Mucho nerviosismo e incertidumbre ha provocado Fredy Erazo Juárez al interior del Poder Judicial (PJ) poblano debido a que, todavía no lleva ni dos meses de haber sido designado como magistrado y ya tiene un constante activismo, que lo mismo lo lleva a recorrer las salas y juzgados; así como a tener “comidas” y “reuniones de café” con integrantes del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) e incluso algunos dicen que, ya estaría “tirando línea”, es decir dictando el rumbo que deben tener algunos litigios. Parecería que él ya es quien manda en el PJ.
Por esa razón todo mundo da por hecho que este abogado ya “camina firme” para ser el próximo presidente del Consejo de la Judicatura de Puebla (CJP), si es que no pasa algo extraordinario en las siguientes semanas.
Se estima que será a finales de febrero o principios de marzo cuando se elija al nuevo titular del Consejo de la Judicatura, que es el órgano rector del Poder Judicial poblano.
Dicha fecha ha surgido debido a que los trabajadores de honorarios, es decir los que son de confianza, únicamente les otorgaron un contrato de dos meses de duración, bajo el argumento de que pronto habrá cambios en el CJP.
Previo a ello, se dice que antes de terminar el presente mes habrá una rotación de 70 jueces en todo el estado. Una práctica que siempre se ha interpretado que es un sistema de premios y castigos, consistente en ubicar en la ciudad de Puebla o zonas cercanas a la capital a los togados “consentidos”; así como de mandar a las plazas más alejadas de la Angelópolis, a los juzgadores “castigados” o que no tienen la simpatía de quienes serán parte del CJP. Esa ha sido una práctica viciada de siempre.
Una prueba del papel protagónico que ya tiene Erazo Juárez es que, en una fecha reciente, se le vio recorriendo y supervisando las nuevas salas de los juzgados de oralidad familiar, que es una actividad que no es congruente ya que él magistrado de la Sala Penal, por tanto, no es de su competencia el visitar dichas áreas.
Y al mismo tiempo ya se ve muy disminuido en sus actividades al magistrado José Eduardo Hernández Sánchez, el actual presidente del CJP, de quien se dice que no solamente va a dejar el cargo, sino se podría irse de manera definitiva del Poder Judicial. La razón es que su pasado lo condena.
Durante el morenovallismo Hernández Sánchez, en su calidad de alto funcionario de la Contraloría Estatal, emprendió una persecución administrativa contra Alejandro Armenta Mier, que en esas fechas era de los pocos líderes priistas que no se sometían al entonces gobernador panista, Rafael Moreno Valle Rosas.
Sin experiencia ni trayectoria
Fredy Erazo Juárez siempre ha sido uno de los hombres de mayor confianza del gobernador Alejandro Armenta Mier, razón por la cual hace unos meses se daba por hecho de que sería propuesto como titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), en sustitución de Gilberto Higuera Bernal, quien dejó el puesto para buscar ser candidato a ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
A final se optó, por una visión de paridad de género, que la FGE tenía que encabezarla una mujer. Por eso surgió de última hora el nombre de Idamis Pastor Betancourt, quien antes de ser designada fiscal general se había desempeñado como presidenta del Tribunal Estatal Electoral.
A principios de diciembre pasado, faltando pocos días para que Armenta Mier rindiera protesta como titular del Poder Ejecutivo de Puebla, el Congreso local nombró a Fredy Erazo como nuevo magistrado.
La designación ha provocado sentimientos encontrados al interior del Poder Judicial y entre el mundo de los litigantes.
Quienes lo ven bien, creen que podría provocar cambios importantes en el PJ, que es un poder público corrupto y hundido en el mayor desprestigio.
Erazo Juárez goza del mismo defecto de muchos extitulares del PJ, no tiene experiencia ni carrera judicial. Llega a la responsabilidad de ser magistrado por gracia del poder político.
Sin embargo, se estaría rodeando de personajes que si conocen a profundidad el Poder Judicial, como es el caso de Teresa Osorio, quien ya se jubiló como juez y fue consejera del CJP.
Los que ven con pesimismo la llegada de Fredy Erazo opinan que su activismo no se debe a que quiera cambiar el PJ, sino solamente estaría buscando que las dos mafias que controlan el Poder Judicial se adapten a los intereses del grupo en el poder.
Esas mafias son: la que controlaría César Iván Bermúdez Minutti, quien tendría influencia en unos 30 jueces y una centena de funcionarios judiciales.
Y la del ex secretario de Seguridad Pública, Daniel Iván Cruz Luna –cuya cabeza visible sería el magistrado Isaí Rivas López–, de quien se dice que influye en todos los jueces de control de la entidad poblana.
El tiempo dirá si Fredy Erazo llega a la cúpula del Poder Judicial poblano y si no acaba decepcionando, tal como ocurrió con todos los presidentes del PJ de, por lo menos, las últimas tres décadas.