso obligado entre la Ciudad de México y el Puerto de Veracruz, que es el más importante del país.
Sin contar que la zona es la conexión de Puebla con Hidalgo, Tlaxcala, la capital de la República Mexicana y el Estado de México.
Además, la ciudad tiene un tianguis semanal de 13 mil vendedores y es un centro de abasto al mayoreo de varias regiones de la entidad poblana. Sin contar que alberga un corredor industrial y un complejo petroquímico de Pemex.
Era un asunto de todos los días que, en varias colonias periféricas, había reportes de camiones y camionetas abandonadas, sin mercancía y desvalijadas. En muchos casos con huellas de violencia. Todo mundo veía esa expresión de la delincuencia, menos la policía local.
Un segundo hecho muy destacado es que, en los últimos cuatro años, se volvió un escándalo los llamados “robos por facebook”.
Dicha actividad ilícita consiste en utilizar esa red social para anunciar la venta de vehículos a muy bajo precio, siempre argumentando que los propietarios enfrentaban “urgencias que atender” y por esa razón se ofrecían en remate los automotores.
Eso provocaba que mucha gente de Tlaxcala, Querétaro, la CDMX, el Estado de México y Veracruz llegaran a San Martín Texmelucan bajo la atracción de comprar un vehículo a “precio de ganga”.
Al final, todo terminaba en que a los compradores les acababan robando el dinero que llevaban para pagar “la ganga” del vehículo ofrecido. Algunas víctimas no solo perdieron el dinero y otras pertenencias, sino también les costó la vida o acabaron con heridas de bala.
Cada semana había entre dos y cuatro de los llamados “robos por facebook”.
Ahora, es importante preguntarse ¿todos esos sucesos cómo se han desarrollado este año?
En enero, se redujo en 78% los asaltos a vehículos mercantiles y en febrero, se alcanzó una caída de 80 por ciento.
La disminución general de la incidencia de asaltos a camiones de carga, entre enero y julio de este año, es de dos terceras partes de lo que acontecía en 2024.
Y dejaron de aparecer, al amanecer, los vehículos que aparte de robarles la mercancía los desvalijaban.
En el caso de los “robos de facebook”, se ha conseguido que a lo mucho haya dos asaltos de esa naturaleza al mes.
Ya hubo un periodo, de marzo y abril, en que no se denunció un solo ilícito de ese tipo.
Ahora el reto es que esta buena racha contra la inseguridad se mantenga todo el trienio. Por lo menos.