Una fuerte ola de inquietud y cuestionamientos ha surgido en contra de Abraham Irvin Salazar Pérez, el candidato del Partido Movimiento Ciudadano (MC) a edil de San Martín Texmelucan, debido a que todas partes se hace acompañar de un grupo de guardias privados, de los que se intuye que están fuertemente armados. Esa condición lejos de favorecerle genera miedo y desconcierto de quienes buscan acercarse al aspirante.
Abraham Irvin Salazar Pérez hace tres años quedó en el segundo lugar de la contienda por la alcaldía de San Martín Texmelucan. De acuerdo con el conteo de resultados preliminares, él había ganado la elección con más de 8 mil 300 votos, pero la entonces aspirante de Morena, Norma Layón, logró un recuento de sufragios y rebasó por mil 100 votos a su contrincante de MC, lo que le permitió reelegirse como alcaldesa.
Ese resultado hasta la fecha divide opiniones. Un sector de la opinión pública sostiene que al abanderado de MC “le robaron la elección”, sin que nadie pueda explicar cómo fue la supuesta operación para alterar el resultado de la disputa de la presidencia municipal.
Otro sector de la opinión pública acusa que Salazar “se vendió”, pues durante varios días desplegó un fuerte cuestionamiento al resultado oficial de los comicios, argumentando que había múltiples anomalías y que él iba a ganar “en los tribunales”. Al final presentó de manera extemporánea su impugnación.
Por eso su nueva postulación ha levantado muchas expectativas, porque regresa por la revancha contra la 4T y algunos, al inicio de las campañas, lo veían como el rival a vencer. Ahora el político emecista está enfrentando una avalancha de cuestionamientos de todo tipo.
Uno de ellos es que, en el proceso electoral de 2021, Salazar Pérez hacía campaña con un reducido equipo de colaboradores. Por lo general, llegaba a todos lados manejando su propio vehículo o caminando como cualquier ciudadano común y corriente. Él mismo se presentaba como un personaje de la “cultura del esfuerzo” que había sido enrolado en el Ejército y luego se había especializado en psicología, para dedicarse a levantar una empresa familiar, que es una institución de educación superior.
Ahora, en la actual pelea por el ayuntamiento texmeluquense ha aparecido de manera muy diferente: con un intimidador equipo de seguridad y con muchos cuestionamientos de su pasado oscuro, que han llegado al terreno de las denuncias penales en su contra por fraude.
Desde la primera semana de las campañas electorales, Salazar apareció con un grupo de guardaespaldas, que en ocasiones son 5 los guaruras y en otras ocasiones, se cree que son más de 8.
No se trata de la protección oficial que brinda el gobierno del estado a los candidatos que se sienten vulnerables.
Tampoco son agentes de la Guardia Nacional que, cuando vigilan a los aspirantes a cargos de elección popular, en todo momento se identifican o en algunas ocasiones visten el uniforme oficial.
El grupo que cuida o vigila a Abraham Salazar lo acompaña a todo tipo de actividades, lo que dificulta que un ciudadano a pie se pueda acercar fácilmente al aspirante.
Los guaruras llevan gruesas mochilas negras que se colocan en el pecho o el abdomen, lo que hace suponer que ahí guardan las armas de fuego.
Además, siempre están atentos a un sistema de radiocomunicación por el que portan audífonos –llamados chícharos— y constantemente hacen reportes a un micrófono. Lo que hace suponer que desde un vehículo o una central se siguen todos los pasos del candidato emecista.
Recién había arrancado la etapa de proselitismo, un reportero intentó fotografiar a los mal encarados guardaespaldas de Salazar. Eso llevo a que durante dos semanas los sacaran de circulación. Los guaruras se concentraban en la casa de campaña del abanderado de MC y se evitaban los cuestionamientos.
A mediados de abril, los agentes de seguridad volvieron a estar activos. Desde esa fecha no dejan al candidato de sol a sol.
De los 5 contendientes por la alcaldía de San Martín Texmelucan el único que usa seguridad es Abraham Salazar.
Se podría justificar el uso de escoltas debido a que San Martín Texmelucan, en varias ocasiones, ha sido calificado como uno de los municipios más peligrosos de Puebla y de México.
No obstante, los que conocen de cerca la candidatura de Salazar especulan de dos aspectos muy relevantes:
Abraham Salazar luego de haber perdido la alcaldía en 2021, estuvo activo los siguientes tres años, hasta la fecha. Siempre realizando actividades sociales, educativas o de MC. Eso dicen los conocedores lo llevó a descapitalizarse.
Y ahora uno de los empresarios que habrían aportado fondos a su campaña puso como condición el uso de los guardias privados. Se dice, que eso “huele muy mal”, ya que los escoltas se les ve con cara de malosos.
La versión más convincente es la siguiente: meses antes de la contienda municipal de 2021, cuando nadie veía a Salazar como uno de los favoritos, el político de MC fue demandado presuntamente por varias personas que habría sido defraudadas con la estructura de ahorro piramidal llamada Flor de la Abundancia.
Personas que le habrían dado al candidato de MC o sus familiares fuertes sumas de dinero, mismas que vieron esfumarse.
El modelo es el siguiente: una persona que desea participar aporta un monto mínimo de dinero y al mismo tiempo, incorporar a otras dos personas que deben poner la misma cantidad.
Supuestamente eso genera una sinergia –de gente que hace el bien— para que el dinero se vaya multiplicando y cuando los participantes, al paso de las semanas, quedan en el centro del esquema que se hace con la Flor de la Abundancia, reciben una fuerte suma de dinero muy superior a su aportación original.
Sin duda es una forma de engañar a personas que se creen el cuento metafísico de “merezco la abundancia”.
Y al mismo tiempo, se dice, que Salazar se habría aprovechado de la ingenuidad de los participantes para capitalizarse y no detener sus actividades proselitistas, en los últimos tres años.
Ahora la presencia de los escoltas es proporcional al miedo de Salazar de que los agraviados con la estafa, en plena campaña, busquen hacerse justicia ellos mismos. Eso es lo que se dice.