El oficio está puntualmente dirigido al presidente municipal, la Tesorería Municipal, la Secretaría General y la Sindicatura del ayuntamiento, así como a los directores y coordinadores de área en el gobierno municipal de Tehuacán, junto con los regidores.
Es entendible que al personal y los directivos del ayuntamiento se les ponga reglas en torno a la comunicación institucional.
Pero esa disposición no se puede aplicar a los miembros del Cabildo que, de acuerdo con la Ley Orgánica Municipal, los regidores son autoridades municipales, que forman parte de un ayuntamiento y participan en la toma de decisiones del gobierno al que pertenecen.
Es importante entender que un regidor no es un funcionario designado por el alcalde ni tampoco es un empleado de un gobierno municipal. Es una autoridad que se debe al voto de los electores y tienen la libertad de expresas sus ideas, sin que nadie les imponga alguna restricción.
O dicho de otra manera: el director de Comunicación Social del ayuntamiento de Tehuacán no puede estar por encima de la autoridad de los regidores. Es al revés, el funcionario le debe rendir cuentas a los miembros del Cabildo.
El alcalde se autoimpone el derecho de regañar o expulsar a los regidores
Esta semana se ha podido conocer una copia de un proyecto de reforma al Reglamento Interior del Cabildo del Honorable Ayuntamiento de Tehuacán, con el que se propone darle facultades a Alejandro Barroso de amonestar o expulsar de las sesiones de Cabildo a los regidores que le resulten incómodos.
Solo hay que analizar los siguientes párrafos del proyecto de cambios al reglamento en cuestión, para entender lo que se busca con dichas modificaciones:
En la fracción XVII, del artículo 16, se plantea darle facultades al alcalde para: “Resolver inmediatamente y sin debate, sobre la correcta aplicación de este reglamento;”.
También se indica en la fracción XX: “Procurar, que las demás personas integrantes del ayuntamiento, guarden el respeto entre si y al Recinto Oficial durante el desarrollo de las Sesiones de Cabildo, pudiendo amonestar o en su caso proponer al pleno la imposición de medidas disciplinarias para lograr el orden necesario, consistentes en extrañamiento u ordenar el desalojo del recinto donde se realice la Sesión;” (Sic).
En la fracción XXI se reitera: “Mantener el orden –de parte del alcalde—en el Recinto Oficial durante el desarrollo de las Sesiones, para lo cual podrá llamar la atención de las personas asistentes y en su caso ordenar la salida de quienes perturben el orden;”. (Sic)
Más adelante, en el artículo 66 se indica: “Los Regidores no podrá hacer uso de la palabra si no les ha sido concedida por quien dirige la Sesión. En caso contrario el Presidente Municipal podrá llamar la atención al Regidor, y en caso de reincidencia, se dará vista a la Comisión de Vigilancia…”· (Sic)
Se agrega en el artículo 69: “Durante el uso de la palabra no se permitirán interrupciones, ni diálogos personales entre el orador en turno y algunos de los integrantes del cabildo, ni mucho menos se permitirán el uso de palabras ofensivas…”. (Sic)
Y antes, en el artículo 60, dice: “Todos los integrantes del cabildo… no podrán utilizar dispositivos electrónicos, que lo distraigan o distraigan a los demás de los temas que se estén desahogando en la Sesión;” (Sic)
Si se analiza el proyecto, nunca se hace la distinción entre “integrantes del ayuntamiento” y los regidores. Por tanto, se plantea en general que cualquiera de los presentes en una sesión de cabildo puede ser expulsados del recinto oficial, incluidos a los miembros del cuerpo edilicio.
Lo que se indica en la fracción XVII, del artículo 16, plantea que, si el alcalde determina que alguien se debe ir de la sesión de cabildo, nadie puede discutir o preguntar del motivo de su decisión.
Además, si se aprueba el proyecto de reforma al reglamento se posibilita que el alcalde pueda negarle la palabra a cualquier regidor y acusarlo de faltar al reglamento si, emplea un teléfono celular o una computadora, y lo que es peor, por “usar palabras ofensivas”, sin definir qué se entiende por ese término.
En resumen, Alejandro Barroso no quiere que los regidores hablen con la prensa, que no discutan en el Cabildo y cuando uno de ellos le resulte incomodo, lo puedan expulsar de una sesión pública del cuerpo edilicio.
Ni Rafael Moreno Valle llegó a tanto.