Un peculiar fenómeno se está dando en las demarcaciones más importantes de la Sierra Norte en el actual proceso electoral: la disputa de las presidencias municipales recae entre alcaldes que buscan reelegirse y exediles que buscan regresar al poder, junto con algunos caciques. Es decir, no hay espacios para que surjan autoridades que provoquen un cambio generacional o la llegada de nuevos actores a la política regional. Parece que todo está decidido a “que sea más de lo mismo”.
Dentro de esta falta de alternancia se está dando el registro de familias que han tomado el control de los municipios y van por el segundo, el tercero, el cuarto y hasta el quinto gobierno municipal, de manera salteada o consecutiva.
Ello es una muestra de que la reelección de alcaldes es una regresión democrática, al convertirse en un factor que fomenta los cacicazgos.
Estos son algunos ejemplos:
A la sombra del PRI, en Tlacuilotepec creció el cacicazgo de la familia Guzmán que está buscando su cuarto gobierno municipal, sólo que ahora por medio de Morena.
Alejandro Guzmán García ya fue alcalde de esta comunidad y llamaba la atención porque cuando rendía sus informes anuales de gobierno, uniformaban a los trabajadores del ayuntamiento y lo ponía a cargar carteles con leyendas tales como: “Gracias don Ale”.
Posteriormente su hijo, Osvaldo Guzmán, ya ha sido alcalde dos veces de manera alternada, lo cual le permite buscar por tercera vez la reelección. Fue de los ediles convencidos por el excoordinador priista en el Congreso local, Jorge Estefan Chidiac, de desertar del PRI y ahora ser parte de la 4T.
Por esa razón el actual presidente municipal de Tlacuilotepec volverá a aparecer en las urnas, pero bajo las siglas del Partido de Regeneración Nacional.
Cuando Miguel Ángel Morales se postuló por primera vez –hace seis años– como candidato a alcalde de Zihuateutla ganó muchas simpatías por su carácter afable y prometer un gobierno sensible con los problemas de la población. Eso permitió que Movimiento Ciudadano pudiera derrotar al PRI y a los cacicazgos de la región.
Ahora que ya ha sido dos veces edil de manera continua, Ángel Morales se destaca porque se convirtió en hombre autoritario y alejado de la población.
Se olvidó de las promesas que hizo al electorado y del partido que lo llevó al poder, porque ahora está del lado de la 4T, buscando controlar un tercer gobierno municipal por medio de su madre, Petra Morales, quien es la aspirante de Morena.
En el pueblo mágico de Pahuatlán, independientemente del resultado que haya en las urnas, va a ver “más de lo mismo”.
Hace tres años sorprendió que los comicios fueron ganados por Eduardo Romero, un empresario sin roce con la política local, que se postuló como aspirante sin partido y eso le hizo generar la promesa de encabezar un gobierno libre de compromisos. Ahora ya se olvidó de su perfil ciudadano y en Morena encontró la fuerza política que lo abandera para buscar la reelección en ese municipio indígena de la Sierra Norte.
Del frente opositor las cosas están iguales. Compiten los de siempre. El candidato del PRI, el PAN y el PRD, es el empresario hotelero Arturo Hernández, quien ya fue edil panista de Pahuatlán y un destacado morenovallista. Ahora busca su segundo gobierno, con el pequeño detalle de que su esposa Guadalupe Ramírez, ya fue alcaldesa en un periodo de cuatro años y 8 meses.
Venustiano Carranza es el municipio que está más al norte del estado y lleva 12 años bajo el control de una sola familia: los hermanos Valencia.
En su momento el gobierno estatal los acusó de ser quienes controlaban el tráfico de combustible robado y los miembros de esa familia, sostienen que esa afirmación es una persecución política en su contra.
Vicente Valencia Ávila gobernó de 2008 a 2011 y es el mayor de la familia. Luego le sucedió su hermano Jorge Alejandro Valencia, que estuvo al frente del ayuntamiento de 2011 a 2014. Un tercer miembro del clan de nombre Rafael Valencia, encabezó la administración municipal de 2014 a 2018.
En los comicios de 2018, Vicente regresó al poder y dejó el ayuntamiento en 2020, luego de que intentó ser detenido por la Fiscalía General del Estado.
Ahora el hermano menor, Marco Valencia, de la mano del PAN, busca darle el quinto gobierno municipal a su familia.
Xicotepec de Juárez va a ser un duelo de exalcaldes, que juntos acumulan 4 ayuntamientos: se trata de Carlos Barragán Amador que bajo las siglas del PRI fue edil de 2005 a 2008 y de 2011 a 2014. En 2021 fue candidato independiente y perdió. Ahora, ya es miembro de Morena y busca, por enésima vez, ser presidente de este municipio.
Juan Carlos Valderrábano Vázquez fue edil dos veces bajo el cobijo del PAN. De 2008 a 2011 fue su primer periodo y el segundo, de 2014 a 2018. Hace unos días cambió de camiseta y lo postuló el Partido Pacto Social (PSI) de Integración para intentar obtener un tercer mandato como alcalde.
Y por si fuera poco, Paloma Goicoechea Rodríguez es la candidata del PSI a diputada local. Esta mujer es la esposa de Juan Carlos Valderrábano y hace tres años, fue aspirante del PAN a la alcaldía de Xicotepec de Juárez y perdió.
Es decir, en esa región solo compiten los políticos reciclados.
Un escenario similar ocurre en Huauchinango: la lucha por el ayuntamiento se da entre personajes que ya estuvieron en el poder. No hay nada nuevo.
Rogelio López Angulo ya fue alcalde por el PRI, hace 3 años volvió a ganar bajo la tutela de Nueva Alianza y en el presente proceso electoral, llega a su cuarta participación –ya que también acumula una derrota— sumando a Morena entre los partidos que lo apoyan.
Gustavo Vargas fue priista y no logró la candidatura durante el sexenio de Melquiades Morales. En 2018, lo postuló Morena y ganó la alcaldía. Va por su segunda nominación, pero con la alianza del PT y el Partido Fuerza por México.