Puede ser, como afirma “Pepe” Chedraui, que Mario Riestra esté desesperado por ubicarse en segundo sitio de las preferencias electorales en el municipio de Puebla y que por eso insista en ir a un debate entre candidatos a la alcaldía.
Pero también puede ser, como asegura Mario Riestra, que “Pepe” Chedraui tenga temor para estar en un encuentro de este tipo por falta de capacidad oratoria para exponer sus propuestas y rebatir acusaciones en tiempo real.
Ambos candidatos a la presidencia municipal de Puebla han sido claros en la estrategia trazada para abordar el tema del debate.
Riestra, de la coalición Mejor Rumbo para Puebla, quiere enfrentar a Chedraui en un cara a cara para incrementar sus posibilidades de ganar la elección.
En el cuarto de guerra del aspirante opositor se tiene la certeza de que el panista tiene muchas más tablas que el empresario de origen libanés para desenvolverse con éxito en un debate.
Eso es muy posible.
Riestra es un político de formación que en los últimos dos años y medio tuvo como zona de entrenamiento la compleja tribuna de la cámara de diputados. Más atrás tuvo otros cargos que le permitieron pulir esa cualidad.
Su equipo sostiene que no está detrás del morenista en intención de voto, como muestran algunas encuestas, pero no niega que la insistencia en el debate tenga que ver con una estrategia bien planificada para ganar unos puntos en la simpatía del electorado.
Por supuesto que a Mario Riestra le conviene el debate.
Chedraui, por el contrario, evita la realización de ese ejercicio político porque no quiere exponerse a perder puntos y poner en riesgo la ansiada victoria.
Si las encuestas que tiene en su poder son reales y le muestran números de preferencia electoral por encima de los de Riestra, como dice, parece haber tomado la decisión correcta al negarse a debatir.
A Chedraui entonces no le conviene el debate.
El problema para el morenista es que con el rechazo confirma la tesis de su contrincante, que le resta aptitudes para encararlo frente a la mirada –y el juicio– de miles de votantes.
Los asesores del candidato de la coalición Sigamos Haciendo Historia han definido usar como estrategia discursiva frente a la negativa aquello de la “desesperación” del rival, pero Riestra no se ha mostrado desesperado en ninguna de las declaraciones que ha hecho para reiterar su petición.
Es probable que sí lo esté y que lo sepa disimular bien, claro.
Al final los dos candidatos tienen razón y se han montado en sus planes para hacer aquello que más les beneficie en términos electorales.
Uno necesita del encuentro y el otro no.
Chedraui, parece, ganará esta vez.
Debido a que la ley no obliga al Instituto Electoral del Estado a realizar un debate entre candidatos a la alcaldía de Puebla, el organismo requiere de la solicitud de alguno de los actores para tomar la iniciativa y hacerlo.
Por eso Riestra presentó la solicitud.
Como Chedraui y Rafael Cañedo –el tercer candidato, de MC– no pedirán que se lleve a cabo, el intento se diluirá.
No habrá debate.