Nadie duda de que Jacinto Herrera Serrallonga fue el artífice del fraude electoral en contra de Morena en los comicios de gobernador de 2018. Lo que no queda claro son las razones por las cuales Ignacio Mier Velazco, que se supone es leal a la 4T, incorporó a este personaje al equipo que lo acompañará en sus actividades proselitistas como candidato al Senado de la República. Pereciera, una vez más, que el actual coordinador de los diputados federales morenistas tiene compromisos que cumplir con grupos políticos y económicos ajenos al movimiento obradorista, que le habrían aportado dinero a su recientemente fallido intento de competir por la gubernatura de Puebla.
Jacinto Herrera fue parte de un esquema de control y manipulación del Instituto Estatal Electoral (IEE) por parte del principal operador político del morenovallismo, Eukid Castañón Herrera, quien en 2015 fue quien diseñó y ejecutó la estrategia para que este personaje ocupara la presidencia del IEE.
Eso permitió a Eukid Castañón alzarse como el estratega del triunfo electoral –en 2016– del entonces morenovallista José Antonio Gali Fayad, quien fue gobernador del estado un año y 8 meses. Y en 2018, ufanarse de haber operado el fraude contra Morena que permitió a la panista Martha Erika Alonso Hidalgo convertirse en la titular del Poder Ejecutivo.
La manera de operar fue la siguiente: Jacinto Herrera tenía cero experiencia en temas electorales. Al llegar a la presidencia del IEE todas las decisiones las consultaba directamente con Dahlel Lara González, quien era la secretaria ejecutiva del instituto y ella, directamente acordaba con Eukid Castañón.
Es decir, en el IEE todo lo que se hacía desde la presidencia del organismo –en el periodo de 2015 a 2018– era autorizado por Eukid Castañón, quien recientemente salió de la cárcel, luego de haber estado tres años bajo la sombra penitenciaria.
La contienda de gobernador de 2018 fue manchada por la presencia de grupos armados el día de los comicios, el robo de urnas y la compra de votos, así como el descubrimiento de una “mapachera” en el MM Gran Hotel un par de días después. El único que “no se enteró” de esas anomalías fue Jacinto Herrera, quien nunca habló del tema.
Ese comportamiento provocó que el 24 de agosto de 2019 renunciara a la presidencia del IEE por haberse convertido en “un apestado”.
Pago de favores al morenovallismo
Tal situación plantea un par de hipótesis, o mejor dicho de especulaciones, sobre el sorpresivo arribo de Jacinto Herrera Sarrallonga al equipo de Mier Velazco, pese al negro historial que lo acompaña.
Primera especulación: Nacho Mier en su afán de convertirse en el candidato de la 4T a la gubernatura de Puebla no mostró el más mínimo recató y desplegó una excesiva campaña propagandística, con un gasto desmesurado que, según algunas estimaciones, podría rondar entre los 500 y los 700 millones de pesos. Para poder juntar ese dinero, el legislador federal tejió una serie de alianzas con grupos de interés económico, sin importar que muchos son opuestos a la 4T.
Uno de los grupos que se sospecha que pudiera haber aportado fondos son aquellos empresarios y ex funcionarios públicos que amasaron fortunas durante el morenovallismo, mediante negocios que hicieron a la sombra del uso de recursos del erario.
Los morenovallistas, desde hace mucho, se han apartado del Partido Acción Nacional y están desesperados en encontrar la puerta de entrada a la 4T, para volver a tener acceso a los presupuestos públicos.
Curiosamente, Jacinto Herrera, antes de ser nombrado titular del IEE, se desempeñó a lo largo de cuatro años como director de Ingresos de la Secretaría de Finanzas, bajo las órdenes de Roberto Moya Clemente, actual senador de la República y quien, en el sexenio de 2011 a 2016, fue el tesorero del morenovallismo, tanto para el manejo del dinero dentro del Gobierno del estado como para su utilización en proyectos políticos en cualquier parte del país.
Algo que nunca se ha podido aclarar es cómo logró Jacinto Herrera saltar del PRI al morenovallismo, a pesar de que fue parte del grupo político de Mario Marín Torres, el gobernador priista que antecedió al mandatario panista Rafael Moreno Valle Rosas.
Herrera Sarrallonga inició su carrera como servidor público en el Ayuntamiento de Puebla, durante el periodo de la edil priista Blanca Alcalá Ruiz.
Más tarde, en 2010 brincó al círculo de confianza del entonces candidato del PRI a la gubernatura de Puebla, Javier López Zavala, quien era el contrincante de Moreno Valle. Al expresidente del IEE lo nombraron coordinador metropolitano de la campaña del aspirante tricolor y se dice que ese cargo se lo confirió directamente Mario Marín.
Pese a haber estado del lado perdedor, sorpresivamente “cayó de pie” en el siguiente sexenio, ya que en 2011 fue nombrado director de Ingresos del Gobierno del estado.
Desde esa posición, logró un acercamiento personal con el matrimonio de Rafael Moreno Valle Rosas y Martha Érika Alonso Hidalgo, que a la postre se convirtió en la gobernadora de Puebla, gracias al fraude electoral que toleró Herrera Serrallonga.
Esta trayectoria confirma la versión de que Moreno Valle, en la contienda de 2010, tuvo infiltrados en el equipo de su rival Javier López Zavala. Por eso todo lo que se acordaba en el llamado “cuarto de guerra” del PRI, en minutos u horas, se conocía en el cuartel electoral del morenovallismo.
No sería difícil que Herrera Serrallonga haya sido parte de esa infiltración.
Y que ahora habría entrado al equipo de Ignacio Mier como un posible pago de “favores económicos” al morenovallismo.
Lo cierto es que, hasta la fecha, Ignacio Mier no ha querido aclarar de dónde salió el dinero de su excesiva promoción personal para intentar convertirse en el candidato de la 4T a la gubernatura de Puebla. Según su versión, él no supo quién pagó la colocación de espectaculares y con qué intención. Una posición infantil y evasiva.
Segunda especulación: se dice que la llegada de Jacinto Herrera al grupo de Ignacio Mier es muestra de una falta de talento y capacidad del legislador para entender la identidad política de la 4T. Por eso en su reciente campaña proselitista incorporó a una larga lista de personajes no gratos en el movimiento obradorista.
Difícil creer que esta sea la razón de la rehabilitación política de Jacinto Herrera Serrallonga.