Deplorable.
Así ha sido, por decirlo decentemente, el papel del Tribunal Electoral del Estado (TEE) de Puebla.
Y es que el organismo, supuestamente la máxima autoridad en la materia en la entidad, se ha consolidado como el hazme reír de todos y todas.
El chiste -mal contado- de los comicios del pasado 2 de junio.
El payaso de las cachetadas, que ha quedado ridiculizado por su pésimo y triste desempeño.
Los magistrados Idamis Pastor Betancourt (presidenta), Norma Angélica Sandoval Sánchez e Israel Argüello Boy pasarán a la historia de la ignominia e inscribirán sus nombres con letras de hojalata en el muro de la vergüenza.
Y es que van de derrota en derrota, y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) no se ha cansado de exhibirlos y caricaturizarlos, corrigiéndoles la plana una y otra y otra vez también.
A la fecha, el TEPJF les ha enmendado la plana en las elecciones municipales de Coatzingo, Chignahuapan, Ixtepec, Ayotoxco de Guerrero y Venustiano Carranza, rectificando uno a uno los fallos que los sesudos magistrados electorales poblanos han emitido.
En sentido contrario a lo dictado -por ineptitud, por complicidad con grupos de poder o por ambas cosas- por el TEE, les ha revocado las anulaciones decretadas, ordenado la repetición de la elección o exigido el recuento de los votos.
De más está decir que el esperpento ha sido infinito.
Y todavía, en sus comunicados, los magistrados se atreven a presumir que están satisfechos “por haber afrontado la responsabilidad con rigor jurídico y profesionalismo” (sic).
Y por “alcanzar resoluciones justas y equilibradas” (resic).
¿No se dan cuenta de las carcajadas que arrebatan?
¿En qué mundo viven?
Quienes los pusieron en el TEE, sus padrinos y madrinas, deben estar odiándose por tan errada decisión.
Véase el tamaño de la calamidad:
Tanto la Sala Superior como la Sala Regional del TEPJF se dieron vuelo exhibiendo la torpeza de los magistrados electorales estatales.
No fue una, no fueron dos…
Fueron varios los casos que los dejaron retratados.
Sí, acabaron el proceso electoral como lo empezaron: como el payaso de las cachetadas.
Y de la transferencia de votos de Morena a Fuerza por México en el municipio de Puebla, ya mejor ni hablamos.