Hace unos días, en Xicotepec de Juárez, llamó mucho la atención que un mitin de la 4T programado para unas 700 personas debidamente sentadas –en cientos de sillas de plástico dispuestas para ese propósito— solamente había una tercera parte de los lugares ocupados. Ni los grupos musicales ni los animadores lograron llenar el acto.
Ese mitin semivacío es un claro reflejo de que no está funcionando la alianza, el acuerdo conciliatorio, que se impuso entre dos figuras políticas de mucho peso en la región: el exalcalde Carlos Barragán Amador y Ardelio Vargas Fosado, quien es el cacique de más poder en la Sierra Norte.
Los que conocen la zona advierten que el mitin no se llenó por la falta de coordinación, de comunicación, que existe entre Vargas Fosado y Barragán Amador, que han estado enfrentados los tres últimos años.
Las mismas fuentes advierten: los 700 asientos dispuestos para el acto público se podían haber llenado “con la mano en la cintura”. El índice de simpatías por Morena es muy alto en esa parte de la Sierra Norte y los grupos políticos –dentro de la 4T– que compiten por los cargos de elección popular tienen seguidores en abundancia como para abarrotar el evento en cuestión.
El evento no se llenó porque simple y sencillamente nunca se pusieron de acuerdo los equipos de Vargas y de Barragán de quien debía llevar la mayor parte de los asistentes.
Este problema es reflejo de la forma errática en que se decidieron muchas candidaturas a alcaldes en la 4T, en las que no se concilió los intereses de todos los grupos políticos que participaron en los procesos internos de Morena para elegir a los aspirantes a ediles.
A principios de año, había tres personajes que peleaban por la candidatura de la 4T a la alcaldía de Xicotepec de Juárez. Cada uno de ellos, ya ha sido presidente municipal y tienen mucho poder político y económico en la región. Ellos eran: Carlos Barragán Amador, Benito Ánimas Arellano y Ardelio Vargas Fosado. Todos, en su momento, fueron destacados priistas.
Se supone que para evitar “un choque de trenes” se concilió por parte de Morena entre Barragán y Vargas Fosado. Al primero se le dio la candidatura a alcalde. Al segundo, se le cedió la postulación de aspirante a diputada local a su hija Guadalupe Vargas Vargas, quien es la actual edil con licencia de Xicotepec de Juárez.
Además, supuestamente se hizo un acuerdo para que ambas facciones trabajen conjuntamente para sacar un resultado electoral positivo a favor de Morena en esa región.
Mientras que a Benito Ánimas se le excluyó del acuerdo y en general, se le dejó fuera de toda participación en la 4T.
En un primer momento parecía un buen acuerdo que borraba la vieja rivalidad entre Ardelio Vargas y Carlos Barragán, la cual surgió en los comicios locales de 2021.
En aquella ocasión, Guadalupe Vargas –todavía como militante del PRI– estuvo a punto de perder la reelección como edil de Xicotepec de Juárez porque Carlos Barragán, como candidato independiente, quedó a menos de 100 votos de su contrincante.
Ahora queda claro que el trato –pactado este año– entre Vargas Fosado y Barragán Amador “es letra muerta” y sigue habiendo fuertes diferencias entre ambos.
Que no funcionó “la operación cicatriz” de Morena.
Y Benito Ánimas se pasó del lado del rival más fuerte de la 4T, que es Juan Carlos Valderrábano, exedil panista de Xicotepec de Juárez, que ahora compite de nuevo por la presidencia municipal, pero bajo las siglas del Partido Pacto Social de Integración.
Frente a todo lo que se ha narrado en esta columna, queda suelto un pequeño y poderoso dato: el personaje que tiene la estructura electoral más fuerte en Xicotepec de Juárez es Benito Ánimas.
No cabe duda de que en Morena construyeron las candidaturas “con los pies”.