La misma noche que Alejandro Armenta se hizo del triunfo electoral que lo convirtió en virtual gobernador electo de Puebla comenzaron a construirse escenarios en torno al futuro de la administración estatal, del Congreso del estado e incluso del Poder Judicial.
Tratar de resolver las incógnitas acerca de quiénes serán los hombres y las mujeres con las que trabajará el político morenista en las principales posiciones del servicio público y la representación popular se volvieron un ejercicio cotidiano.
Desde el 2 de junio que se conocieron los resultados preliminares de la elección se dio rienda suelta a las especulaciones que buscan poner nombre y apellido a esos personajes afines al nuevo mandatario que, en un relevo natural del poder, integrarán el gabinete, quedarán al frente del Congreso y (tarde o temprano) ascenderán a las presidencias del Tribunal Superior de Justicia y el Consejo de la Judicatura.
Fuera de esa red institucional relacionada con los tres poderes del estado, sin embargo, hay un brazo político del que no se ha hablado de manera pública, pero que está en la mira de los colaboradores del futuro gobernador que saben que tendrá que depositar su atención en él para colocar un personaje leal a sus intereses, que le ayude en la obtención de la gobernabilidad y la disposición de candidaturas para la 4T en posteriores procesos electorales.
Se trata, por supuesto, de Morena, el partido que lo llevó como candidato a gobernador y que necesitará tener bajo su mando para cerrar el círculo que no podría completar en caso de que sus operadores no se ocupen de administrar la próxima renovación de dirigente a su conveniencia.
Olga Romero Garci Crespo y Agustín Guerrero Castillo no son enemigos ni rivales del grupo que en diciembre se hará del poder en el estado, pero tampoco son sus afines o aliados.
Tanto la presidenta como el secretario general del Comité Ejecutivo Estatal de Morena fueron nombrados en esos cargos de dirigencia por instrucciones del extinto Miguel Barbosa y como tales apostaron por Julio Miguel Huerta Gómez en la contienda interna para definir candidato a gobernador.
Aunque formalmente serán presidenta y secretario general hasta agosto de 2025, su tiempo ha expirado de forma anticipada.
Es muy probable que continúen en esas carteras hasta que termine el plazo para el que fueron nombrados en agosto de 2022, pero también lo es que se vuelvan líderes decorativos y que en los hechos tengan que hacerse a un lado para que las decisiones importantes del partido sean tomadas desde alguna poderosa oficina gubernamental.
Luego vendrá el cambio oficial y entonces sí habrá nuevo presidente con sello armentista.
La renovación se asoma lejana, pero ya hay un nombre que se maneja como carta para arribar a esa relevante posición de poder.
Rodrigo Abdala Dartigues es el político cercano a Armenta Mier que podría, dentro de 14 meses, ser el relevo de Romero Garci Crespo en la presidencia partidista.
El exdelegado de los Programas del Bienestar y ahijado político de Manuel Bartlett se ganó la confianza del gobernador electo durante la campaña y hoy es uno de sus colaboradores más cercanos. Además de eso es fundador de Morena y tiene ligas importantes con actores nacionales del partido.
Parece que falta un largo camino para el cambio de dirigencia en el partido oficial, que se empatará con la renovación nacional, pero es importante recordar que Alejandro Armenta es un fanático de la visión a largo plazo y obsesivo de la planeación.
Quizá no haya que esperar tanto para que el relevo ocurra.
En una de esas Olga Romero y Agustín Guerrero renuncian por una invitación para incorporarse al gobierno y con ello adelantan la transición partidista.