Aunque tiene tres meses que dejó el cargo de secretario de Cultura, Sergio de la Luz Vergara Berdejo tiene muchos asuntos pendientes que aclarar, como es un fuerte desorden administrativo en el área de los museos de Puebla y que se le perdió el rastro a 9 millones de pesos que se tendrían que haber sido invertidos en La Constancia Mexicana, la primera fabrica textil de América Latina.
Hace un par de años se desbordó el río Atoyac, que pasa a cielo abierto bajo el edificio principal del conjunto arquitectónico de La Constancia, lo que provocó una severa inundación, ya que el agua –contaminada– llegó a los 50 centímetros de altura dentro de la ex fábrica textil, lo que dañó tres espacios artísticos: el Museo Infantil Casa del Títere, el Museo de la Música Rafael Tovar y de Teresa y la Casa de la Música de Viena en Puebla. Los más afectados fueron los dos últimos.
Fue tan severa la inundación provocada por la acumulación de basura en las laderas del Atoyac y en el sistema de drenaje de la ciudad, que hasta el auto particular de una directiva de La Constancia se lo llevó el río.
Para consuelo, en ese entonces, se hizo valer un seguro contra desastres y por ese concepto se le pagaron a la Secretaría de Cultura unos 9 millones de pesos, que estaban destinados a resarcir los daños en los museos afectados.
Cuando se hizo el proceso de entrega-recepción a la salida de Sergio Vergara como titular de la Secretaría de Cultura, en julio de este año, el funcionario habría reportado que esos 9 millones de pesos se aplicaron en “obra física” en La Constancia, no en los museos en cuestión.
Al paso de las semanas y los meses, simplemente no se ha podido localizar la supuesta “obra física” que hizo la Secretaría de Cultura en La Constancia y se tiene la firme sospecha de que el dinero de la póliza de seguros se habría esfumado, según narra una fuente confiable.
Eso conlleva a un fuerte daño patrimonial a la hacienda pública, por el conjunto de excesos que han acontecido en La Constancia.
Destacando la excentricidad del entonces gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, que en enero de 2015 inauguró la Casa de la Música de Viena, que fue una especie de concesión a Televisión Azteca, una de las empresas insignias del magnate Ricardo Salinas Pliego, que ahí instaló una escuela de música para niños.
En total se invirtieron 158 millones 553 mil pesos en Casa de la Música de Viena, que es una cantidad brutal de fondos, si se toma en cuenta que la mayoría de los municipios en el estado no tienen –cada uno de ellos– un presupuesto anual que rebase los 50 u 80 millones de pesos.
La Fundación Azteca de Ricardo Salinas solo aportó 18 millones de pesos para lograr la apertura de la Casa de la Música de Viena, a pesar de que fue en su beneficio.
El dinero restante de la inversión se dividió de la siguiente manera: 50 millones de pesos los puso el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 53 millones de pesos el Gobierno del estado de Puebla y 137 millones de pesos la Secretaría de Turismo federal.
Sin contar que, desde su apertura, el Gobierno estatal pagó derechos por 100 mil euros por cada año que funcionó ese museo.
Ese dinero se entregó a la Haus der Musik, de Viena, Austria, cuyo director de ese organismo privado, Simos Posch, reveló que el de Puebla fue el primer gobierno en el mundo en adquirir dicha franquicia.
Todo eso al final “se fue al traste”, primero porque la fundación del tercer hombre más rico de México se fue de La Constancia a principios del actual sexenio federal.
En segundo lugar, por la inundación de junio de 2021. Y finalmente, el 4 de enero de este año, la Secretaría de Cultura –todavía encabezada por Sergio Vergara– y el organismo público descentralizado Museos Puebla dieron a conocer el fin del contrato de la Casa de la Música de Viena.
Lo que significó que los 158 millones de pesos de inversión, en términos metafóricos, también se los llevaron las aguas contaminadas del Ayotac.
Obras sin contrato
Los problemas de Sergio Vergara, en torno a los museos, no solo se reducen a lo que pasó en La Constancia, sino se extienden a otros recintos culturales.
En las últimas semanas y meses han aparecido muchos constructores exigiendo, en unos casos, en otros suplicando, que se les pague las labores de mantenimiento y obras de remodelación que se hicieron en los museos de Puebla durante la gestión de Vergara Berdejo.
La actual gestión de la Secretaría de Cultura se ha negado sistemáticamente a finiquitar los supuestos adeudos.
No se les puede cubrir el dinero que reclaman por una razón de peso: la Secretaría de Cultura nunca signó contratos con los que demandan de esos pagos.
Una regla de oro en la administración pública es que, sin contratos, no se reconocen compromisos económicos.
Eso es reflejo del fuerte desorden administrativo que habría solapado Sergio Vergara en los exactamente tres años que fue parte del gabinete estatal.
A lo anterior se debe sumar otras dos irregularidades: resulta que durante dos años nunca sesionó la Junta de Gobierno del Organismo Público Descentralizado Museos Puebla, lo que significa que no se fiscalizó el manejo presupuestal de esa instancia oficial.
Y en su conjunto, las diferentes áreas de la Secretaría de Cultura, cada una realizaba adjudicaciones sin que pasaran por el órgano central de control de la dependencia, una situación que no es admisible en el sector público.
En la era de Vergara la Secretaría de Cultura era algo así como un conjunto de feudos y cada quien hacía lo que quería.