Todos, en el círculo rojo, por supuesto, recordamos cómo en marzo del 2024, Grace Palomares fue fuertemente criticada por abandonar intempestivamente Movimiento Ciudadano –partido por el que quería ser candidata a gobernadora– para irse a Morena como candidata a diputada local.
Que porque antes había estado ya en cinco partidos, Morena era el sexto en solo siete años de carrera política; que porque dejaban fuera a los fundadores del partido; que porque había criticado a AMLO y ahora lo adoraba.
En fin… se convirtió en la candidata a la diputación local por el Distrito 16 y ganó, como todos los demás.
Hoy ha decidido presentar su renuncia definitiva ante el Congreso local a punto de cumplir un año en el cargo y luego de haber contraído matrimonio.
Regreso a este tema por la faramalla que se está construyendo alrededor de su salida del Legislativo, que se ganó la elección, que si está en la cúspide de su carrera, que si presentará una iniciativa para despedirse.
Bueno, hasta se habló de la posibilidad de hacer una Sesión Extraordinaria exprofeso para despedirla y de un cúmulo de legisladores que le desearían buena fortuna desde Tribuna. Me parece que esto no sucederá.
Vamos por partes.
Primer argumento/falacia… “Se va en la cúspide de su carrera”, ¿es así?
Anticipo que brillar en un Poder Legislativo no es fácil, creo que hay dos cosas superimportantes para lograrlo. Primero, capacidad de debate y uso de la retórica, y la presentación de iniciativas que realmente tengan un impacto social o político.
En el caso de la legisladora por Morena, según la página de Transparencia del Congreso, solo ha logrado que le aprueben una iniciativa. Y eso está en discusión, porque hablamos de la polémica Ley Chaleco, que, si bien ella presentó, después fue presentada por la presidenta del Poder Legislativo, Laura Artemisa García, cuya propuesta fue la que se usó como base para discutir en las mesas de negociación.
Digamos que por “cortesía legislativa” se la anotaron a la diputada Palomares por este principio de concentración, pero que no fue, digamos, la suya la que salió al final.
Luego tiene otras 21 que están en trámite y que, entiendo, así seguirán.
¿Es poco o mucho?
A ver, lleva casi un año de legisladora, yo creo que ella y cualquier diputado debería aspirar a por lo menos aprobar una iniciativa en cada periodo ordinario, llevamos tres.
Prosigo, en términos del partido, de Morena, su llegada no fue bien vista. Hay muchos morenistas que antes estuvieron en otro partido, pero pocos que pasaron por cinco, como es su caso.
La elección del 2027 no será sencilla, Morena ha dicho que elegirá a sus candidatos por encuesta y para estar en las pluris hay que pertenecer a un grupo poderoso. Ya no.
Tampoco hay que, para justificar una decisión, aludir a la idea de “amor romántico” que tanto daño ha hecho a generaciones de mujeres, ni a el “deber” de una “esposa”, un tema que ha estado en discusión en los últimos días gracias a las posturas machistas de El Chicharito.
¿Por qué?
No vamos tan lejos, dentro de esta Legislatura hay muchas diputadas que son mamás, otras como la legisladora Lupita Vargas que tuvo a su bebé poco antes de asumir el cargo y justo cuando entregaba la presidencia municipal.
Muchas que están casadas o que son madres solteras.
Está bien o está mal dejar la curul porque: “el amor, al igual que un hogar, no crece si no se habita. Y ocupar un lugar no es lo mismo que habitarlo”, como ella misma dijo.
Pues está como quieras que esté. Quieres irte y dedicarte a tu casa, está bien, si realmente es tu decisión. Quieres trabajar, también está bien.
No hay un “deber ser”. Solo que tratándose de estereotipos de amor y “cuidado del hogar”, me parece que debemos ser responsables.
Para finalizar, diré que es políticamente incorrecto que cualquier legislador abandone el cargo para el que fue electo. Porque si otro de los argumentos es que ganó la elección, la que arrasó Morena como una gran ola en todo el país, bueno, pues tenemos una deuda ciudadana.
Te eligieron, votaron por ti, cumple.
¿Ustedes qué opinan?