Lo que parecía imposible, que un día Genoveva Huerta Villegas le escribiera un mensaje público a Eduardo Rivera Pérez, con la frase “Cuentas conmigo”, se dice que se logró por una intervención directa del presidente nacional del PAN, Marko Cortés Mendoza, quien tuvo que meterse en el caso de Puebla ante la incapacidad de la dirigencia estatal panista para conciliar y frenar –temporalmente– la vieja rivalidad entre las corrientes morenovallista y la del edil de la capital.
Este lunes, la ex dirigente estatal del Partido Acción Nacional, líder del último resabio del morenovallismo y actualmente diputada federal, Genoveva Huerta Villegas, sorprendió con un mensaje en sus redes sociales en donde se le ve sonriente con el alcalde Eduardo Rivera, e hizo la anotación: “Con los buenos gobiernos del PAN volvemos a lograr que Puebla sea un referente nacional de desarrollo”.
Se logró lo que parecía imposible: que ambos liderazgos limaran asperezas y frenaran una larga confrontación, que se ha prolongado los últimos seis años.
Para llegar a este punto de avenencia, fuentes bien informadas, cuentan lo siguiente:
Marko Cortés en varias ocasiones, en las últimas semanas, al comentar la situación de Puebla en el CEN panista, mencionó que en la entidad “hay un desgaste innecesario, que urge frenar”.
Se refería al constante pleito que existe, desde 2017, entre la morenovallista Genoveva Huerta y la cabeza del panismo tradicional, Eduardo Rivera Pérez.
Dicen que Marko Cortés habría convocado a Genoveva Huerta a una reunión en el CEN del PAN, para ahí él pedirle directamente que buscara construir la unidad con Eduardo Rivera, bajo el argumento de que si persisten las divisiones se pone en riesgo un buen resultado electoral para el panismo nacional, toda vez que Puebla es el cuarto estado que más votos aporta en el país.
Huerta habría expresado, palabras más, palabras menos: “¿Y qué me dan a cambio?”, luego de quejarse de que Rivera le ha cerrado todos los espacios de participación a los morenovallistas.
Para convencerla de dejar su posición disidente en el PAN poblano, Cortés le habría ofrecido a Huerta Villegas un paquete de candidaturas federales y locales, así como la posible integración de miembros de su grupo político en la dirigencia estatal del partido de la derecha.
Al parecer ese acuerdo incluye la posibilidad de que Genoveva Huerta pueda reelegirse como diputada federal.
Que el diputado local, Eduardo Alcántara Montiel, pese a todos los conflictos que ha enfrentado y el descrédito que lo persigue, también pudiera ser candidato a un cargo de elección popular el próximo año.
Y que se analice la pertinencia de que la insufrible alcaldesa de San Pedro Cholula, Paola Angon Silva, pudiera buscar repetir otro trienio.
Lo que no pudo hacer Augusta Díaz de Rivera
De los nueve estados en los que habrá renovación de los poderes públicos locales, Puebla es la única entidad, dentro del mapa panista nacional, en donde están resueltas las dos principales candidaturas rumbo al proceso electoral de 2024: la de la gubernatura y la alcaldía de la capital, al no haber ningún impedimento para que esas postulaciones recaigan en las figuras de Eduardo Rivera y Mario Riestra Piña, respectivamente.
Eso no significa que el PAN poblano esté unido y cohesionado en torno Eduardo Rivera y Mario Riestra.
Pese al consenso mayoritario del PAN en torno a estos dos personajes, persiste una corriente interna del partido –encabezada por morenovallistas– que, aunque cada vez es más reducida, sigue siendo motivo de confrontación interna y de falta de unidad en esta fuerza política de derecha.
Genoveva Huerta hace un par de años, todavía al frente del PAN estatal, hizo hasta lo imposible para que Eduardo Rivera no fuera candidato a alcalde del municipio se Puebla. Pese a que no lo logró, sí le ha generado al actual edil muchos agravios en los dos últimos años.
Ejemplo de esa “guerra interna” fue cuando legisladores panistas impidieron que el Congreso local le aprobara al gobierno de la capital el cobro del impuesto sobre el Derecho al Alumbrado Público, pese a que había sido el Ayuntamiento de la capital el que originalmente demandó ese beneficio fiscal, que sí se otorgó al resto de los municipios de la entidad.
Si algo hay que reconocerle a Huerta Villegas es que se ha sabido mantener vigente luego de perder el control del PAN, en noviembre de 2021.
Esa condición es resultado de que cada semana hace recorridos por el interior del estado, se encuentra con las bases panistas y hace fuertes críticas contra la 4T, frente a la militancia albiazul y ante los medios de comunicación. Es decir, hace lo que debe hacer un político de oposición.
Con ello, la legisladora federal ha superado y minimizado la figura de Augusta Díaz de Rivera, la presidente estatal del PAN, que no ha logrado adquirir el liderazgo que necesita este partido.
Augusta Díaz de Rivera no resuelve los conflictos entre panistas, sino por el contrario se vuelve parte de los problemas. Tampoco abona a la unidad del PAN, pues ella misma pone el ejemplo de confrontación al tener marcadas diferencias con el secretario general de esta fuerza política, Marco Castro Martínez.
Por esa razón Genoveva Huerta encontró un terreno fértil para no perder sus convicciones y decidirse a mover, las muchas o pocas fuerzas que le quedan en el PAN, para dificultar las candidaturas de Eduardo Rivera y Mario Riestra.
Si bien es cierto que le legisladora no tiene los apoyos necesarios para ganarle a Eduardo Rivera la candidatura a gobernador, sí estaba dispuesta a no permitir un tránsito terso de sus rivales en el proceso estatutario para ser designados abanderados del albiazul. Esa era la posición que tenía la líder del morenovallismo hasta la semana pasada.
Se dice que Marko Cortés varias veces pidió a la dirigencia estatal del PAN que buscara la unidad del partido y nunca hubo resultados positivos.
Por eso decidió él mismo intervenir en Puebla.