Faltando menos de cinco días para el arranque de las campañas electorales, el candidato opositor Eduardo Rivera Pérez rebeló uno de los factores políticos que, de manera silenciosa y discreta, vino construyendo y con el que buscará derrotar a la 4T en los comicios que definirán al próximo gobernador de Puebla. Ese recurso es haber localizado, negociado y aliarse con las disidencias de Morena en 56 municipios, en donde hay enojo, desconcierto, por la mala elección de los candidatos a alcaldes.
Rivera tuvo un encuentro con directivos de medios de comunicación de la ciudad de Puebla, luego de un periodo de reducida presencia mediática en la capital que él mismo reconoció, al explicar que en los dos últimos meses y tres semanas –que fue el periodo de la llamada intercampaña— se dedicó a recorrer 108 municipios, lo que implicó hacer trayectos por 15 mil kilómetros, saludar de mano a casi 40 mil personas y otorgar 128 entrevistas a la prensa regional.
Un periplo que era fundamental para el político opositor, toda vez que su fuerza electoral se concentra en la capital y zona metropolitana de Puebla, pero no así en las diversas regiones de la entidad, por lo que ahora se enfocó a intentar posicionarse en todas zonas geográficas del territorio poblano.
Eduardo Rivera a lo largo de poco más de una hora –en una comida realizada en una hacienda del rumbo de San Andrés Cholula— sostuvo que no está definida a elección del 2 de junio a favor de Morena y que él tiene todas las posibilidades de derrotar a la 4T, tal como a lo hizo dos veces en las votaciones de 2021, cuando él ganó la titularidad del ayuntamiento de la capital y a nivel estatal el bloque opositor saco más sufragios que el Partido de Regeneración Nacional y sus aliados.
Para sostener sus dichos expuso dos factores: los números en las encuestas y el ganarse la simpatía de los disientes de Morena.
En el tema de las encuestas, no sonó convincente la explicación del candidato albiazul.
Incluso decepcionó que, para sustentar que se ha cerrado la contienda entre la oposición y la 4T, utilizó los resultados demoscópicos de Massive Caller, una de las encuestadoras menos confiables en México.
Y en el tema de las disidencias de Morena, ahí si es creíble lo que expuso Rivera, ya que ha sido evidente el desaseo y el autoritarismo que hubo en Morena y sus aliados para elegir a los candidatos a alcaldes y diputados locales. Más allá del dicho del aspirante del frente formado por el PRI, el PAN, el PRD y el PSI, queda claro que la 4T se autoinyectó una alta dosis de debilidad con la caótica selección del grueso de sus abanderados.
Las encuestas
Rivera, utilizando la nota informativa de un portal, fechado 15 días antes de los comicios locales de 2021 en donde se indicaba que Morena estaba 20 puntos arriba del PAN en la capital, relató que al final él acabó ganando esa contienda por 20 puntos encima de la 4T. Lo que significó cambiar el rumbo de 40 puntos de preferencias del voto en escasas dos semanas.
De esa manera dijo: que se está viviendo en el presente un escenario similar al de hace tres años, en que las encuestadoras le deban una ventaja muy alta a los partidos y candidatos de la 4T, pero al final el frente opositor los alcanzó y los rebasó.
Exhibió que, a principios de ese año, ocho empresas encuestadoras reportaban una ventaja de 20 puntos a favor de la opción morenista. Al cabo de tres meses, las mismas compañías demoscópicas están reportando que ya son 10 puntos la diferencia entre los dos bloques que se disputan la gubernatura.
Utilizando los resultados de Massive Caller, el abanderado albiazul dijo que junto con “sus encuestas”, de las que no informó qué empresas las elaboraron, él ya se ubica entre 4 y 5 puntos debajo de su competidor, el morenista Alejandro Armenta Mier. Lo que significa un empate técnico antes de arrancar las campañas electorales.
¿Qué se puede decir de ese análisis? Que no es del todo convincente –por ahora— por qué son muy diferentes las circunstancias entre en los comicios de 2021 y ahora 2024, sin contar que Massive Caller es una encuestadora poco atinada.
Hace tres años Rivera salió a competir contra la morenista Claudia Rivera Vivanco, que había sido mala presidenta municipal y que buscaba reelegirse, y muchos sectores de militantes de Morena promovían el voto en contra de la aspirante de la 4T.
En ese sentido, se puede decir que no hay punto de comparación entre Alejandro Armenta y Claudia Rivera. El primero se muestra –en la presente contienda– como un candidato fuerte, con un largo trabajo político-electoral y que no tiene el desgaste que enfrentaba –en 2021— la entonces alcaldesa morenista de la capital.
Los enojados de Morena
Rivera expuso dos factores electorales de manera muy acertada:
Primero: entre la oposición y la 4T hubo una diferencia fundamental, consistente en que el bloque del PRI, el PAN y el PRD se designó como candidatos a los que ganaron las encuestas y fueron reducidas las controversias. En la 4T hay un fuerte malestar en casi toda la entidad por una mala selección de sus abanderados. Eso es cierto.
Segundo: el candidato relató que en el grueso de los municipios se inscribieron en el proceso interno de la 4T muchos aspirantes buscando las candidaturas a alcaldes. Luego se depuraron a los grupos de participantes. Se definió a los que llegaban al último filtro de selección. Al final se eligió a quienes ni siquiera se habían apuntado en la contienda o que no ganaron las encuestas que se levantaron.
Ello ha provocado un fuerte malestar –que informó— él ha sabido aprovechar. En 56 municipios ya se jaló a “los enojados” de Morena. Muchos de ellos con larga trayectoria de trabajo electoral. Los ha incorporado al proyecto de la oposición.
En eso no se equivocó Eduardo Rivera: la mala selección de candidatos de Morena, el PT, el PVEM, Nueva Alianza y Fuerza por México ha debitado a la opción electoral de la 4T en el estado de Puebla.