La sesión de cabildo del martes en Tehuacán tuvo dos aspectos peculiares: se exhibió el desastre de gobierno que está llevando a cabo el alcalde morenista Alejandro Barroso Chávez y al mismo tiempo, por primera vez, brotó con fuerza voces críticas dentro del cuerpo edilicio, de dos regidoras y la síndico municipal. Como un indicativo de que el ayuntamiento se está cocinando una crisis de falta de control y planeación de los recursos públicos, así como posibles actos de corrupción.
No es para menos: en dicha sesión se expuso que se creó la Guardia Ecológica y los primeros agentes los contrataron de manera verbal, sin el rigor legal que debe haber en un gobierno. Y por si fuera poco, ya les incumplieron el primer mes del pago de nómina a algunos agentes. De pena ajena lo que pasa en Tehuacán.
Pareciera que en Tehuacán se tiene una maldición que ha llevado al segundo municipio más importante del estado a vivir, o mejor dicho sufrir, una constante crisis de inestabilidad institucional por los pésimos alcaldes que han gobernado los últimos siete años: desde Felipe de Jesús Patjane Martínez, que estuvo más de 4 años en la cárcel por acusaciones de corrupción, hasta Andrés Antonio Caballero López y Pedro Tepole Hernández, quienes hicieron un caos con los servicios públicos.
Ahora Alejandro Barroso camina en la misma dirección que los tres ediles que le antecedieron: exhibe una absoluta falta de capacidad de planeación de la administración municipal y que ejerce con opacidad el gasto público.
Es entendible ese comportamiento porque Barroso no llegó al cargo por tener experiencia en los menesteres de un gobierno municipal o ser un político talentoso, sino arribó a esa posición simplemente porque su candidatura, en Morena, fue una “cuota” al grupo del senador Ignacio Mier Velasco, como consolación de que perdió la postulación de la 4T para competir por la gubernatura del estado.
El problema mayor es que Barroso Chávez no entiende que está haciendo mal las cosas. Era para que, a estas alturas, ya hubiera contratado a un grupo de asesores, con probada experiencia, para darle una buena conducción a su gestión. En lugar de buscar ayuda, cree que la alternativa es callar toda crítica en su contra.
Censura en el cabildo
Frente a este panorama y luego de que este martes, por primera vez se escucharon voces críticas en el cuerpo edilicio de Tehuacán, surge una pregunta básica: ¿Por qué antes nadie objetó nada en las sesiones de cabildo?
La respuesta es porque el alcalde Alejandro Barroso Chávez ha demostrado ser un alcalde intolerante a la más mínima crítica.
Por eso se está destacando por ser un mal alcalde, pero si es un buen censor. O por lo menos busca serlo.
En los seis meses anteriores se ha desplegado dos mecanismos para crear una atmosfera de hostigamiento y censura contra los regidores de Tehuacán.
Siempre que un miembro del cabildo pide información oficial del ayuntamiento, con muchas dificultades les proporcionan los datos solicitados. Pero cuando si les entregan los documentos requeridos, siempre van acompañados de leyendas que dicen, palabras más, palabras menos, algo así: el mal uso de este material tiene consecuencias jurídicas en su contra.
Y al mismo tiempo, de manera verbal, les advierten que tomar actitudes de escrutinio de la función pública puede tener consecuencia de perder la capacidad de gestión frente al ayuntamiento tehuacanense.
Otro mecanismo sutil, es que cuando algún regidor, sobre todo los de oposición, quieren exponer algún cuestionamiento contra el gobierno de Barroso, se echa a andar una campaña de calumnias, ataques, en algunos medios de comunicación locales.
Ejemplo: a finales de marzo pasado, la regidora Nancy Rico Cruz del partido Movimiento Ciudadano, calificó de opaco el gobierno de Barroso porque se le negó la información sobre los estados financieros del ayuntamiento, correspondientes a los meses se enero y febrero de este año, así como la entrega que en 2024 se hizo de 100 millones de pesos “en apoyos” al Organismo Operador del Servicio de Limpia.
Días después de que expresó su malestar, en algunos espacios de opinión pública acusaron a la regidora de no tener autoridad para hablar de esos temas, debido a que había sido parte de la gestión de Felipe Patjane, el primer alcalde de la 4T que no llegó a su segundo año de mandato por acusaciones de corrupción y abuso de autoridad.
Queda claro que esos ataques son parte de un hostigamiento para que los regidores no hagan su labor elemental que es vigilar el correcto y legal funcionamiento del ayuntamiento.
En la sesión del martes, las regidoras Nancy Rico y Elizabeth López Ramírez –del PVEM—, así como la síndico municipal Maribel Barragán Gómez, exigieron una investigación por todos los vicios que ya se observan en la recién creada Guardia Ecológica.
En lugar de que se aclare y se corrija lo que ha pasado con esa nueva corporación, trascendió que ya se ordenó que aparezcan notas negativas en la prensa local contra las tres mujeres que alzaron la voz.
No cabe duda de que Barroso gobierna como los cangrejos: hacia atrás.