Pese a los intensos esfuerzos del oficialismo para llamar a la gente a participar en la elección de este domingo para renovar por primera vez, a través del “voto”, al Poder Judicial de nuestro país, la realidad es que este proceso a muy pocos les interesa.
Más allá de que si se trata de una farsa política y que de antemano se sabe que ya están elegidos los “palomeados” por el propio sistema, lo cierto es que este tipo de ejercicios realmente no logran llamar la atención de los ciudadanos.
Este proceso obedece más al interés real de la gente de Morena por mantener “aceitada” su maquinaria electoral y medir sus fuerzas rumbo al 2027, así como a legitimar lo que ya de por sí está designado, que a un auténtico proceso de elección popular y participación democrática.
Los números son fríos, este “espectáculo” de ir a votación por cualquier cosa, para justificar cosas que ya de antemano están designadas, arrancó con el antecesor de la presidenta Sheinbaum, el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.
López movilizó primero a sus huestes el 1 de agosto del 2021, bajo el pretexto de consultar al “pueblo bueno y sabio”, para saber si querían que fueran enjuiciados o no los expresidentes.
En este proceso participó solo el 7% de los ciudadanos empadronados en ese entonces, la consulta era una farsa, pues el entonces mandatario sabía que era improcedente el juzgar a los ex, además de que de antemano el propio tabasqueño no los iba a meter a la cárcel y menos a su amado amigo, Enrique Peña Nieto.
La farsa no alcanzó a ser vinculatoria por la baja participación registrada, pero le sirvió a López y a Morena para articular a su estructura electoral.
Meses después, el 10 de abril de 2022, López otra vez volvió a movilizar a su base, ahora con un poco de mayor éxito, al elevar la participación en el proceso de revocación de mandato al 17%, 10% más que su anterior ejercicio, equivalente a más o menos 16.5 millones de votantes.
Aún así y con el relativo “éxito” obtenido en el segundo ejercicio, este tampoco fue vinculatorio, pues para que una consulta tenga validez en México, se necesita que participe el 40% del listado nominal, algo que difícilmente se podía alcanzar, pero eso es lo de menos para el partido hegemónico y el hombre o mujer en el poder, lo único que les interesa es la operación política y ajustar la maquinaria electoral mediante estos procesos.
Y eso mismo va a pasar con la supuesta elección del poder judicial, un “show” para legitimar algo que de antemano ya está dicho y el cual, si tienen suerte y les alcanza el aparato de los gobernadores, a duras penas alcanzará una participación, y me veo cuate, de entre un 15 y quizá un 20 por ciento.
No hay forma de obtener más, a la gente común y corriente, al ciudadano de la calle no le interesa. Punto.}
Las dos listas
Cada día es más evidente la división que se comienza a dar entre el oficialismo, la formación de dos bloques, el “lopezobradorista” y el “claudista”, cada día se hace más notorio.
Circulan ya dos listas, la de la presidenta y sus aliados, la cual se distribuyó entre los gobernadores de Morena, quienes serán los encargados del acarreo y la de Monreal y Adán Augusto, quienes también buscan colocar sus piezas, faltaba más.
¿Los gobernadores tomarán la decisión salomónica de apoyar a uno y a uno o de plano irán con todo a favor de la presidenta y su lista? Conste que es pregunta.
Una precisión sobre la elección en la BUAP
Ayer este columnista señaló que el ganador de la contienda en la escuela de Artes Plásticas (ARPA) de la BUAP, Alejandro Ruiz, no pertenecía al grupo de la doctora Cedillo, lo cual es un error.
Alejandro fue la carta de este grupo hace tres años y hoy lo volvió a ser, pero además obtuvo su triunfo de una manera totalmente contundente, siendo el único en obtener el voto de sus tres sectores, el estudiantil, el de los trabajadores y el académico. Enhorabuena.