Sergio Salomón Céspedes Peregrina literalmente se sacó “la rifa del tigre”, al vivir un evento muy afortunado por ser incorporado al gabinete de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y ser designado como el próximo comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM); pero al mismo tiempo ese nombramiento implica muchos peligros, pues llega a una de las áreas del gobierno mexicano más corruptas, violentas y cuestionadas; que está bajo presión de la administración federal de Estados Unidos y de grupos supremacistas de ese país; y que también está bajo la mira de organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Para entender el reto solo hay que ver lo ocurrido con el actual comisionado Francisco Garduño Yáñez, que luego de haber sido un destacado penalista y laboralista, un muy buen secretario de Seguridad Pública en la Ciudad de México y una larga trayectoria en gobiernos y partidos de izquierda, acabó con una imagen devaluada como consecuencia de la tragedia del 27 de marzo de 2023, en que murieron 40 migrantes y 27 resultaron lesionados, al quemarse la estación del INM en Ciudad Juárez, Chihuahua.
El impacto de ese hecho fue más allá del incidente que provocó las llamas en las instalaciones del INM. El episodio puso al descubierto el trato vejatorio hacia los migrantes irregulares. La corrupción que inunda al Instituto Nacional de Migración y evidenció que, en esa área del gobierno mexicano, se tortura a los detenidos. Todos esos vicios están vigentes y poco, o nada, se aminoraron durante los seis años de gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Debe alejarse de Ardelio Vargas
Luego del anuncio que este martes hizo la presidenta Claudia Sheinbaum de incorporara en diciembre próximo a Sergio Salomón Céspedes Peregrina al cargo de comisionado del INM, el mandatario poblano va a enfrentar dos realidades inmediatas:
Una muy positiva que es haber mostrado mucha capacidad para que, en muy poco tiempo, dejara su pasado priista y lograra llegar, bajo las siglas de Morena, al más alto cargo político de Puebla, que es ser gobernador del estado. Y que ahora pueda brincar a “las ligas mayores de la 4T”.
Sin duda alguna ese ascenso es reflejó de que el mandatario –cuyo periodo termina el próximo 14 de diciembre— ha demostrado ser un político que dialoga, concilia y es sensato. Algo difícil de encontrar en estos tiempos.
Pero ahora le tocará lidiar con otra realidad, que implica muchos riesgos, que es: adaptarse y entender los valores, los signos, los límites de la 4T a nivel nacional.
Y en ese sentido brota de inmediato una condición fundamental: Si Sergio Salomón Céspedes quiere sobrevivir al frente del INM y trascender en la 4T a nivel nacional, lo primero que debe hacer es: evitar cualquier cercanía o relación con Ardelio Vargas Fosado, uno de los caciques más crueles del estado de Puebla.
Ardelio Vargas Fosado es repudiado en Palacio Nacional y sobre todo, entre los grupos de derechos humanos, que gravitan en torno al fenómeno migratorio.
Una muestra de los anterior es la presencia de la figura del sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, quien reúne tres características fundamentales que debe observar el todavía mandatario poblano: este cura dirige la Pastoral Migrante, que es ha sido la instancia más crítica con el INM; es el representante de la iglesia Católica más cercano a Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum; y es quien ha denunciado los atropellos de Ardelio Vargas.
Durante el sexenio peñista, en que Ardelio Vargas encabezó el INM, hubo un marcaje de Alejandro Solalinde en contra del cacique.
En enero de 2013, Solalinde calificó como “una bofetada” a los grupos de derechos humanos y los migrantes que llegan a México, la designación de Ardelio Vargas al frente del INM, luego de que el entonces presidente Enrique Peña Nieto hiciera público su nombramiento.
Al inicio de 2018, cuando estaba en su ocaso la administración de Peña Nieto, el encargado de la Pastoral Migrante definió: “Ardelio Vargas fue un perro sabueso al servicio de Estados Unidos”, al denunciar que el entonces funcionario migratorio fue un sistemático violador de los derechos humanos de los ciudadanos extranjeros que entran sin papeles al país buscando una mejor vida.
En esos años, Peña Nieto ponía oídos sordos a Alejandro Solalinde. Ahora este sacerdote es un personaje escuchado en Palacio Nacional.
Para nadie es un secreto que, aunque Sergio Salomón Céspedes se vio obligado –en julio de 2023— a sacar de su gobierno a Ardelio Vargas Fosado, luego de que le había dado el puesto de titular de la Secretaría de Gobernación, no se ha roto la relación entre ambos personajes. Por esa razón una de las hijas de Vargas es actualmente diputada local en Puebla.
Aquella vez Céspedes actuó en reacción al reclamo público que le hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien definió: “Ardelio Vargas no tiene nada que hacer en la 4T”.
Ahora debe entender que, si en Palacio Nacional detectan la influencia de Ardelio Vargas en su nueva responsabilidad al frente del INM, le podría costar el cargo.
Y que los vicios que llegará a combatir en el INM son los que fomentó Vargas Fosado cuando fe el responsable del Instituto Nacional de Migración.