La política de los “abrazos no balazos” que instauró en México Andrés Manuel López Obrador fue absurda, incluso desde el sentido común, y ha demostrado su absoluto fracaso.
En contraste, están los tiros de precisión en el combate al crimen que recientemente se han conseguido en el país y en Puebla con labores de inteligencia como principal herramienta.
Con Omar García Harfuch a la cabeza de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno federal, se han conseguido capturas relevantes, en coordinación con autoridades estatales y municipales y el apoyo de fuerzas militares.
A esos que llaman “objetivos prioritarios” se les ha apresado, con el consecuente desmantelamiento o debilitamiento de importantes organizaciones delincuenciales.
Dos decenas de aprehensiones dan cuenta de que las labores de inteligencia, que antes se desdeñaron, son vitales para combatir con eficiencia a los criminales.
Los “abrazos no balazos” fue la política más fallida del lopezobradorismo, que pretendió con “buena fe” y sin realizar acciones de fuerza y menos labores de inteligencia, que la delincuencia solita decidiera replegarse.
Por supuesto eso no ocurrió ni es posible que ocurra jamás.
Imposible que la “buena conciencia” de los delincuentes, a quienes había que tratar con “cariño”, cambiaran las cosas en un país bañado en sangre.
¿Se acuerda que López Obrador hasta pretendió pedirle a las mamás que regañaran a sus hijos delincuentes?
¡Hilarante!
A la par de las labores de inteligencia que se realizan ahora en México y Puebla, hay una cuidadosa coordinación entre la Secretaría de la Defensa, la Secretaría de Marina (Semar), la Guardia Nacional, las fuerzas estatales y la Fiscalía General del Estado (FGE), en cada logro.
En el hecho más reciente, fueron apresados cuatro expolicías, quienes estaban vinculados con el crimen organizado.
De acuerdo con el reporte del 1 de agosto, los agentes se encargaban de dar información y protección a grupos criminales, además de obstaculizar investigaciones relacionadas con homicidio y distribución de droga. Se sabe que incluso podrían estar detrás del asesinato de algunos de sus compañeros uniformados.
Eso se suma a la destitución de 100 policías municipales, por corrupción, en un periodo de cuatro meses, en donde el mando también es militar: coronel Félix Pallares Miranda.
En uno de los golpes más fuertes a la delincuencia, el 30 de julio en una colaboración entre las fiscalías de Puebla y de Tabasco, con las fuerzas federales y estatales, fue aprehendido Ángel Javier N., alias “El Caiser” o “El Angelito”, de 28 años de edad.
Está identificado como objetivo prioritario y está ligado al grupo delictivo “La Barredora”.
Tiene la terrorífica suma de ser responsable, presuntamente, de al menos 10 homicidios.
Como parte de la limpia institucional en Puebla, fue detenido el comandante de la Fiscalía estatal Alejandro N., por una presunta intimidación con arma de fuego, pero quien llevaba ya una larga cadena de presuntos ilícitos, que había acumulado, a la par de un poder indebido en la FGE.
En más del recuento, el pasado 27 de julio fue descubierto en la zona del Oasis de Valsequillo una bodega de autos robados; más de 50 unidades robadas: 28 compactos y camionetas, 22 motocicletas, dos remolques y una lancha.
Nuevamente, las labores de inteligencia permitieron ese hallazgo.
En un golpe contundente, el 17 de julio se reportó la captura de integrantes de “La Barredora”, quienes están implicados en un ataque con explosivos en el municipio conurbado de Coronango, y que dejó en el sitio un vehículo abandonado con restos humanos, el 30 de junio.
También el 17 de julio se dio a conocer la aprehensión de cuatro personas, entre ellas a Yosafath N., principal operador de una célula delictiva dedicada a la extorsión mediante la modalidad de secuestro virtual.
Hasta una cabina habían instalado para este fin estos delincuentes.
La coordinación entre fuerzas federales, estatales y las fiscalías General de la República (FGR) y la estatal (FGE) permitieron la captura.
El 18 de julio, una acción institucional coordinada similar permitió el retiro de 21 cámaras de videovigilancia instaladas por la delincuencia en San Martín Texmelucan.
¿Verdad que esto no hubiera pasado con los abrazos lopezobradoristas?
Y todo gracias a la inteligencia.
Inteligencia policial que ahora se verá extendida a la inteligencia financiera, pues la UIF ha cambiado afortunadamente de manos: de un brazo político de López Obrador, el impresentable Pablo Gómez, a un operador de Omar García Harfuch: Omar Reyes Colmenares.
Lo que tiene, sí, mucho fondo político, pero que sobre todo se verá reflejado en el combate al crimen organizado.
Porque si realmente se le quiere pegar a la delincuencia, es indispensable seguir la pista del dinero, dinero sucio que generan delitos como el tráfico de drogas, el secuestro, la extorsión, la trata de personas, el tráfico de armas y el huachicoleo.
En otras palabras: a García Harfuch le han dado los dientes que necesitaba, y esa es una buena noticia. Para México en lo general y para Puebla en lo particular.
¡Es la inteligencia, estúpidos!