Si está usted interesado o interesada en competir por la presidencia del Comité Ejecutivo Estatal de Morena y no se llama Pavel Gaspar Ramírez, ni lo intente. Ahórrese el desgaste de ir a una contienda partidista que incluso antes de comenzar ha sido trazada para poner como relevo de Olga Romero Garci-Crespo al diputado local por el distrito 23, cuya cabecera se encuentra en Acatlán de Osorio.
Regístrese, una vez que salga la convocatoria, solo si cree que hacerlo y legitimar la designación del próximo dirigente del partido en el poder le servirá para obtener beneficios personales a partir de la negociación con los dueños de ese instituto político. Pero eso tampoco le garantiza un final feliz. Lo mejor será que se abstenga de contender en esa sesión del Consejo Estatal que se realizará el 16 de noviembre y permita el paso, sin sobresaltos ni incomodidades, del futuro gerente morenista.
¿Quién es Pavel Gaspar Ramírez?
¿Acaso otro ex militante arrepentido del PRI que ha llegado a buscar refugio y renacimiento, tanto político como económico, a la 4T?
No.
El gobernador electo, Alejandro Armenta Mier, parece haber elegido bien, por lo menos en lo que tiene que ver con los antecedentes políticos del aludido, quien además de tener una larga trayectoria en la izquierda, es hijo del ex diputado local del PRD y fundador de ese partido, Horacio Gaspar Lima.
Pavel Gaspar es diputado local por Morena y una legislatura atrás fue suplente de Eduardo Castillo López en representación del mismo partido. Sin embargo, posee una carrera que empezó antes de 1994 con el Frente Democrático Nacional que postuló a Cuauhtémoc Cárdenas como candidato a la presidencia en 1988 y le siguió poco tiempo después con el hoy extinto partido del sol azteca.
En la elección federal de 1994 fue coordinador de campaña del PRD en el distrito de Acatlán. Desde ese mismo año, hasta entrado el siglo 21, Gaspar Ramírez fue miembro de la corriente socialista del perredismo, coordinador nacional de las juventudes de la Red de Izquierda Revolucionaria y asesor de la Organización Independiente Totonaca, una asociación civil de defensa de derechos humanos con presencia importante en la sierra norte de Puebla.
Con la partida de Andrés Manuel López Obrador del PRD para fundar su propio movimiento partió también nuestro personaje, que en 2006 fue candidato a diputado local del PT por Tepexi de Rodríguez. En 2011 se integró a Morena y en 2012 colaboró para la segunda campaña presidencial del tabasqueño.
Más adelante ocurrió un punto de inflexión en su carrera que lo llevó a ocupar la posición de privilegio que hoy tiene dentro del nuevo régimen, que ya controla muchos de los hilos del poder: en 2018 fue responsable de campaña, para la región mixteca, del entonces candidato a senador Alejandro Armenta Mier.
A partir de ese momento se volvió un personaje de todas las confianzas de Armenta, tanto que para 2023 lo hizo su coordinador general de precampaña, mientras peleaba en la contienda interna de Morena para conseguir la candidatura al gobierno del estado que ganó el 10 de noviembre.
Por eso puede afirmarse que Armenta eligió bien al relevo de Olga Romero.
El virtual dirigente tiene una historia vinculada a la izquierda y carece de nexos con el PRI.
Por ahí no podrá recibir reclamos.
Pero, incluso así, que tenga la capacidad y el talento para llevar a la 4T por el camino del éxito, y que vaya a ser un auténtico representante de los intereses de la militancia, será otra historia.
