La batalla entre Kamala Harris y Donald Trump ha tenido episodios feroces en torno a la política inmigrante.
El magnate republicano ha endurecido su discurso y su propuesta de cerrar la frontera.
La vicepresidenta, en tanto, ha ofrecido ayuda asistencialista, a través de programas y apoyo en efectivo a la comunidad latina.
El tema resulta paradójico, porque es con los demócratas en la Casa Blanca cuando más han crecido las cifras de deportaciones.
Se trata de una guerra principalmente retórica y demagoga que, sin embargo, atraer o aleja sufragios.
En este escenario, el próximo 5 de noviembre los estadounidenses acudirán a las urnas, en comicios que, de todos modos, se resuelven por los votos de los integrantes del Colegio Electoral.
Ya ha ocurrido que quien gana el sufragio directo, no llega a la presidencia.
El voto hispano, particularmente el mexicano, de acuerdo con especialistas, ha crecido exponencialmente.
Se trata principalmente de los descendientes de los mexicanos que emigraron y que hoy son ciudadanos binacionales y votan en la Unión Americana.
Respecto de Puebla, la cifra de 2.5 millones de poblanos en el vecino país también se estima que se ha incrementado.
Eso, sin contar a sus descendientes.
Cifras extraoficiales ya hablan de 2.8 millones de paisanos y paisanas allá.
La cifra es muy importante.
De ahí que, desde Puebla, se observe con especial atención el proceso electoral estadounidense.
El ganador o la ganadora en la batalla por la Casa Blanca definirá muchas vidas allá, para los paisanos, y acá, para sus familias.
El endurecimiento de las medidas antiinmigrantes, como propone Trump, podría desembocar en deportaciones masivas.
Eso traerá un problema social y económico en México y, particularmente, en Puebla, que fluctúa entre el cuarto y quinto estado que más remesas recibe.
Sin embargo, en su primera oportunidad como presidente, Trump no cumplió sus amenazas.
Fue más lengua que realidad.
Es más, da la impresión de que se entendió muy bien con Andrés Manuel López Obrador.
Por otro lado, en la expectativa, si gana Kamala, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum tendría una par con quien puede llegar a acuerdos desde la identidad de género.
En este proceso, hay un tema adicional de interés para los poblanos.
El resultado de las elecciones en Estados Unidos también tendrá implicaciones para el trabajo futuro que haga Sergio Salomón en el Instituto Nacional de Migración (INM), a partir de diciembre, cuando deje la gubernatura.
Si la próxima administración aprieta las medidas migratorias y presiona a México para que detenga los transmigrantes en nuestra frontera, el tema será de alto riesgo para México y para el gobierno de Claudia Sheinbaum.
En consecuencia, Sergio Salomón, como el próximo comisionado de migración, se habrá sacado efectivamente la rifa del tigre.
El martes próximo, Estado Unidos definirá a su nuevo presidente o presidenta.
Los latinos pesan mucho.
Cada vez más son la comunidad que define.
Es también una colonización electoral.