En el estado de Puebla, muy cerca del municipio de El Seco, se encuentra un lugar sorprendente: el cráter de Aljojuca. Esta formación natural, también conocida como maar –es decir, un cráter volcánico lleno de agua–, se originó hace miles de años a causa de una fuerte explosión volcánica provocada por el contacto del magma con agua subterránea. El resultado fue un gran cráter de forma circular, con un diámetro de aproximadamente un kilómetro y paredes que alcanzan hasta 400 metros de profundidad. Con el paso del tiempo, el agua de lluvia y los mantos freáticos lo llenaron, formando una laguna de aspecto misterioso.
La biodiversidad que rodea este cráter es igualmente asombrosa. En sus alrededores crecen pastizales, matorrales y algunos árboles resistentes al clima semiseco de la región. Aunque el entorno parece árido, varias especies han encontrado aquí un refugio. Entre las aves más comunes se pueden observar patos silvestres, garzas y otras aves migratorias que llegan en ciertas temporadas. También habitan reptiles pequeños como lagartijas y algunas serpientes no venenosas, que aprovechan la tranquilidad del lugar.
En la laguna que ocupa el centro del cráter vive una variedad de peces de agua dulce, los cuales han sido introducidos por las comunidades locales con fines de pesca. Además, en temporadas de frío, el color del agua cambia a un tono verde esmeralda debido a un fenómeno natural conocido como azuframiento, lo que modifica ligeramente las condiciones del ecosistema acuático.
Este rincón de Puebla combina geología, biodiversidad y leyenda en un solo paisaje. Su formación volcánica le da un carácter único, mientras que su entorno natural ofrece un respiro para quienes disfrutan de los espacios tranquilos y poco explorados. Aljojuca es, sin duda, un sitio que merece ser cuidado y conocido.
¿Qué se puede hacer en el cráter de Aljojuca?
El cráter de Aljojuca, también llamado maar de Aljojuca, es un destino ideal para el ecoturismo y la aventura al aire libre, ubicado a solo una hora y media de Puebla capital. Sus múltiples beneficios naturales lo convirtieron en un punto para actividades variadas.
Existen varios senderos que rodean y descienden dentro del cráter. El camino principal, desde la parte alta hacia la laguna, lleva aproximadamente una hora a pie. También hay rutas más escarpadas, especialmente en la parte sur, donde acantilados verticales flanquean estrechos pasos, perfectos para quienes buscan paisajes imponentes y una conexión intensa con la naturaleza.
Las veredas de tierra y caminos irregulares son ideales para bicicletas de montaña (MTB) o todo terreno (VTT). Pedaleas entre cactus, matorrales y rocas, con vistas panorámicas al cráter y, en días despejados, al majestuoso Pico de Orizaba en el horizonte.
En la orilla norte hay un pequeño bosque donde es posible acampar casi todo el año. Instalar tienda junto al agua brinda la posibilidad de escuchar el silencio, contemplar las estrellas y disfrutar un amanecer sobre la laguna, totalmente aislado del caos urbano.
Es posible nadar, aunque con mucha precaución. Las aguas son profundas, de alrededor de 400 metros, por lo que se recomienda usar chaleco salvavidas. No obstante, se realizan incluso concursos de natación organizados por la comunidad.
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La laguna que cambia de color
Durante el invierno, el fenómeno del “azuframiento” cambia el color del agua a verde esmeralda y provoca que los peces suban a la superficie, momento ideal para pescar. Se puede rentar lanchas para hacer pesca deportiva en un ambiente tranquilo y mágico.
Más allá de la naturaleza, puedes ir al pueblo de Aljojuca para visitar joyas coloniales como la iglesia del Calvario, la Parroquia del siglo XVI y la Ex Hacienda de Caxcantla, con su ambiente cargado de historia y misterio. Las leyendas locales sobre sirenas, brujas y fenómenos nocturnos, narradas por guías o lugareños, aportan un componente cultural e imaginativo a la experiencia.
En el cráter de Aljojuca se vive una experiencia completa, entre naturaleza, historia y tradición.
Leyendas del cráter de Aljojuca
El cráter de Aljojuca no solo es famoso por su paisaje natural, también es un sitio envuelto en misterio. Desde hace generaciones, las leyendas han dado vida a este lugar y lo han convertido en uno de los más enigmáticos de la región. La historia más conocida es la de la sirena encantada.
Cuentan que una niña pastora buscaba agua en un charco cuando, de repente, la tierra se abrió y la tragó. Desde entonces, su espíritu habita en la laguna. Se dice que, en ciertas noches, aparece en la superficie cantando con una voz dulce que atrae a los hombres, sobre todo a los forasteros, quienes si se acercan demasiado, podrían no volver.
Otra leyenda habla de mujeres misteriosas que bailan alrededor del cráter en las noches de luna llena. Los habitantes creen que son brujas que protegen el lugar. Aseguran que se pueden ver luces flotando sobre el agua, como si fueran fuegos fatuos, y que si alguien intenta seguirlas, se pierde entre la neblina y no encuentra el camino de regreso.
También existen relatos sobre extraños sonidos que emergen del fondo de la laguna. Algunos dicen haber escuchado lamentos o risas lejanas cuando el lugar está solo. Otros afirman sentir una presencia que los observa entre los árboles o entre las piedras de la orilla, sobre todo al caer la tarde.
Este es un contenido de la revista de turismo México Ruta Mágica
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