¿Por qué José Chedraui Budib será candidato de Morena?
Porque quiere, porque puede y porque tiene con qué.
Vayamos despacio en la explicación y comencemos en orden cronológico, con la primera de las tres respuestas.
El empresario de origen libanés quiere ser alcalde de Puebla desde el año 2012, cuando Enrique Peña Nieto ganó la elección de presidente de la República de la mano del PRI. Esa vez Chedraui se encargó de recaudar fondos para la campaña del candidato priista, pero su relación con el político mexiquense venía de más atrás.
El papá de “Pepe”, José Chedraui Alam, era asistente habitual en las comidas que los empresarios integrantes del Grupo de la Amistad realizaban en el Estado de México y que tenían como invitados a los gobernadores. Peña Nieto pasó por ahí.
Con Peña en Los Pinos, Chedraui Budib creyó que podía ser candidato a presidente municipal en 2013 y se coló al PRI, partido en el que militaba el mandatario mexicano y que había resucitado después de los descalabros sufridos en los comicios federales de 2000 y 2006, pero no lo consiguió.
El tricolor de entonces prefirió a Enrique Agüera Ibáñez y a “Pepe” le obsequió una diputación local plurinominal que le garantizó su acceso al Congreso del estado, donde se hizo amigo, de los de adeveras, de otro legislador: Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
Al año siguiente, en septiembre de 2014, Chedraui fue nombrado presidente del Comité Municipal del PRI de Puebla, cargo que dejó hasta febrero de 2018, en la antesala de un nuevo proceso electoral y en medio de especulaciones que lo ubicaban como precandidato a senador del bloque de partidos liderado por el PAN, entonces comandado por Rafael Moreno Valle.
Chedraui no participó en esa contienda, pero retornó en el 2021 con renovadas aspiraciones y la mira puesta, otra vez, en la alcaldía.
Aquí sufrió otro revés.
La sociedad del PRI con el PAN le obligó a aliarse con Genoveva Huerta, presidenta del blanquiazul heredada por el morenovallismo, para brincar el obstáculo de la coalición e imponerse a Eduardo Rivera Pérez.
Tampoco pudo.
El empresario textil, sin embargo, ha sido persistente.
En diciembre de 2022, vinculado todavía al tricolor, y antes de morir Miguel Barbosa, anunció en una cena con representantes de los medios de comunicación que buscaría nuevamente la Presidencia Municipal.
Ahí comenzó el enésimo recorrido.
Por esas fechas mantenía el control del PRI municipal a través de Sebastián Hernández Orozco, quien fue puesto en la dirigencia gracias a un acuerdo de nuestro personaje con Néstor Camarillo y Jorge Estefan Chidiac.
Antes del fallecimiento de Barbosa, Chedraui se preparaba para competir en una interna con el resto de los aspirantes del frente opositor, sin saber que el escenario estaba por cambiar radicalmente.
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Las explicaciones a las siguientes dos respuestas: “porque puede” y “porque tiene con qué”, son más sencillas.
“Pepe” Chedraui puede porque las actuales circunstancias políticas le favorecen.
Una de ellas, la más importante, tiene que ver con su amigo de aquella LIX legislatura.
El arribo de Céspedes Peregrina a la gubernatura le abrió la puerta en Morena al mismo tiempo que concluía su relación de altibajos y desencuentros con los dirigentes del PRI.
El mandatario se volvió su principal aliado y ha sido factor determinante para su incursión a la contienda por la vía de la 4T, a partir de un ingenioso plan que se ha desgranado de manera pausada en los últimos meses.
Las declinaciones de otros aspirantes, el cobijo de los líderes morenistas y el condicionamiento del Partido Verde para ir en alianza con Morena solo si el empresario es candidato, por ejemplo, no derivan de la espontaneidad.
Sergio Salomón ha ayudado a su amigo.
Por eso puede.
Viene la última explicación.
Si Chedraui no tuviera con qué, no podría.
El apoyo del gobernador, las relaciones políticas y los millonarios amigos empresarios no servirían de mucho sin un perfil competitivo.
“Pepe” Chedraui es el aspirante con mayor potencial de voto en la 4T.
Ni Claudia Rivera, ni Alejandro Carvajal, ni ningún otro rival, de los 34 que acudieron al registro, se le acerca en las encuestas.
Por eso es que no enfrenta obstáculos de relevancia para ser candidato.
Eso podría ser injusto para unos.
Para los autonombrados obradoristas, seguramente.
Pero así suele ser la política, injusta.
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“¿Qué pasará entonces con Ana Elizabeth García Vilchis?”, se preguntará usted.
Es muy posible que la colaboradora del presidente López Obrador y amiga y aliada del senador Alejandro Armenta sea candidata a diputada local.
Allá en la sede de Morena se comenta que “Liz” Vilchis quiere hacer carrera política en su estado natal, Puebla, y que ha decidido que la mejor manera de hacerlo será empleando como acceso al Congreso. La alcaldía, añaden, transitó por su cabeza, pero solo como una ilusión pasajera que se desvaneció pronto para retornar a la realidad.