La lucha por la democracia en México no se entiende sin el Partido de la Revolución Democrática, ente político que vio la luz por primera vez el 5 de mayo de 1989, producto de la suma de varias fuerzas políticas, entre ellas, la corriente crítica del PRI que conformó el Frente Democrático Nacional, que, sumado a una serie de fuerzas de izquierda en México, dieron paso a la conformación del PRD.
En ese mismo año, el doctor Eduardo Fuentes de la Fuente (EduFUdelaFu), originario de la Sierra Norte de Puebla, fue elegido como el primer presidente de este instituto político en la entidad, este personaje había sido militante del Partido Comunista.
Dentro de sus cuadros que aún recuerdo durante estos 35 años de existencia, debo de señalar a Adolfo González Zamora (el loco Zamora) a mi querido amigo, Rubén Moreno, Rosa María Avilés Nájera, Luis Ortega Morales, David Méndez, su padre Jorge Méndez Spínola, su madre, Rosa Márquez, Teodoro Lozano, quien murió en un accidente automovilístico, Edgar Alonso Cañete, por supuesto que Miguel Barbosa, Horacio Gaspar Lima, Eric Cotoñeto, María del Socorro Quezada Tiempo, Susana Wuotto, Rodolfo Huerta Espinosa, los Amaya, “el Sapo” Loyola y mi querido amigo Alejandro Camarillo Beristaín, que en paz descanse, esto solo por mencionar a algunos nombre que conocí durante todo este tiempo.
El PRD vivió sus mejores momentos de la mano de su hoy verdugo, Andrés Manuel López Obrador, quien en 1996 ganó la presidencia nacional de este partido en una interna derrotando a Amalia García y al histórico Herberto Castillo.
Un año más tarde, el PRD obtuvo sus primeros triunfos electorales de resonancia, con la victoria de Cuauhtémoc Cárdenas, en la Ciudad de México, y de Ricardo Monreal, en Zacatecas, consiguiendo de esta forma alcanzar gubernaturas.
Un año más tarde, en 1998, el PRD obtendría en la elección a alcalde de Puebla, una de sus votaciones más importantes de la mano del empresario, Emilio Maurer Espinosa, quien enfrentó en las urnas al panista, José Antonio Díaz García (el mosco) y al priista, Mario Marín Torres, era la época dorada de este partido a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, al inicio de un nuevo milenio.
Pero, al perredismo lo mató inicialmente el propio perredismo, que se comenzó a dividir a nivel nacional y en Puebla, en una serie de grupos, las famosas “tribus” o corrientes, que le dieron al traste al trabajo que durante años iba posicionando a esta fuerza política como una de las más importantes del país.
La corriente Nueva Izquierda, de los famosos “Chuchos”, Ortega y Zambrano, se hizo del control de la estructura del PRD y en Puebla, apoyo a uno de los suyos, Miguel Barbosa, quien manejó este partido a placer durante casi una década, imponiendo al frente de la dirigencia estatal del sol azteca a sus incondicionales. Como Eric Cotoñeto y Miguel Ángel de la Rosa, solo por mencionar algunos.
Barbosa y De la Rosa, fueron los principales impulsores de la alianza en 2010, con Rafael Moreno Valle Rosas, quien, a través de las siglas del PAN, derrotó al PRI de Mario Marín y Javier López Zavala.
Esta alianza que parecía beneficiar al PRD poblano, significó el principio del fin para este partido político, pues en 2013, Rafael le ordenó a su entonces secretario de Gobernación, Luis Maldonado Vengas, apoderarse de este partido y arrebatárselo a Barbosa, para convertirlo en su satélite más de sus proyectos rumbo a la presidencia de la República.
Fue así como el entonces subsecretario de la SEP, Jorge Benito Cruz Bermúdez, fue designado dirigente estatal del partido del Sol Azteca, haciendo a un lado a los grupos tradicionales de izquierda que militaban dentro de este instituto político.
En 2014, luego de la elección presidencial que se había celebrado dos años antes, López Obrador anunció su ruptura con el PRD y la conformación de un nuevo Movimiento bajo su guía y mando, Morena, el cual en 2015 obtuvo su registro como partido político nacional, toda una hazaña.
Morena desfondó a lo que aún quedaba del PRD, sus principales cuadros, pasaron a engrosar las filas del lopezobradorismo y Miguel Barbosa, jugó un papel fundamental en esto, al convencer a la totalidad de la bancada del PRD en el senado, de pasarse a las filas de Morena y del tabasqueño, golpe del cual ya no se pudo recuperar este partido.
El resto ya es historia, el PRD comenzó a sufrir elección tras elección para conservar su registro, hasta que llegó el 2024, año en que, si no ocurre otra cosa, lo que algún día fue el partido de izquierda en nuestro país y en el estado, va a desaparecer. Réquiem por el PRD. Salud.
El cinismo de Paola Angon. La debacle panista en Puebla, luego de la pasada elección, sin duda, ha dejado ver lo mejor y lo peor de sus militantes.
Hemos visto casos dignos de un psiquiatra como el de Genoveva Huerta y su socio, Eduardo Alcántara, quienes operaron para Morena y el Verde y hoy critican a la dirigencia estatal del PAN y en el caso de Huerta, aspiran a volver a saquear, perdón, a dirigir al albiazul.
También vemos casos como el de Mónica Rodríguez della Vecchia y Rafael Micalco, quienes se cruzaron de brazos y hoy juegan al esquirol apoyados desde oficinas gubernamentales para desestabilizar al albiazul.
Pero, un caso que raya en el cinismo es el de la todavía presidenta municipal de San Pedro Cholula, Paola Angon, quien ayer dio a conocer que también buscará la dirigencia estatal del PAN, lo cual es un auténtico despropósito como diría mi amigo, Antonio Hernández y Genis.
Angon operó inicialmente para el candidato de MC a la alcaldía de San Pedro, “el chawaro”, más tarde, corrigió el rumbo y se sumó a quien será su sucesora, Tonantzin Fernández, de Morena, además de que apoyó a su hija, María de la Barreda, candidata del Verde a diputada local por el distrito 17, con cabecera en la ciudad de Puebla.
Sin duda, se necesita ser muy caradura para ahora alegar violencia de género en su contra y también aspirar a la dirigencia estatal de Acción Nacional, que su yerno la redima.