La mezquindad, ligada a la ambición y a la obsesión por el poder, es seguramente el rostro más tenebroso y cruel de la política.
Al menos dos encuestas recientes, mandadas a hacer ex profeso por actores interesados, señalan que de todos y todas quienes han sido mencionados como posibles prospectos para la Presidencia Municipal de Puebla en 2027, el mejor posicionado es el actual alcalde José Chedraui Budib.
Trae un conocimiento alto (de casi 88%) y un potencial de voto de 45% entre toda la población.
El más cercano de sus posibles rivales no llega a 40% de conocimiento y su potencial de voto es de pena ajena: 9 por ciento.
Por eso, hay algunos y algunas suspirantes que tienen como única apuesta y alternativa el fracaso de Pepe Chedraui.
Es decir: el fracaso de su gobierno.
Porque solo así, creen, podrán avanzar y hacerse de tan añorada candidatura.
Y es que no solo no crecen en los sondeos –que ellos y ellas mismas han mandado a levantar–, sino que carecen de personalidad, de mensaje, de ideas y de trabajo en tierra.
Y eso los o las coloca en posiciones de desventaja.
Y entonces no hay otro camino que encomendarse a la ruina de quien luce como el rival a vencer.
Porque saben que solo así podrán bloquearlo, o pasarle por encima, si es que se decide a buscar la reelección.
El fracaso de José Chedraui abona a sus aspiraciones, y entonces llevan semanas y semanas actuando en consecuencia y mostrando las uñas.
De hecho, algunos y algunas de ellos y ellas celebran –en corto– los justos reclamos ciudadanos por la crisis de los baches, un problema que obedece, ya lo dijo el gobernador Alejandro Armenta Mier, al “brutal descuido” de los alcaldes de los últimos 30 años.
Y hasta festejan cuando se registra algún crimen o robo que se viraliza y alimenta la percepción de que el gobierno de la ciudad está haciendo mal o pésimamente mal las cosas en materia de seguridad.
No falta, claro, el que ha contratado ejércitos de bots para atacarlo sistemáticamente o, en su defecto, para amplificar las críticas que él y su administración reciben a través de medios de comunicación y redes sociales.
Hay tal ruindad por parte de algunos y algunas de los interesados en la candidatura de Morena, que no dejan de llevarle chismes o rumores al gobernador, a fin de dañar su excelente –al menos hasta hoy– relación política y personal.
Bueno, como un balde de agua fría les cayó, primero, que Pepe Chedraui por fin haya concretado su afiliación a Morena y luego, el mismo día, que la dirigente nacional del partido, Luisa María Alcalde Luján, en su visita a Puebla, no solo haya asegurado que tiene “muy buena impresión” de él, sino que no lo vetó para 2027 como varios y varias esperaban: señaló que el asunto de la reelección de alcaldes aplicará en todo caso hasta 2030.
No fue casual, por citar un caso, que una de las aspirantes, la presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del estado, Laura Artemisa García Chávez, en el marco precisamente de la gira de Alcalde Luján, haya mandado un obvio mensaje al advertir que los presidentes municipales deben priorizar la entrega de buenos resultados a la ciudadanía antes de considerar una reelección para 2027.
“Si queremos que este movimiento permanezca, debemos dar resultados, y es ahí donde los presidentes municipales juegan un papel tan importante”, expresó, y todo mundo entendió el fondo, pero sobre todo el destinatario.
Y tan se entendió, que pronto los reporteros de la fuente fueron a preguntar su opinión a Chedraui, quien se expresó muy bien de la diputada, coincidió en que efectivamente lo primero son los resultados y dijo que todos y todas, incluyéndola, tienen derecho “a levantar la mano”.
Una respuesta con “guante blanco” a quien lanzó la pedrada y quien no ha dejado de llamar la atención por su febril activismo –solo es cosa de revisar sus redes sociales–, pero también porque ABSOLUTAMENTE NUNCA menciona o reconoce, ni por descuido, al presidente municipal de Puebla en los eventos públicos de los que forma parte, en su calidad de presidenta del Congreso, en el municipio de Puebla, algo que no ha pasado desapercibido tanto a propios como a extraños.
Es obvio –no se necesita ser muy astuto para saberlo– que hoy el edil de Puebla capital en funciones es el más conocido y el mejor posicionado de cara al 2027. No solo viene de una campaña ganadora, sino que está al mando del gobierno municipal más importante del estado y su exposición mediática, por su actividad diaria, lógicamente tiene mucho más alcance que la de cualquiera de sus posibles competidores.
Ya será otra cosa, como aquí se ha apuntado, que logre el prioritario objetivo de convertirse en el candidato del gobernador Alejandro Armenta, quien evidentemente trae sus propias fichas y espera que estas crezcan a niveles competitivos.
De lo contrario, se abre una gran ventana de oportunidad a Pepe Chedraui, cuyo fracaso, como he dicho, lamentablemente es la única apuesta de muchos y muchas para ganar el proceso interno en Morena, el cual, como ha sucedido en los últimos años, se anticipa más complicado y más ríspido que la misma elección constitucional de 2027.
Sí, la mezquindad, ligada a la ambición y a la obsesión por el poder, es seguramente el rostro más tenebroso y cruel de la política.
Porque nadie está viendo que la caída o el fracaso de Pepe Chedraui, más allá de la persona, le pega a la marca y favorece a la oposición. Y si no, véase lo sucedido en 2021, cuando desastrosas administraciones municipales de Morena fueron el principal factor del triunfo del PRIAN en la Zona Metropolitana, pero sobre todo en Puebla capital.
(Por cierto, en una reciente reunión con directivos y columnistas de medios de comunicación, el alcalde pidió por favor no preguntarle más sobre si tiene intención o no de reelegirse, pues dijo que hoy no está pensando en eso, sino en resolver los problemas de la ciudad, que no son pocos. No obstante, como siempre sucede, los hechos hablan más que las palabras: si no estuviera pensando en la reelección, ¿como por qué o para qué concretó su proceso de afiliación como militante de Morena? ¿O como por qué este domingo se hizo ver en el Centro Histórico de Puebla con Arturo Escobar y Vega, el influyente diputado e integrante del Consejo Político Nacional del PVEM, partido aliado de Morena? Cómo diría el clásico: Son preguntas, que conste).