Durante los últimos días del 1915 y hasta los primeros del 1917, la primera guerra mundial transcurrió en un evento que se conoció como la guerra de trincheras.
El ejército alemán se quedó atrapado a kilómetros de París, pero, sin poder capturar la capital francesa y así ocurrió durante casi 2 años, de 1915 a 1917, ninguno de los dos bandos avanzó y cada uno se mantuvo dentro de las “trincheras”, un pedazo de territorio rascado a ras de suelo, en donde se daban esporádicos ataques.
La campaña en Puebla luego del debate realizado el pasado domingo, parece haber entrado en esa etapa, la etapa de la guerra de guerrillas, en donde ninguno de los dos principales contendientes, parece lograr algún avance importante en las líneas del enemigo y parecen prepararse para la ofensiva final del 2 de junio.
Independientemente, de lo que según marcan las encuestas, la ofensiva final por parte de los dos principales adversarios, parece ya haberse reservado para el día D, el día de la elección, sin descartar que por ahí se pudiera presentar una ofensiva de cualquiera de los dos bandos, con la finalidad de finiquitar las cosas, en una de las campañas más extrañas de las cuales haya dado cuenta.
Para Puebla las cosas no son fáciles, la elección poblana se debe de encuadrar dentro de un escenario que cada vez se le complica más a Morena y sus aliados.
La Ciudad de México parece ceder ante la ofensiva “fifí” ya reconocida por el propio presidente López, quien difícilmente va a reconocer que se equivocó en la designación del candidato, en este caso candidata y también por Veracruz y Morelos, lo que tiene muy nerviosa a la Claudia Sheinbaum.
Puebla no puede ser ajena a ese fenómeno nacional, cuyas implicaciones no las sabemos, pero que ya pronto conoceremos el desenlace, el cual se escribirá en tres domingos y que sin lugar a dudas, va a modificar la historia de Puebla, como ocurrió con el marinismo y con el morenovallismo, las dos corrientes hegemónicas que se disputan el poder en la entidad y que parecen haber celebrado unas bodas de odio, que nadie hubiera podido pronosticar.
Por lo pronto, reitero, la guerra parece haber entrado en un impasse, muy similar, reitero, al que se vivió durante la primera guerra, la guerra de guerrillas, en donde ninguno de los contendientes avanza, pero tampoco retrocede.
La guerra por San Pedro. Quien parece estar tomando la ventaja en la lucha por la presidencia municipal de San Pedro Cholula, es la candidata de la alianza, Morena, PT y Fuerza México, Tonantzin Fernández, quien le ha puesto todo el empeño a la campaña, para lograr ganar la contienda el próximo 2 de junio y arrebatarle uno de sus bastiones el panismo.
La dos veces diputada local de Morena, no descansa en su empeño de ganar la presidencia municipal de la ciudad milenaria y que está en una contienda abierta contra la candidata de la oposición, Roxana Luna y el abanderado de MC, “Chawaro”, quien puede hacer la chica en esta elección.
Tonantzin es de las pocas candidatas del oficialismo que ha hecho un gran esfuerzo por ganar en la zona conurbada y que le puede dar resultados.
Mario Riestra continúa adelante y eso como les duele. Quien puntea en las encuestas y casi con 10 puntos de ventaja sobre su más cercano adversario, es el candidato de la alianza Mejor Rumbo para Puebla, Mario Riestra Piña, quien entra a la etapa de las definiciones, con una ventaja de 10 puntos sobre su más cercano adversario, el empresario, José Chedraui Budib, quien es todo un fenómeno político, pues siguen sin haber pautado un solo spot de radio y televisión; sin embargo, sigue en segundo lugar detrás del puntero, quien ya puso locas a todas las plumas del oficialismo.
El tema no es un asunto menor, basta con ver a las brigadas de Eduardo Rivera y Mario Riestra, quienes trabajan de manera conjunta, mientras que las de Armenta y Chedraui, lo hacen cada uno por su cuenta, tal vez porque el candidato a la gubernatura no se quiere contaminar de la derrota que van a arrastrar los candidatos que él no eligió en la capital y en toda la zona conurbada.
Basta con ver los eventos que se llevan a cabo en la Angelópolis para observar el comportamiento electoral de la ciudad de Puebla.
La desesperación es mala consejera, si van los 10 mil puntos arriba que dicen estar. Entonces ¿qué les preocupa? Ya mandaron a sus mejores hombres y ni así pueden tener impacto.
Tal vez sería mejor que ya no se desgasten, porque ni enviando todo el aparato encima, van a poder ganar. Dijera López Obrador, su héroe, el pueblo no es tonto. Tonto es el que cree que el pueblo es tonto. Que siga tronando la matraca.