La semana pasada trascendió una reunión que la rectora de la máxima casa de estudios, Lilia Cedillo, habría sostenido con su grupo más cercano de colaboradores, para darles a conocer su intención de ir por un segundo periodo al frente de la máxima casa de estudios en el estado.
Sin duda, la rectora tiene todos los merecimientos, luego de haber superado la crisis que comenzó el pasado 24 de febrero de este año, fecha en que estalló el paro de los estudiantes de Medicina de la BUAP y que se extendió a otras escuelas y facultades, el cual duró un total de 34 días.
El sabio exgobernador Melquiades Morales Flores, dentro de las múltiples frases que acuñó, siempre señalaba que antes del 2, primero es el uno. Todo esto viene a colación, porque antes de hablar de reelección dentro de la máxima casa de estudios, los esfuerzos del equipo de la rectora deberán de abocarse primero a ganar la elección de consejeros universitarios, programada para el 26 de este mes.
De hecho, esta semana que recién inicia es clave para la renovación del máximo órgano universitario, ya que a partir del martes inicia el proceso de registro para todos aquellos aspirantes a integrar el consejo aniversario.
En total, se elegirán 179 consejeros, entre propietarios y suplentes, que representan a alumnos, docentes y trabajadores administrativos de las 44 unidades académicas de esta institución.
Este proceso es clave para lo que más adelante ha de venir, específicamente en el mes de septiembre, que es la elección del nuevo rector o rectora de la máxima casa de estudios.
Cedillo Ramírez y sus operadores deberán demostrar en este mes que siguen siendo capaces de mantener el control del Consejo Universitario, como parece que es; sin embargo, quedan algunas dudas, sobre todo porque la semana pasada trascendió que habría un nuevo paro de labores de estudiantes de la escuela de Medicina, quienes consideran que no se ha cumplido con la totalidad de los acuerdos establecidos.
En algunas escuelas y facultades aún se vive un clima de tensión, luego de que se logró controlar el paro de labores, cosa que no fue fácil y que requirió de una muy minuciosa y estratégica “operación quirúrgica”, que hoy hace ver que todo fue fácil, aunque no fue así.
La elección de este nuevo Consejo Universitario es el paso uno del que hablaba Melquiades Morales, para “no echar las campanas al vuelo”. Este proceso interno va a permitir medir de manera correcta cómo se encuentra el ánimo entre los universitarios. Será, con todas sus letras, un verdadero “termómetro” para saber quién es quién dentro de la máxima casa de estudios.
¿La rectora tiene todo para obtener la reelección? La respuesta parece ser sí; sin embargo, en este mes ya lo sabremos con toda precisión y todo depende de los resultados que se obtengan en la renovación del Consejo, clave en la definición de la vida universitaria y del actual proyecto que encabeza Cedillo Ramírez.
Oposición real no parece tener la rectora, sin embargo, y perdón por ser tan reiterativo, muchas cosas dependen de cómo se hayan cerrado las “cicatrices” del paro ocurrido el pasado 24 de febrero.
Las ovejas negras de la 4T
Hace no mucho, las autoridades hacían un llamado a los partidos de oposición para evitar la postulación de personajes ligados al crimen organizado.
Sin embargo, mi abuela, una mujer sabia, siempre decía que nunca hay que escupir al cielo, porque te puede caer en la cara y esto ahora la pasa a Morena, luego de que el fin de semana pasado la Fiscalía General del Estado llevó a cabo un operativo en el municipio de Cuautempan, luego del cual se incautaron armas y narcóticos.
No obstante, no se pudo detener el verdadero objetivo, que era el presidente municipal de este lugar, de nombre Gerardo Cortés Caballero, de extracción morenista, quien se dio a la fuga.
El gobernador Alejandro Armenta ha dejado en claro que no habrá impunidad para nadie; sin embargo, queda claro que esta es una mancha para este partido político, al ligarse y postular a personajes con estos antecedentes.
Cortés Caballero no es el único alcalde morenista con antecedentes dudosos y ellos mismos lo saben; basta con darse una vuelta por la Mixteca poblana para ver y saber por qué escribo esto.
Gerardo Cortés era un alcalde que gustaba de la fiesta, el baile y los corridos tumbados. El quintacolumnista Mario Alberto Mejía lo definió de una manera perfecta: era un Pedro Infante moderno.