Reza la frase popular, convertida casi en chiste local, que suelen proclamar a escondidas los integrantes de izquierda más dogmática y rancia: “Abajo los burgueses, hasta que nosotros seamos burgueses”.
Y efectivamente ocurre en la realidad.
En muchos de los políticos de Morena ha surgido con voracidad el pequeño priista interno, ahora que gozan de un poder desmedido y de la riqueza -mal habida o no- que viene con éste.
¿Están dispuestos realmente a ser austeros y republicanos?
Tampoco yo lo creo.
La reflexión viene a cuenta por el llamado que hizo Claudia Sheinbaum Pardo a su partido, junto con una severa advertencia.
La presidenta -y, se entiende, jefa máxima de la 4T, a menos que AMLO diga lo contrario- envió una misiva a la dirigencia del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que se leyó en la sesión de Consejo Nacional, el fin de semana, cuando precisamente se emitieron nuevas reglas de comportamiento personal, ético y político para sus integrantes.
El mensaje fue contundente y con claros destinatarios: advirtió que Morena no debe repetir los errores del pasado ni transformarse en una versión moderna del PRI.
En la célebre carta, Sheinbaum demandó que se detenga cualquier adelanto en las competencias internas por cargos de representación popular.
Pidió cuidar el movimiento, evitar el influyentismo y garantizar la austeridad.
Aseguró que Morena debe ser un partido distinto, con principios firmes y sin vínculos con el crimen organizado, ni con los “delincuentes de cuello blanco”.
Sobre esta carta, la presidenta fue interrogada en la Mañanera del Pueblo del 5 de mayo.
En referencia al Partido Revolucionario Institucional (PRI) que gobernó por más de 70 años el país, Claudia Sheinbaum dijo que en su partido se debe evitar “caer en esa historia del país que no fue buena”.
Es decir, la instrucción es clara: no seamos la versión moderna del PRI.
Hay muchos rubros que se pueden comentar, pero el de la austeridad es uno de los más sobresalientes y que, muy claramente, incumplen muchos morenistas y personajes ligados a la 4T en Puebla.
Austeridad, nada de vehículos de lujo, cero fiestas ostentosas, evitar la ropa de marca y viajes en primera clase, son algunas de las reglas que, a partir de la carta de la presidenta, emitió el Consejo Nacional de Morena.
En Puebla ha habido ejemplos de todo lo contrario a los lineamientos de austeridad.
¿Vehículos de lujo? Basta darse una vuelta al Congreso del Estado o a los actos políticos del oficialismo -tanto a nivel municipal como estatal- para ver una colección completa.
¿Ropita de marca y muy cara? ¿Pues qué no hemos visto bastante en TikTok?
¿Viajes en primera clase? Sobran ejemplos y pruebas en redes sociales.
¿Ostentación y frivolidad? Pareciera concurso.
¿De verdad Morena en Puebla y en el país no se convertirá en la reedición del decadente PRI?
Por ejemplo, de verdad los políticos y las políticas de Morena y la 4T, ¿van a dejar de ir al restaurante El Desafuero?
¿Al Azur?
¿Al Segundo Aire?
¿Van a esconder sus relojes Rolex o Breguet; sus obras de arte -Picassos, Boteros, etcétera-, y sus alhajas de diamantes u oro de 24 kilates?
¿Van a suprimir sus viajes a Miami y Las Vegas, donde tienen sus depas?
¿Van a rematar sus camionetas Cadillac y Range Rover en el tianguis de La Ciénega?
¿Qué le van a hacer a sus Audis?
¿Y a sus trajes Brioni, a sus corbatas Versace, a sus zapatos Prada y a sus bolsas Birkin Hermés, Gucci y LV?
¿Pondrán a la venta sus residencias en fraccionamientos de lujo?
¿También sus casas de descanso en Atlixco, Acapulco y la Riviera Maya?
¿Y qué sucederá con los-sus guaruras?
¿Van a despedirlos?
¿Ya no van a usar sus yates ni sus helicópteros?
¡Qué nervios!
Más rápido cae un hablador que un cojo -con todo respeto, con todo cariño, a los cojos-.
Los y las vamos a ver.
Y muy pronto.