Una universidad que tendría que ser clave en el proyecto de convertir a Puebla en el Silicon Valley de México es la Universidad Politécnica Metropolitana de Puebla (UPMP).
La institución ha venido a menos por la llegada de directivos sin el perfil académico y profesional adecuado, como su actual rectora Georgina Fierro Sosa y su secretaria académica María José García Navarro, quien es pareja de uno de sus hijos.
La UPMP oferta la licenciatura en Administración y Gestión Empresarial, la Ingeniería en Logística y Transporte, la Ingeniería en Biotecnología y la Ingeniería en Sistemas Computacionales. Sin embargo, la rectora es licenciada en Educación Preescolar y la secretaria académica es arquitecta por el Tecnológico de Jiquilpan, Michoacán, y maestra en Desarrollo Agrícola por el Colegio de Postgraduados.
Ambas tienen la instrucción de abrir cinco nuevas carreras y dos maestrías, chamba que le encargaron al director de Programas Académicos, Luis Antonio Zamitiz Zayas, quien ya de plano les dijo que eso no se puede y menos si quieren dictámenes técnicos para que sean aprobados por la Comisión Estatal para la Planeación de la Educación Superior de Puebla (COEPES).
Otras razones que explican el deterioro académico de la Universidad Politécnica es la simulación de la matrícula estudiantil (hay alumnos que ya no van y siguen apareciendo en listas), el despido de un investigador y de Profesores de Tiempo Completo (PTC), y la contratación de administrativos o de personas de Apoyo Técnico Pedagógico (ATP) que ganan igual o más que éstos.
A lo anterior hay que sumar la falta de mantenimiento a las instalaciones y laboratorios de la universidad, entre ellos el de Ingeniería en Biotecnología, que carece con frecuencia de gas, agua y reactivos como sales y otras sustancias; el no funcionamiento de los salones interactivos equipados con tecnología de punta, pero que están fuera de servicio porque las licencias de los programas no se renovaron o pagaron y porque tampoco se da mantenimiento a sus equipos, computadoras, teclados y mouses.
Pero además porque hay goteras en los techos de algunos edificios y salones, porque falta agua y papel higiénico en los sanitarios, porque no hay pupitres suficientes y los alumnos tienen que sustituirlos con las sillas del auditorio, y porque tampoco se respetan los espacios para personas discapacitadas, como ocurre en la zona de estacionamiento con la camioneta de la abogada general Alexandra Hernández Corona.
Pregunta: ¿Con universidades politécnicas y tecnológicas así, a las que han arribado como rectores policías, políticos y recomendados que buscan convertirlas en plataformas de promoción personal, Puebla se convertirá en el Silicon Valley de México?
A mí me parece que no.
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Algo raro sucedió este día en la Fiscalía General del Estado, que fue sede de la conferencia mañanera del gobernador Alejandro Armenta Mier.
El domingo por la noche se pidió al personal y a los funcionarios que laboran en el edifico central de la institución presentarse a las 8:50 horas en sus oficinas, con ropa formal, sin pantalones de mezclilla y sin tenis como calzado.
Sin embargo, en la conferencia de prensa la gran ausente fue la titular de la FGE, Idamis Pastor Betancourt, ya que seguramente sería cuestionada sobre los cuerpos emplayados que aparecieron este fin de semana en la batea de una camioneta en las inmediaciones del Centro Expositor de Puebla, en la zona de Los Fuertes de Loreto y Guadalupe, y en el municipio de Cuautlancingo.
Y sobre el video de La Barredora —brazo armado de Cartel Jalisco Nueva Generación— que mostró este lunes a seis hombres sometidos y encañonados, cinco de los cuales estaban reportados como desaparecidos y cuyos cuerpos estarían relacionados con los hallados en la zona de Los Fuertes y Cuautlancingo.
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