De acuerdo con la última actualización –del lunes de esta semana– del portal de transparencia del Poder Ejecutivo de Puebla, se designó a Nora Estela Esquitín de la Madrid como encargada de la Dirección General del Registro del Estado Civil de las Personas, lo cual significa que esta mujer habría dejado la responsabilidad de ser la titular de la Dirección de la Tenencia de la Tierra y de la Población. Un cambio que, de ser cierto, significaría una salomónica decisión.
El nombre de Nora Estela Esquitín de la Madrid saltó repentinamente a los espacios de opinión pública, hace tres años, por el maltrato y las extorsiones de que eran objeto docenas de ejidatarios en la delegación del Registro Agrario Nacional (RAN), que es una instancia del Gobierno federal.
Esquitín de la Madrid era la delegada del RAN y en el tiempo en que estuvo al frente de dicha dependencia, nunca se frenaron los abusos contra los campesinos.
Por eso había resultado desconcertante que, hace un par de meses, se hubiera conocido que esta mujer había sido designada como titular de la Dirección de la Tenencia de la Tierra y de la Población en el Gobierno estatal.
Nora Estela Esquitín de la Madrid está vinculada al grupo político del cacique Ardelio Vargas Fosado y cuando estaba al frente del RAN, suplantaba su propia identidad, ya que hacía aparecer que la titular del registro agrario era Adela Cerezo Bautista –quien le antecedió en el cargo– para que ella no respondiera por los atropellos que ahí se cometían.
Durante tres años consecutivos se narró en La Jornada de Oriente cómo funcionarios del RAN, aprovechando la coyuntura que provocó el confinamiento por la crisis sanitaria de la COVID-19, establecieron un sistema de cobros ilegales dirigido a los labriegos que tenían la necesidad de hacer trámites ante el Registro Agrario Nacional.
Lo que empezó con discretas extorsiones de 300 pesos para otorgar un turno de atención en dicha instancia del Gobierno federal, acabó siendo un escándalo por el descaro con que fueron escalando los montos de los sobornos, pues se llegó a pedir hasta 11 mil pesos por una ficha.
Un asunto que era notorio porque se obligaba a los campesinos a dormir toda una noche en la calle –en la colonia Huexotitla– para que sus trámites fueran aceptados en el RAN, si es que no accedían a pagar los sobornos.
La trampa es que solamente se daban 20 fichas por día y entonces, cientos de campesinos que eran originarios de todas partes del estado, luego de dormir a la intemperie, cuando llegaban a la ventanilla del registro, les decían que se habían agotado los espacios de atención.
Eso obligaba a que los labriegos tuvieran solo dos alternativas: pagar la extorsión o abandonar la intención de regularizar sus parcelas.
Más allá de cuál haya sido el motivo, hay que aplaudir el cambio de cargo de Nora Estela Esquitín de la Madrid en el Gobierno estatal.
Carta de Rómulo Arredondo
Aurelio Fernández Fuentes
Director de La Jornada de Oriente
Fermín Alejandro García
Columnista
Presente
Reciban un cordial saludo, con el respeto de siempre.
Me permito dirigirme a ustedes con el propósito de hacer algunas precisiones respecto a la columna publicada el pasado 29 de julio por el periodista Fermín Alejandro García, en la que se hace alusión a mi persona.
A invitación del entonces candidato a la gubernatura de Puebla, Alejandro Armenta Mier, me integré a su proyecto político en 2023, con tareas muy específicas.
Concluida la jornada electoral, y por indicaciones del gobernador electo, me desempeñé como secretario técnico en la Comisión de Infraestructura, Movilidad y Medio Ambiente, coordinada por Rebeca Bañuelos Guadarrama.
En efecto, una de mis encomiendas fue sostener reuniones con transportistas de distintas regiones del estado, tanto en el periodo previo como posterior a la campaña. De cada encuentro, temas tratados y propuestas recabadas, di puntual cuenta al equipo de trabajo y, desde luego, al hoy gobernador.
Rechazo categóricamente que en alguna de dichas reuniones –convocadas por un servidor– se haya solicitado “ayuda económica para el proceso de transición del nuevo gobierno”, como se afirma en la columna mencionada.
Los puntos abordados con los representantes del sector transporte fueron estrictamente técnicos, con el objetivo de construir propuestas para la modernización del rubro, una de las prioridades marcadas por la nueva administración.
Sí existen fotografías, porque las reuniones fueron públicas; algunas de ellas incluso se realizaron con la presencia del entonces candidato, como parte natural de la campaña.
Es absolutamente falso que existan grabaciones –como se sugiere– en las que yo haya solicitado “cooperaciones” para el proceso de transición. Se trata de un señalamiento sin sustento ni veracidad.
También desconozco si, como se señala, “alguien dio luz verde” para que yo fuera considerado titular de la Secretaría de Movilidad y Transporte. Nunca se me comunicó en esos términos y, en consecuencia, mi conducta y desempeño no respondieron a ninguna expectativa de ese tipo.
Colaborar en el proyecto encabezado por el hoy gobernador Alejandro Armenta Mier fue, para mí, un honor. Lo conozco y estimo desde hace muchos años; nuestra relación está fundada en el respeto mutuo y una amistad sincera.
En apego a mi derecho de réplica, solicito atentamente la publicación íntegra de esta carta en el mismo espacio editorial.
Agradezco de antemano su atención y quedo a sus órdenes.
Atentamente
Rómulo S. Arredondo Gutiérrez
Respuesta
El señor Rómulo Arredondo tiene una mala lectura de la columna y se muestra evasivo del principal cuestionamiento que ahí se expuso.
En el texto de Cuitlatlán nunca se dice que él haya pedido dinero a los transportistas.
Se indica que alguien –no se dice quién– lo hizo de manera discreta en el desarrollo de los encuentros con los permisionarios.
Y queda claro que los sobornos no se exigen para que todo mundo se entere. Los que lo hacen actúan con la debida discreción.
Lo que principalmente se cuestionó en la columna es que haya aparecido en esas reuniones Abraham Sánchez, un personaje que ha sido artífice de los abusos en el transporte público por más de dos décadas. Y de eso no dice una sola palabra. Qué curioso, ¿o no?