Adán Domínguez Sánchez quiso bajar el nivel de la crisis política en que se encuentra metido al convocar a una conferencia de prensa –sin preguntas permitidas a los reporteros– en la que esbozó un estado financiero del ayuntamiento de Puebla de lo más normal, sin complicaciones y en el que hay recursos suficientes para que la nueva administración, que arranca el próximo martes, fluya tranquilamente.
El alcalde saliente de Puebla mintió. O quiso hacerlo, sin éxito. Porque describió como un asunto habitual, común y ordinario heredar millonarias cuentas por saldar, por obras y acciones –como él las llamó– ya ejecutadas, a los gobiernos entrantes. Y eso no es así.
La primera clave del conflicto que se avecina con José Chedraui Budib radica en esos 448 millones de pesos que se adeudan a proveedores y constructores, varias decenas de ellos, por culpa de una mala planeación, o de quién sabe qué, que impidió al ayuntamiento de Adán Domínguez cumplir con los pagos dentro de su periodo de gobierno.
No es normal ni deseable que una administración saliente, ya sea municipal, estatal o federal, cargue con sus responsabilidades a la que llega. Ya ni hablar de los proveedores y constructores que ahora mismo deben estar comiéndose las uñas y al borde de un ataque de pánico por la incertidumbre, por no saber si podrán recuperar su dinero o no.
En el equipo de Chedraui hacen cálculos y estiman que esos 448 millones de pesos pueden subir a 680 millones, como ingenuamente reveló el tesorero Omar Coyopol Solís, al sumarle 70 millones de impuesto sobre la renta y las deudas de algunas otras áreas del ayuntamiento.
La segunda clave del pleito en gestación tiene que ver con la supuesta existencia de mil 400 millones de pesos en caja, como afirmó el presidente municipal en esa conferencia de prensa que en realidad no lo fue.
Que Adán Domínguez no haya querido llamar deuda a los pasivos que va a heredar y que haya tratado de maquillar el problema para calmar la agitación pública lleva al mismo equipo del alcalde electo a creer que esos mil 400 millones no están en dinero líquido, es decir, disponible para usarse cuando se requiera, sino que corresponden a una mera estimación de los ingresos que llegarán –o llegarían– por recaudación de impuestos.
Por eso Chedraui dijo ayer en un pronunciamiento público que “no se vale gastar el dinero de la gente y que luego quieran que lo paguen las siguientes administraciones”. El mensaje fue claro.
El problema ha venido a incendiar la relación entre los que dirán adiós el lunes y los que arribarán muy entusiasmados –o ya no tanto– el martes, y genera una muy mala expectativa para el presidente municipal que hasta hace unos días soñaba con dirigir a su partido, el PAN.
Imagine usted la embestida administrativa, jurídica y hasta penal que habrá en contra del panista si así se considera pertinente, después de comprobar que ha cometido irregularidades, si así fuera, dentro de un régimen morenista que controla todo, incluidas la Auditoría Superior y la Fiscalía General del Estado.
Por último, y aunque ayer lo negara, el edil, suplente de Eduardo Rivera Pérez, sí pretendió solicitar un crédito por 600 millones de pesos. Para ello mandó el lunes muy temprano al Congreso a Omar Coyopol y a María Isabel García Ramos, la gerente del municipio. Ambos se entrevistaron con la presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, Laura Artemisa García Chávez, quien les recordó que un asunto de esa envergadura debía resolverse en otro lado, con otra persona.
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A propósito de esa otra persona.
Dado el rotundo éxito de las “mañaneras” como herramienta de comunicación de masas del expresidente Andrés Manuel López Obrador, replicada con su estilo personal y sus variantes por la nueva mandataria, Claudia Sheinbaum Pardo, no sería raro que un ejercicio de similares características se haga en Puebla a partir del arribo de Alejandro Armenta Mier a la gubernatura.
Armenta ha sido meticuloso en adoptar rasgos característicos de los políticos más encumbrados de Morena y la 4T, como López Obrador en su momento y Sheinbaum Pardo ahora, por lo que habrá que esperar que adopte las “mañaneras” como un modelo de comunicación muy particular.
Es probable.