Como se lo adelanté la semana pasada, la lucha entre el ala moderada del panismo a nivel nacional, en la cual tiene mucho que ver la mano de los ex morenovallistas, y el Yunque va con todo ; muestra de esto es la serie de descalificaciones en las que han caído varios personajes identificados con este partido político, como Marko Cortés y Javier Lozano.
El ex presidente, Felipe Calderón, el cual había renunciado al PAN y luego regresó a las filas de este partido, arremetió también en contra de Marko Cortés, aliado con el Yunque, para tratar de quitar de la dirigencia nacional del albiazul a este grupo, cuyo origen, como ya lo expliqué, es el ex gobernador Rafael Moreno Valle.
Rafael inicialmente arribó al PAN, con el apoyo de la maestra Elba Esther Gordillo, quien pactó en 2006 con el entonces candidato del PAN a la Presidencia de la República, Felipe Calderón, luego de romper en el 2003 con el entonces dirigente nacional del PRI, Roberto Madrazo.
Calderón y Gordillo, hicieron a Moreno Valle, candidato al Senado de la República en ese año y más tarde en 2010, lo catapultaron para convertirse en gobernador de Puebla y acabar con 70 años de gobiernos priistas.
Moreno Valle, ya como gobernador, empezó siendo leal al entonces presidente Calderón, pero más tarde se alió con el entonces candidato del PRI a la Presidencia de la República, el mexiquense Enrique Peña Nieto, en detrimento de la yunquista, candidata del PAN a la silla del águila, Josefina Vázquez Mota, quien terminó en el tercer lugar de esa contienda.
El entonces gobernador de Puebla se convirtió en un incondicional de Peña y estableció relación con su grupo, vía Jorge Márquez, en ese entonces oficial mayor de la Secretaría de Gobernación y quien sirvió de enlace con su entonces jefe, el hidalguense, Miguel Ángel Osorio Chong, cuyo representante en Puebla era el entonces dirigente estatal del PRI, Juan Carlos Lastiri Quirós, quien después fue ascendido a subsecretario de la Sedesol y de la Sedatu al mando de Rosario Robles.
Fue entonces que Moreno Valle se comenzó a apoderar del PAN nacional, vía sus operadores y apoyó a Gustavo Madero para la dirigencia nacional del PAN, quien jugó la dirigencia en contra del ex secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, quien contaba con el apoyo del ex presidente, Felipe Calderón, esto ocurrió el 14 de mayo de 2014.
Madero tenía como su secretario particular a un intrascendente joven de nombre Ricardo Anaya, quien entabló una relación de cercanía con el entonces gobernador, Moreno Valle.
Moreno Valle pensó que iba a ser muy fácil manipular a Gustavo Madero, a quien le impuso personajes como Marcelo García Almaguer y Eukid Castañón, dentro del CEN del PAN, sin embargo, no fue así. Debido a esto en 2015, a tan solo un año y meses de haber tomado posesión, Madero aceptó una diputación federal y el hábil entonces gobernador de Puebla operó para que Ricardo Anaya ganara la interna de Acción Nacional ganándole al en ese entonces panista y hoy morenista, Javier Corral.
Pero, Anaya, quien durante toda su carrera política se ha caracterizado por ser un traidor, hizo creer a Rafael que iba a operar su favor, luego de que dejase el gobierno de Puebla, para que se pudiera convertir en el candidato del PAN a la Presidencia de la República en 2018, pero por supuesto, no le cumplió.
Anaya se apropió de la candidatura, haciendo a un lado a Rafael, quien se tuvo que conformar con colocar a su esposa Martha Erika Alonso, como candidata a la gubernatura de Puebla y él quedarse con una senaduría pluri.
Tras la salida de Anaya, quien arribó a la dirigencia nacional del PAN, fue otro personaje ligado al queretano, Marko Cortés, originario de Michoacán y hombre de todas las confianzas de “Ricky riquín canallín pillín”, quien hoy busca impulsar a otro personaje ligado a este grupo, el ex jefe delegacional en la Benito Juárez y coordinador de los diputados federales del PAN, Jorge Romero.
Acción Nacional no se puede deshacer de la herencia que dejó Rafael Moreno Valle al interior del albiazul y esto es lo que precisamente buscan desterrar los yunquistas, quienes también tienen sus pecados, algunos de ellos, el haber pactado en Puebla en el 2006, la continuidad del entonces gobernador, Mario Marín Torres, vía, monseñor Carlos Abascal Carranza, quien en ese entonces despachaba en la Secretaría de Gobernación, pero como dijera la nana Goya, esa, esa es otra historia.