Todo hace suponer que existe “un pacto de impunidad” para evitar que la exalcaldesa de Izúcar de Matamoros Irene Olea Torres pueda ser alcanzada por el proceso penal que se abrió por la tortura –ocurrida la noche del 10 de marzo de 2023– de las periodistas Michelle y Natalie Hoyos López. Solo eso explica que existiendo una carpeta de investigación sobresalientemente bien elaborada por la Fiscalía General de la República y que fue asesinada a tiros una testigo clave del caso, llamada Socorro Barrera, el juicio cada vez que se puede lo frenan, lo retardan, en el Poder Judicial, que se niega a detener a los policías matamorenses implicados en este grave delito.
Los agraviados tienen la fuerte sospecha de que en la pasada administración del Poder Ejecutivo de Puebla se tejió una red de complicidades para evitar, a toda costa, que Irene Olea sea procesada por la detección ilegal y las agresiones sexual que se cometieron contra las comunicadoras en los separos de la Policía de Izúcar de Matamoros. Y quien habría sido el artífice de ese “pacto de impunidad” es Julio Miguel Huerta Gómez, el exsecretario de Gobernación y actual diputado local de Morena.
Las posibilidades de que eso pueda ser cierto suenan convincentes debido a que el nombre de Julio Huerta ha aparecido en otras denuncias de alcaldes a los que se les solapó abusos y delitos desde la Secretaría de Gobernación.
Un caso emblemático habría sido el de Emiliano Vázquez Bonilla, quien en el pasado trienio fue alcalde de Zapotitlán de Méndez.
Un personaje que siendo edil sembraba el terror entre la población por su pasado como ex agente policiaco y porque cada vez que estaba ebrio actuaba con excesiva violencia contra quien se le pusiera enfrente.
En una ocasión, el entonces edil habría llegado hasta la principal escuela primaria del municipio y en un aparente ataque de rabia, empezó a disparar contra el plantel educativo, en donde alumnos de todos los grados y sus maestros tuvieron que tirarse al suelo de las aulas para no ser alcanzados por alguna de las balas del fusil de asalto que utilizaba Vázquez Bonilla.
De nada sirvieron las denuncias, las marchas, las cartas que elaboraron los vecinos, los maestros y los padres de familia de la escuela en donde ocurrió el ataque. La Segob puso “oídos sordos” frente a lo que pasó en Zapotitlán de Méndez.
Luego de los hechos se dice que aparecieron fotografiados, con sendas sonrisas, Julio Huerta y Emiliano Vázquez Bonilla, como parte de los pactos políticos que acostumbraba a promover el primero de ellos desde el Poder Ejecutivo.
La impunidad que hubo por la agresión al colegio de educación básica envalentonó a Emiliano Vázquez, sobre todo porque dejó el PRI y se pasó a la 4T. Creyó que era invulnerable y un día antes de los comicios locales de junio de 2024, habría participado en el homicidio de Ramón Malagón, un chofer que laboraba en la campaña electoral del Partido del Trabajo.
Luego de huir un mes, el exalcalde fue detenido y actualmente está encarcelado por dicho asesinato.
Otro caso en donde al parecer estaba presente “la sombra protectora” de Julio Huerta fue con los hermanos Uruviel, Giovanni y Ramiro González Vieyra, quienes eran alcaldes de Ciudad Serdán, Tlachichuca y San Nicolás Buenos Aires, respectivamente, y hace unas semanas los dos primeros fueron detenidos, mientras que el tercero huyó, al ser acusados de ser parte del crimen organizado y presuntamente estar involucrados en los asesinatos de dos agentes de la Guardia Nacional.
Los hermanos González Vieyra, aunque llagaron al poder –en 2024– por el partido Movimiento Ciudadano, se dice que actuaban como si fueran ediles de la 4T.
Incluso se supo que habrían financiado algunas actividades de los comités municipales de Morena del Valle de Ciudad Serdán.
Esa relación de complicidad entre el clan de los González Vieyra –que incluye al padre de esa familia, el señor Ramiro Margarito– y la 4T, se dice que es una alianza que habría promovido Julio Huerta.
Y, efectivamente, no hubo el más mínimo intento de la 4T de frenar, en el proceso electoral del año pasado, el atípico fenómeno de que tres hermanos se postularan al mismo tiempo como candidatos a ediles en los municipios vecinos del Valle de Ciudad Serdán y que nadie observara que tenían pendientes en los procesos de fiscalización de recursos públicos, luego de que en los últimos años esta familia ha controlado el Ayuntamiento de Tlachichuca.
Julio Huerta niega esa relación. Es entendible, ahora todos les dan la espalda a los hermanos González Vieyra y resulta que nadie se benefició del cacicazgo que ejercían desde hace dos décadas.
Como las anteriores denuncias hay muchas más, en las que se menciona a Julio Huerta, quien utilizando el cargo de secretario de Gobernación se dedicó a crear una red de alianzas con los alcaldes de todos los partidos para que lo apoyaran en la búsqueda de la candidatura de Morena al Gobierno de Puebla.
Al final, todo fue un fracaso en torno a Julio Huerta: muchos alcaldes acabaron mal por sus abusos y el flamante secretario de Gobernación nunca creció en los índices de popularidad, por su falta de carisma, de discurso político y de empatía con las bases de la 4T. En la actualidad no gana ni la elección de vecinos de la cuadra en que vive.