El principal ausente en los actuales conflictos sociales del agua es, sin duda alguna, Gustavo Gaytán Alcaraz, el director general del Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de Puebla (SOAPAP), quien fiel a su estilo, actúa siempre en la opacidad y la impunidad.
Él tendría que ser quien explique y asuma la responsabilidad por todos los intentos de extraer el líquido en comunidades de la Zona Metropolitana de Puebla y de las zonas cercanas al volcán Popocatépetl, lo que ha provocado un fuerte rechazo de la población de esos lugares a que el agua se extraiga para alimentar la demanda del elemento hídrico en las zonas industriales de la capital.
Gustavo Gaytán es el principal reducto de lo que fue el morenovallismo, ya que este personaje inició su intervención en el área jurídica del SOAPAP al arrancar el sexenio del gobernador panista Rafael Moreno Valle Rosas y en 2014, año en que se privatizó el agua, asumió la dirección general del organismo en sustitución de Manuel Urquiza.
De manera inexplicable y oprobiosa, desde 2018 y hasta la fecha, Gaytán Alcaraz ha navegado con privilegios e impunidad en los gobiernos de la 4T, pese a que representa la parte más deleznable del morenovallismo, que fue: convertir el agua en una mercancía y solapar la innumerable cantidad de abusos que comete la empresa Concesiones Integrales, que es la encargada del deplorable servicio de agua potable en la capital.
Hace unos días el periodista Martín Hernández Alcántara quiso solicitar, a nombre de La Jornada de Oriente, una entrevista con Gustavo Gaytán, para que diera su versión de los conflictos sociales del agua que se han desatado en San Buenaventura Nealtican, San Miguel Xoxtla, en Santa María Acuexcomac, en Sanctórum, entre otras comunidades. Eso no fue posible.
Resulta que en el SOAPAP ya no siquiera hay un departamento de Comunicación Social, como reflejo de que los directivos de ese organismo no informan de nada, no le interesa la opinión pública y se manejan como si fueran parte de una empresa privada, haciendo a un lado su función pública de vigilar y garantizar el correcto funcionamiento de la concesión de los servicios de agua potable, drenaje y saneamiento de los líquidos residuales.
A nadie debe sorprender que no haya un departamento de prensa en el SOAPAP, pues si Gaytán en varias ocasiones ha ignorado al Congreso local, a los diferentes gobiernos municipales de la capital e, incluso, a instancias del Poder Ejecutivo.
Es un misterio saber por qué los gobiernos de Morena le han dado tanta impunidad y poder a este personaje.
Su función no es mínima, ya que el SOAPAP le corresponde la extracción de agua y entregársela a la empresa Concesiones Integrales, para que dicha compañía se encargue de la distribución, comercialización y saneamiento del líquido, además de dar mantenimiento y ampliación de la red hidráulica.
Esa actitud de solapamiento del SOAPAP a Concesiones Integrales es causante de una larga lista de agravios, entre los que destacan:
El fraude a los miles de usuarios de Concesiones Integrales que se les cobra el saneamiento de aguas residuales y resulta que no funcionan la mayor parte de las plantas tratadoras.
También son responsables de la contaminación de los ríos, destacando el Atoyac, que parece estar condenado a morir por la polución que sufre.
Que se tenga un servicio de agua potable excesivamente caro, ineficiente y mal administrado.
La opacidad que permite, hasta la fecha, no conocer públicamente las condiciones de la concesión del agua potable.
Y que se ignore si Concesiones Integrales ha cumplido con sus obligaciones de inversión y estándares de calidad que se marca en el proceso de privatización del agua.
No es poca cosa.