El ambiente electoral de Puebla llega “al rojo vivo” para el debate, que se va a llevar a cabo el próximo domingo en el auditorio del Complejo Cultural de la BUAP, el cual también, dicho sea de paso, puede ser la “última llamada” para el candidato del bloque opositor, Eduardo Rivera Pérez.
Alejandro Armenta llega a este encuentro, con la calidad de favorito de acuerdo a las últimas encuestas de opinión que se han publicado, las cuales le dan entre 25 puntos y hasta 10 de ventaja, aunque de antemano sabemos que no podemos creer en los estudios de opinión.
Su campaña se ha desarrollado de una manera sólida, de acuerdo al script de un hombre que luchó primero en la interna de su partido, contra su primo, Nacho Mier, se impuso y que obviamente trae un trabajo de varios años detrás y por supuesto la campaña al Senado de la República en el 2018, donde consiguió un millón 500 mil votos.
Lo he ya mencionado varias veces en este mismo espacio, la campaña de Armenta podía haber transitado de manera totalmente tranquila, pero agentes externos a su propio equipo se la han complicado.
El originario de Acatzingo ha tenido que arrastrar a la mayoría de los candidatos de su partido Morena a los diferentes puestos de elección popular, tanto a los locales como a los federales, salvo contadas excepciones, Alejandro es el que arma los eventos y el que congrega a las multitudes, pero no hay más.
Nadie ajeno a Armenta y a su equipo, salvo el candidato a diputado federal por el distrito 9 con cabecera en Puebla, Tony Gali López, cuenta con una estructura propia, todos se cuelgan de Armenta, quien tiene como ventaja, conocer como pocos la entidad.
Sin embargo, y pese a todas las encuestas pagadas, de todos es conocido que la zona conurbada, nada más parece no componerse y está en riesgo de perderse, veamos: Puebla capital, está cerrada, pero a favor de Riestra; San Andrés, con ventaja para Lupita Cuautle; San Pedro se ha convertido en una elección de tercios entre la morenista, Tonantzin Fernández, la opositora, Roxana Luna y el candidato de Movimiento Ciudadano, Isauro López (Chawaro); en Cuautlancingo, la pelea es cerrada entre Omar Muñoz y Filomeno Sarmiento y, en Coronango, también hay alta competencia, Huejotzingo y San Martín, también en escenario de alta competencia y con tendencia a favor de MC.
Esto es tal vez lo que tiene tan molestos al morenismo, que se ha enganchado en contestar el discurso de sus opositores del albiazul, cayendo algunos de sus integrantes en verdaderos excesos verbales, que poco le aportan al candidato a la gubernatura.
El clima de polarización y de violencia electoral es el que menos le conviene a Armenta, quien tenía que haberse apegado a su guión original, aquel de que ganó la elección el 9 de noviembre, cuando se hizo de la candidatura a la gubernatura.
Por su parte, Eduardo Rivera Pérez, el candidato de la oposición, llega al debate en una posición que pudiera favorecerle, la de víctima, aunque debe de tener cuidado de que no se vaya a exceder.
Rivera dejó atrás su posición de tibieza y asumió su rol de líder de la oposición en la entidad, mismo que le puede redituar en el debate del próximo domingo, en donde va a enfrentar a un personaje con tablas nacionales, como lo es Armenta, quien fue presidente del senado de la República, lo que no es un asunto menor.
Eduardo ahora tiene que mantenerse en el mismo tenor y ya no bajar la guardia. Difícilmente va a ganar el debate y menos el pos debate, pero su desempeño enviará una señal para el resto de los candidatos de la coalición, quienes luchan por ganar diputaciones federales, locales y presidencias municipales.
Y digo que es muy difícil que vaya a ganar el debate porque, en primer lugar, la penetración de este evento entre el electorado es muy bajo y el pos debate que es más importante que el propio encuentro de ideas, está dominado por opinadores y comunicadores, “cómodos con el sistema” y que no van a querer vivir en el error seis años.
No obstante, reitero, el debate es el mejor escenario para Rivera Pérez y que pueda contrastar proyectos con su adversario político.
Cabe recordar que, en Puebla, a diferencias de otras entidades, solo habrá un debate, por lo que, para Eduardo Rivera no habrá otra oportunidad para poder lucirse, es este y no otro el momento para confrontar a Armenta, quien tiene fama de salirse fácilmente de sus casillas.
Este es el ambiente electoral en el cual, Alejandro Armenta y Eduardo Rivera se verán las caras el próximo domingo, en medio de un clima caldeado y ya muy cerca de la recta final del proceso de este 2024, de donde van a emerger las nuevas autoridades que estarán al frente de Puebla, en los próximos tres y seis años.