En el pleito del gobernador Alejandro Armenta Mier con Grupo Proyecta por la solicitud de dos hectáreas en Lomas de Angelópolis para que ahí pudieran construirse casas para los elementos de Seguridad Pública del estado se han dicho y escrito muchas barbaridades y mentiras.
La más importante es que los terrenos donde se ha desarrollado Lomas de Angelópolis eran parte del decreto expropiatorio de 1,082 hectáreas de la reserva territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl.
Eso es absolutamente falso.
Los Posada Cueto, en sociedad con otros inversionistas, entre los que figuraba Pedro Aspe Armella, exsecretario de Hacienda en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, sí adquirieron tierras ejidales para desarrollar Lomas de Angelópolis cuando estas prácticamente valían pesos, ya que no había sobre esa zona, más allá de la autopista Puebla-Atlixco, que se construyó en el sexenio de Mariano Piña Olaya, ningún desarrollo o proyecto de urbanización importante.
Las franjas ejidales que adquirieron al final del sexenio de Manuel Bartlett Díaz eran tierras de labor y lomas.
Lo que hoy es el fraccionamiento Bosques de Angelópolis, a un costado de la Vía Atlixcáyotl, era un tiradero de basura a cielo abierto del Ayuntamiento de San Andrés Cholula.
Los verdaderos abusos a costa del decreto expropiatorio y el Programa de Desarrollo Regional Angelópolis fueron cometidos por los gobiernos de Manuel Bartlett Díaz, Melquiades Morales Flores y Mario Marín Torres, entre otros, con la complicidad de los directores del Fideicomiso Pública de la Reserva Territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl, empresarios y prestanombres de políticos y funcionarios de esos gobiernos.
Estos sí que pagaron las tierras y propiedades expropiadas a precios irrisorios, modificaron los destinos, densidades y usos de suelo de vastas extensiones, y fomentaron la especulación inmobiliaria y comercial de la zona, con modificaciones al Programa Subregional de Desarrollo Urbano.
Por esos cambios el Parque del Arte se achicó, se redujeron las áreas verdes y se construyeron sobre éstas universidades como el Tec de Monterrey, y se modificaron los usos de áreas ecológicas o para equipamiento urbano para dar paso a la edificación de plazas comerciales, lujosas torres de oficinas y departamentos, y fraccionamientos residenciales.
Los ganones de estas modificaciones al Programa Subregional de Desarrollo Urbano fueron y han sido políticos, funcionarios y empresarios de todos conocidos, como los Contreras, los Echeguren, los Kamel, los Ventosa, los Yitani, los Sulaimán, los Pacheco, los Gali, los Bautista, los Rivera, etcétera, etcétera.
Estos abusos sí que merecen ser castigados, lo mismos que los gobernadores que lo permitieron, como Mario Marín Torres, quien al final de su sexenio pretendió rematar o subastar los predios que aún estaban en poder del Fideicomiso de la Reserva Territorial.
Lo anterior no busca justificar el proceder de Grupo Proyecta en la construcción del desarrollo inmobiliario más importante del estado.
Por supuesto que sus socios se han enriquecido con las miles de casas, clústeres, centros comerciales y de servicios, y decenas de torres de oficinas y departamentos que se han edificado en Lomas de Angelópolis, muchas veces a costa de los ejidatarios que eran los dueños originales de esas tierras, y la complicidad de los gobiernos estatales y municipales en turno, así como de jueces y magistrados que han conocido de esos juicios.
Sin embargo, hay que destacar que los terrenos de Lomas de Angelópolis valen lo que valen por las obras de infraestructura urbana, por los despachos de arquitectos, urbanistas, paisajistas y de planeación que contrataron, por su visión de negocios y por los desarrollos que han emprendido, que distan mucho de los emprendidos en otros predios dentro y fuera de la Reserva, como los ubicados al otro lado de la Vía Atlixcáyotl.
De ahí que el emplazamiento del gobernador Armenta para que donaran por la buena dos hectáreas en un plazo de 30 días o de lo contrario les expropiaría cuatro, o la campaña mediática que pretende convertirlos en los malos de la película, endosándoles el estigma de cártel inmobiliario, me parece abusivo, por no decir gandalla.
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