Julio Miguel Huerta Gómez no vive sus mejores tiempos en política.
El diputado plurinominal electo, que ha comprendido por anticipado que no será presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política de la próxima legislatura local, una posición a la que aspiró inmediatamente después de acordar su postulación al Congreso del estado con el entonces coordinador de los comités de defensa de la 4t, Alejandro Armenta Mier, tampoco formará parte de la nueva administración estatal.
Eso representará un serio obstáculo en la consecución de los planes personales del morenista, que pretende (o pretendía) recuperar esa aureola de poder que llevó por unos meses tras el fallecimiento de Miguel Barbosa Huerta en diciembre de 2022, mientras jugó y asumió el rol de continuador del barbosismo para tratar de convertirse en gobernador constitucional a la salida de Sergio Salomón Céspedes.
Al descartarse para él la coordinación de la bancada (hiper) mayoritaria en el Congreso y por tanto la presidencia del mismo, las expectativas de Huerta Gómez habrían virado hacia el gobierno del estado, donde una posición estratégica, vinculada al manejo de las relaciones políticas y la gobernabilidad, le podría abrir las puertas para recuperar parte de esa influencia que tuvo en el pasado reciente, entre los años 2020 y parte del 2023, primero como director general de Gobierno y después como secretario de Gobernación.
Sin embargo, esta semana deberá enfrentar otra mala noticia, que le advertirá que ese deseo de incorporarse a la administración que se avecina, en una responsabilidad de primer nivel, tampoco se cumplirá.
El hecho tiene que ver con Olga Romero Garci Crespo y su futuro inmediato como integrante de las comisiones de transición de Armenta Mier.
Esta mañana de lunes el gobernador electo realizará la presentación de un nuevo grupo de colaboradores desde un conocido hotel del centro histórico de la ciudad de Puebla, donde incluirá como una de sus miembros a la presidenta del Comité Ejecutivo Estatal de Morena.
Si Romero Garci Crespo se suma al equipo de transición, es altamente probable que lo haga también al gobierno de Alejandro Armenta una vez que este arranque, y esto es lo que sirve de indicio para prever el sitio que ocupará Julio Huerta en el comienzo del nuevo régimen local.
La ecuación es muy sencilla.
Olga Romero es la suplente de Huerta.
Si ella recibe la invitación para integrarse al gobierno, el primo del fallecido Barbosa se quedará sin relevo posible en caso de ausencia.
La realidad es que siempre hay maneras de sortear ese tipo de obstáculos legales y meter una tercera vía, un tercer diputado, pero el mensaje que viene desde el epicentro del poder es muy claro: Huerta Gómez no será requerido para ir a la administración estatal y tendrá que quedarse en el Poder Legislativo, donde no será el representante de los intereses del nuevo mandatario.
Será solo un legislador más.
Fuera del caso Huerta hay que observar la inclusión de la líder de Morena en el equipo de transición como parte del relevo natural que se dará en ese partido en 2025.
La semana pasada leyó usted en esta columna que Olga Romero podría ser invitada a colaborar en el próximo gobierno como parte de un proceso de remoción de la dirigencia.
El movimiento comienza hoy.