En forma cada vez mas abierta y evidente, en Puebla se libra una guerra territorial entre grupos de la delincuencia organizada.
Otrora pacífico lugar de refugio y zona neutral para narcotraficantes y sus familias, el estado ha pasado a convertirse en zona de lucha por un mercado que no sólo tiene que ver con el trasiego y consumo de drogas.
También, para desgracia de la población, con otros delitos –tráfico de huachicol y huachigas, secuestro, extorsión y robo de autotransporte– que alimentan las jugosas finanzas de las organizaciones criminales, mismas que funcionan a la manera de franquicias: reparten o fragmentan un pedazo de territorio, ponen al frente a un encargado (una especie de “gerente”) y ese pedazo de territorio debe generar determinadas ganancias mensuales o quincenales; el incumplimiento en los acuerdos, genera ejecuciones, ajustes de cuentas y violencia, mucha violencia.
Los cadáveres emplayados encontrados en las últimas semanas en distintos puntos de Puebla -el más escandaloso: el hallazgo en la zona de Los Fuertes, a pasos del recinto ferial; el más reciente: la localización el pasado sábado de un cuerpo más bajo el puente de Xonacatepec-, son sólo la expresión más visible (y ruidosa) de las múltiples batallas entre las diferentes bandas que se disputan sangrientamente mercado y dinero.
Hace muchos, muchos años que el estado dejó de ser solamente lugar de trasiego de drogas, una época romántica y feliz en la que todo mundo hacía como que no pasaba nada, aunque pasaba todo y de todo.
Sin embargo, la evolución del crimen organizado, acompañado del deterioro de las instituciones, la colusión de éstas con las mafias y el rotundo fracaso de políticas tibias y absurdas -la de “abrazos, no balazos”, la más dañina-, ha configurado un panorama muy oscuro para Puebla en materia de inseguridad.
Su colindancia con estados como Veracruz, Oaxaca y Guerrero es una bomba permanentemente activada, lista para detonar a la primera oportunidad.
Según un reciente informe de AC Consultores titulado “Presencia del Crimen Organizado en México”, muy citado en espacios de prensa, las organizaciones con mayor presencia en Puebla son el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Los Zetas, La Familia Michoacana y grupos criminales conformados por personas provenientes de Colombia y Venezuela.
Estas organizaciones operan en al menos 13 municipios del estado, destacando la capital poblana, Tehuacán, Acatzingo, Los Reyes de Juárez, Tepeaca, Tecamachalco, Acajete, Quecholac y Palmar de Bravo.
Desde al menos cinco años a la fecha, el CJNG, liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, ha consolidado su presencia en Puebla, especialmente en la capital y en municipios clave como Tehuacán y Tecamachalco.
AC Consultores indica que este grupo ha extendido su influencia a localidades estratégicas como Acatzingo, Los Reyes de Juárez, Tepeaca, Tecamachalco, Acajete, Quecholac y Palmar de Bravo.
Por su parte, Los Zetas, una de las organizaciones criminales más violentas de México, también operan en varios de esos municipios.
Los Zetas tienen fuerte presencia en San Martín Texmelucan, San Pedro Cholula, Amozoc, Huejotzingo y San Salvador Huixcolotla, este último la puerta de entrada al denominado “Triángulo Rojo”, el mundialmente conocido epicentro del huachicol en la región.
Está plenamente documentada la lucha territorial entre células del CJNG y La Familia Michoacana; el reguero de cadáveres en los municipios conurbados a Puebla capital -en especial Cuautlancingo-, es resultado de ello.
El Cártel Jalisco Nueva Generación tiene, además, su brazo operativo conocido como “La Barredora”. El CJNG es considerado uno de los grupos más violentos y poderosos en México. La pasada semana, a través de un video viral, este grupo se adjudicó el homicidio de los 5 sujetos abandonados, emplayados, dentro de una camioneta en la zona de Los Fuertes, a días del inicio de la Feria de Puebla 2025.
Recientemente se desactivó a una célula del Cártel de Sinaloa; comandada por “El Gangoso”, estaba asentada en Puebla, donde operaba laboratorios clandestinos para la fabricación de cristal, una metanfetamina muy tóxica y adictiva que, en ocasiones, puede estar mezclada con fentanilo para aumentar sus efectos. Tenían una bodega el Fraccionamiento Los Héroes.
Según autoridades estatales, estos grupos han estado activos en Puebla durante varios años y han generado constante violencia y delincuencia en la región.
Una región que paulatinamente, desde 2010, ha ido registrando un crecimiento general en sus problemas generales de inseguridad.
Inseguridad y delincuencia: La inseguridad es la principal preocupación de la ciudadanía poblana, con un aumento sostenido de la incidencia delictiva en la entidad. En 2022, se calculó en 32,656 delitos por cada 100,000 habitantes, colocando a Puebla en el quinto lugar a nivel nacional.
Homicidios y violencia: Aumento en la proporción de homicidios cometidos con arma de fuego, así como un aumento en el número de masacres, ejecuciones y otras atrocidades como la localización de fosas clandestinas o feminicidios con crueldad extrema.
Robo y delitos contra la propiedad: El robo a transeúnte en vía pública ocupa el tercer lugar con el 20% de los casos reportados, mientras que los robos a negocios tuvieron el 14.9% de casos reportados y el robo de autopartes también es significativo.
Impunidad y falta de acceso a la justicia: La autoridad no se entera o no inicia carpeta de investigación en nueve de cada 10 delitos cometidos en la entidad, y de los casos que llega a conocer la autoridad, el 94.9% quedan impunes.
Problemas en el sistema penitenciario: Los centros penitenciarios en el estado siguen sobrepoblados y en condiciones de hacinamiento, principalmente debido al abuso de la prisión preventiva, lo que incide directamente en la incapacidad de ofrecer programas de reinserción social efectiva a las personas privadas de libertad.
Desapariciones y trata de personas: Puebla tiene un alto índice de desapariciones y trata de personas, con 2,069 personas desaparecidas en el estado entre 2012 y 2017, de las cuales 647 son niños, niñas y adolescentes.
Falta de confianza en la autoridad: La mayoría de las personas no denuncian los delitos debido a la desconfianza en la autoridad, lo que agrava la situación de inseguridad en la entidad.
Tal es el mapa criminal de Puebla.
El gobierno del estado ha escogido un modelo de seguridad basado en otorgar el mando operativo y estratégico a mandos de la Marina.
Es aún muy pronto para saber con precisión si dicho modelo funciona o funcionará del todo a mediano plazo para cambiar la realidad, esta difícil realidad, que cada vez afecta a más poblanos y poblanas.