Seis meses después del primer intento fallido, la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Lenia Batres Guadarrama, finalmente –este domingo– pudo ofrecer una conferencia en Puebla para exponer los alcances de la reforma al Poder Judicial Federal (PJF). El conversatorio se vio empañado por dos factores: el atraso en la llegada de la integrante del pleno de la SCJN, a causa de un trágico accidente en la autopista México–Veracruz, y por el protagonismo de la exedil de la capital, Claudia Rivera Vivanco.
El 16 de agosto pasado, Lenia Batres tuvo que cancelar una conferencia que se había programado en la Universidad Benito Juárez, en donde se dio un conato de enfrentamiento entre trabajadores del PJF, que no aceptan la reforma judicial, y militantes de Morena.
En aquella ocasión la ministra fue la que desistió de llegar al encuentro como una manera de evitar que estallara la violencia, luego de que un grupo de empleados de los tribunales de distrito querían por la fuerza ingresar al recinto en donde sería el encuentro, mientras que militantes de la 4T –a empujones y algunos golpes– impidieron que el inmueble fuera tomado por los rijosos.
Desde entonces quedó claro que Puebla era una plaza complicada para difundir la trascendencia de la reforma al PJF, por estar identificados dos situaciones de riesgo: el odio que la extrema derecha poblana siente contra Lenia Batres Guadarrama, por ser una ministra que ha cuestionado y exhibidos con la debida severidad los abusos del Poder Judicial Federal, además de que ha sido una importante líder de izquierda.
Se sabe que la ocasión anterior, desde el Yunque, se habría buscado sabotear la conferencia de la togada.
Aunque no participaron miembros del PAN o de escuelas privadas, que son los dos núcleos de acción del Yunque, se dice que esta organización habría sido la que acercó la información de la conferencia de Batres a los líderes del movimiento de resistencia contra la reforma judicial.
Y un segundo factor de riesgo es que en Puebla se ubica uno de los núcleos más violentos de trabajadores del Poder Judicial federal que, hasta la fecha, sigue bajo la idea de que se debe paralizar los cambios al PJF por la vía de movilizaciones.
Se sabe que los líderes que han movido ese “foco” de inconformidad estarían estrechamente ligados a la mafia de magistrados que tienen docenas de parientes e incondicionales incrustados en las estructuras de los juzgados de distrito y los tribunales de circuito. A eso se debe su extrema resistencia de no aceptar, por ningún motivo, la próxima elección de cargos del Poder Judicial Federal.
Por eso, para el conversatorio de este domingo, se cuidaron varios aspectos, entre los que destacan:
Evitar que la conferencia de Batres se acabara convirtiendo en un evento partidista de Morena y se le diera un carácter político. Por eso se optó que fuera un acto de universitarios, mismo en el que participaron la rectora de la UAP, Lilia Cedillo, y el gobernador Alejandro Armenta Mier.
Se acordó realizarlo en un espacio cerrado, en donde se pudiera controlar las entradas y salidas, para evitar intentos de sabotaje, como el ocurrido hace medio año. En ese sentido se eligió el salón Barroco de la Universidad Autónoma de Puebla.
Y que no hubiera protagonismo de nadie. Sobre todo, entre los organizadores que son miembros de base de la T4, sobre todo de movimiento sociales; y la diputada federal de Morena, Claudia Rivera Vivanco. Era una manera de dar el papel protagónico únicamente a la ministra Lenia Batres.
Al llegar la togada, no se cumplió lo acordado.
Claudia Rivera se desvivió por ser quien recibiera a Batres.
Luego la acompañara a la sala de rectoría de la UAP.
Posteriormente se sentara con ella en la presídium.
Además, de presionar para que también estuviera junto a la ministra un académico cercano a la ex edil de la capital.
Y lo que más desconcertó, es que la exalcaldesa se habría presentado ante Batres como la única organizadora, frente al desconcierto de muchos morenistas.
Eso llevó a que algunos integrantes de la 4T, que se prestaron a mostrar un perfil bajo en la conferencia, estuvieran a punto de abandonar el conversatorio en protesta de que parecía un acto exclusivo de la exalcaldesa.
Incluso se dice que una de las autoridades que acudió al encuentro mostró su molestia de que la visita de Batres su usara como pasarela política.