El asalto con lujo de violencia y amago de asesinato, la pasada semana, en el Fraccionamiento Puerta de Hierro de la capital poblana, tiene mucho mar de fondo y más, muchas más profundas y graves motivaciones, que las que han reportado algunos medios de comunicación.
No se trató sólo de un domicilio -el del empresario textilero Eduardo Lara Said– y de una familia víctima, sino de dos.
En el segundo evento, la violencia fue extrema.
La cercanía con la tragedia, también mucha.
Fueron 40 (largos, eternos) minutos, aproximadamente, de terror.
La muerte rondó a quienes sufrieron el atraco, muy organizado, casi milimétrico.
Por un comando fuertemente armado que iba a lo que iba.
Se trata de una familia relacionada con un comunicador poblano, muy querido por cierto, la que sufrió el asalto, y fue lastimada.
La forma en que la Policía Municipal manejó el tema y además la versión que ofreció, hacen dudar -y mucho- sobre las motivaciones detrás de todo lo sucedido.
Presionaron a la empresa de seguridad privada que vigila -es un decir- el fraccionamiento para que no proporcionaran los videos.
¿Por qué?
Prácticamente desconocieron que se haya registrado el segundo atentado y robo.
¿Por qué?
A pesar de las pruebas, la flagrancia, el material de las cámaras de seguridad -conseguido luego por otras vías- y las circunstancias, los agentes de la policía del ayuntamiento de Puebla buscaron que no se conociera.
¿Por qué?
Todas esas preguntas ya son investigadas.
El hecho fue grave, muy grave, y lo que siguió también.
¿DE PARTE DE QUIÉN?
Es lo que muchos se preguntan tras los sistemáticos ataques a tres de las piezas clave del gobernador electo: José Luis García Parra, José Tomé Cabrera y Javier Sánchez Galicia.
Los tres de la máxima cercanía, confianza y afecto de Alejandro Armenta Mier.
La andanada ya es repetitiva.
Y todos los embates, sostenidos en viejas historias que, de tan manoseadas, ya ningún efecto surten.
Evidentemente buscan el desprestigio, la deshonra y el golpe bajo, pues rozan lo personal.
Aunque con un fin evidentemente político.
¿De parte de quién?
Porque unos son los mensajeros, pero otros los que siembran la insidia y lanzan los dardos para correr a esconder la mano.
¿Quién busca desestabilizar al equipo compacto del futuro gobernador de Puebla?
En política no hay casualidades.
Tampoco sorpresas.
Sí existen, en contraste, causalidades y sorprendidos.
Los autores intelectuales han dejado varias huellas.
En sus prisas, en sus ansias, han cometido imprudencias que han derivado en deslices.
Deslices que los han dejado al descubierto.
Como dice el clásico: al tiempo.
¿Y EN ESTA ESQUINA…?
Este martes hubo una nueva reunión de transición entre el presidente municipal de Puebla, Adán Domínguez Sánchez, y el alcalde electo, José Chedraui Budib, cada quien con sus respectivos equipos de trabajo.
En la orden del día se desahogaron varios temas:
Contraloría.
Comunicación Social.
Administración y Tecnologías de la Información.
Tesorería.
Esta última área es quizá la que ha causado más diferencias.
Sobre todo luego de que integrantes del staff de José Chedraui han acusado que no se les ha proporcionado toda la información requerida para saber el estado financiero que realmente se heredará a la nueva administración.
Ha habido una danza de cifras, de rumores, tal vez de malos entendidos…
¿Se habrán aclarado todas las dudas?
¿Se disipó el ruido?
¿Hay transición de terciopelo?
¿O suenan los tambores de guerra?
Ya se sabrá.