El gobernador electo de Puebla, Alejandro Armenta Mier, se encuentra en la plenitud total, luego de los resultados que arrojó la elección del pasado domingo 2 de junio, en donde literalmente arrasó a la oposición, de la mano de la candidata a la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum.
Puebla respondió cabalmente a lo que se esperaba de la entidad, al entregarle más de 2 millones de votos a la ahora presidenta electa y también al gobernador electo, lo cual parecía prácticamente imposible de alcanzar.
En este contexto se equivocan aquellos que señalan que ya tiene prisa por gobernar, esto luego de que, al inicio de la semana pasada, anunció que podría presentar a algunas figuras de lo que sería su gabinete, luego de que la presidenta de la República diera a conocer al suyo.
Armenta es totalmente respetuoso de los tiempos y sabe que mientras la nueva presidenta entra en funciones el 1 de octubre, él aún tiene que esperar hasta el 14 de diciembre, por lo que, como lo dijo durante la comida con medios de comunicación, celebrada el pasado viernes 14 de este mes, es respetuoso y respalda a quien hoy sigue mandando en Puebla, que no es otro que el gobernador, Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
Para nadie es un secreto que la relación entre ambos personajes es inmejorable y que no viene de ahora, sino de mucho tiempo atrás y en donde comparten, por cierto, varios amigos en común, empezando por el secretario de Gobernación, Javier Aquino Limón, solo por mencionar alguno.
Armenta es originario, como su familia de Izúcar de Matamoros, pero creció y se educó al lado de su abuelita en Acatzingo; mientras que Sergio Salomón, nació y creció en Tepeaca de Negrete, son prácticamente de la misma región y también son contemporáneos dentro de la política, hay pues muchas cosas en común entre ambos.
El gobernador electo es, pese a ser un político todavía joven, un personaje ortodoxo en sus formas, es decir, de la vieja escuela política, por lo que sabe respetar los tiempos y las formas, las reglas escritas y las no escritas como dictan los cánones.
El gobernador electo de Puebla no tiene la menor intención de confrontarse con nadie, ni muchos menos afanes de venganza o de persecución en contra, lo único que le interesa es que una vez que inicie su periodo de gobierno, pueda cumplir con la mayor parte de sus promesas de campaña y hacer de Puebla un estado dinámico, con una economía fuerte y con bienestar para quienes habitan en su territorio.
A esto obedece la reciente gira de trabajo que realizó por el estado de Nueva York y la “gran manzana”, en donde sostuvo reuniones con varios personajes, el fin es detonar todo el potencial económico que tiene Puebla y la gran comunidad de paisanos que viven en esta parte de los Estados Unidos y específicamente en esta ciudad, la cual incluso es conocida como, “Pueblayork”.
De esta gira de trabajo ya derivó la posibilidad de que se reactive el vuelo directo Puebla-Nueva York, el cual es una demanda tanto de quienes vivimos en la Angelópolis, como para quienes habitan en la “gran manzana”.
Como parte de esta gira de trabajo se busca lograr que exista un mayor intercambio entre los empresarios poblanos y la gran comunidad de paisanos en Nueva York, muchos de los cuales han logrado sobresalir en el mundo de los negocios en los Estados Unidos y tienen intención de volver sus ojos hacia las comunidades de donde son originarios.
El potencial ahí está y quién será el nuevo gobernador de Puebla lo sabe, solo hace falta establecer un verdadero vínculo, sin simulaciones, por eso, Armenta acordó regresar en el mes de septiembre, para darle personalmente seguimiento a todos los acuerdos establecidos durante esta visita de trabajo.
A Puebla le va a ir bien, tiene un gobernador de tiempo completo, legitimado por una votación histórica, con visión, incansable, con ganas de trabajar, al que no le importa tener jornadas de 16 o de 18 horas de trabajo, está acostumbrado a eso.
Armenta no tiene prisa, sabe que vienen seis años por delante y que hay que esperar a que llegue la fecha para su toma de posesión, eso lo saben incluso los miembros más cercanos de su equipo de trabajo, quienes tienen estrictamente prohibido adelantarse a los tiempos.