La crisis que brotó al final del gobierno municipal de Puebla, encabezado en comunión por los panistas Eduardo Rivera y Adán Domínguez, provocó una ola de especulaciones que tiene que ser explicada a la brevedad por parte del nuevo ayuntamiento, hoy en manos del morenista José Chedraui.
De no hacerlo, se alimentará más esa especie que asegura que la intentona para solicitar un crédito por 600 millones de pesos había derivado de un acuerdo celebrado entre las autoridades salientes y entrantes, pero sin el conocimiento de Alejandro Armenta, quien habría sido el obstáculo para concretar ese objetivo una vez que la solicitud –siempre informal– llegó al Congreso.
Trascendidos que dieron pase a especulaciones y seguramente mucha desinformación es lo que hubo en torno a este asunto desde que saltó a los medios la noche del viernes 4 de octubre, unas horas después de que el entonces alcalde Adán Domínguez reunió a un reducido grupo de colaboradores y regidores para informar del estado, digamos, inconveniente, de las finanzas municipales y del camino que habría que seguir para corregirlo.
En medio de esa ola de información extraoficial se aseguró desde el equipo compacto del edil panista que “Pepe” Chedraui estaba al tanto del crédito y que él mismo había sugerido incrementar la suma de 450 millones a 600 millones de pesos, un punto que el morenista salió a negar de inmediato, pero que quedó flotando en un ambiente político enrarecido por la desconfianza.
El escándalo y las filtraciones a veces malintencionadas generaron dudas en el equipo del gobernador electo, que llegó a creer esa versión que ponía a Chedraui como coautor de la intención de recurrir al préstamo bancario para salir del apuro.
Chedraui insistió en negarlo y para despejar dudas dio una conferencia de prensa en la que acusó a Domínguez de haberle negado informes detallados durante el proceso de entrega-recepción y aseguró que procedería en contra de los responsables en caso de que encontrara irregularidades en el manejo del dinero público. No habrá impunidad, soltó.
Pero las formas jugaron en su contra unos días después, en el acto de toma de protesta celebrado el martes 15 en el Auditorio de la Reforma.
Ese mediodía llamó la atención la presencia de Eduardo Rivera y Adán Domínguez en el inmueble de Los Fuertes, entre los asistentes al ritual político que tuvo como protagonista y anfitrión al nuevo presidente municipal de Puebla.
Los constantes aplausos del segundo de ellos al alcalde recién encumbrado, pese a ser personajes de partidos opuestos y venir de una reñida contienda electoral, y la inexistencia de un discurso crítico por parte de José Chedraui a sus inmediatos antecesores provocó comentarios de recelo entre algunos morenistas, todos vinculados al grupo de Armenta, que volvieron a mirar con suspicacia el episodio de la presunta crisis financiera municipal y de la autenticidad de las fricciones entre quienes se fueron y quien llegó.
Por eso es importante que Chedraui indague, encuentre las irregularidades que hay, o las que se presume que hay, y las dé a conocer de manera pública.
Mientras eso no suceda, permanecerá en la atmósfera política, pero sobre todo allá en el inmueble de Reforma 711, esa idea de que no se ha dicho la verdad y de que algunos datos importantes se ocultaron de manera deliberada.