Con un discurso estructurado, un diagnóstico preciso con datos certeros sobre la grave situación del país y una propuesta clara sobre lo que ve como las principales preocupaciones de los ciudadanos, el aspirante presidencial del PRI Enrique de la Madrid Cordero estuvo este martes en Puebla, con resultados positivos: dejó un buen sabor de boca en los dirigentes del tricolor local, sumó apoyos entre los militantes y se presentó ante los medios de comunicación como una opción seria, muy seria, para la batalla de 2024.
El hijo del expresidente Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988) superó las expectativas, respecto de la empatía que tuvo con los poblanos.
Primero, en la sede del Comité Municipal, en el Centro Histórico, cumplió con su papel de candidato popular.
Lo hizo con naturalidad.
Cayó bien al despojarse de esa etiqueta que le han querido imponer de ser un político de cuna de oro, para verse cercano.
Incluso se puso a bailar cumbia con algunas militantes.
Su propuesta de crear un Ministerio Público Especializado para combatir los feminicidios fue, obviamente, muy bien recibida.
El exdiputado y ex funcionario federal –fue un excelente secretario de Turismo durante el gobierno de Enrique Peña Nieto– sabía bien la tierra que pisaba y sus condiciones.
Ese primer encuentro en la capital poblana fue con jóvenes, aunque estuvo desde ese momento acompañándolo la plana mayor del Comité Directivo Estatal.
Lo apacharon.
Se dejó apapachar.
Estuvieron las mujeres y los hombres que encabezan los trabajos del tricolor en la entidad.
Especialmente el coordinador de los diputados locales, Charbel Jorge Estefan Chidiac, quien por cierto presumió que ya se recolectaron más de 7 mil firmas en Puebla a favor del proyecto de De la Madrid.
También anunció que van por 20 mil en total.
Igualmente estuvo el presidente del Comité Directivo Estatal y diputado, Néstor Camarillo.
Enrique de la Madrid tuvo halagos para los dos.
También en su conjunto para el PRI poblano, el cual, dijo, “es combativo, organizado y fuerte”.
A todos sorprendió su mensaje, por eso lo agradecieron con entusiasmo.
El respaldo cayó muy bien, sobre todo porque horas antes el senador y expriista Miguel Ángel Osorio Chong, quien estuvo también en Puebla para el informe de su colega Nadia Navarro, había dicho, con especial violencia, exactamente lo contrario.
Después, en una comida con directores de algunos medios de comunicación, Enrique de la Madrid se puso la casaca del aspirante serio, con proyecto y elocuencia.
Planteó, no sin razón, que la seguridad es la mayor preocupación de los ciudadanos.
Explicó a detalle su propuesta en la materia.
Tiene De la Madrid las cualidades de la precisión y la brevedad, que se agradecen.
Expresa ideas bien estructuradas.
Eso deja muchas reflexiones en sus interlocutores.
Por la tarde, el aspirante a la coordinación del Frente Amplio por México, que integran PRI, PAN y PRD, se reunió con consejeros y consejeras estatales, en el vetusto edificio de la Diagonal Defensores de la República.
Lo que vaya a pasar en la carrera opositora, del Frente Amplio por México, tendrá muchos más ingredientes.
Por lo pronto, fue una buena jornada en Puebla para el priista, la carta más fuerte del tricolor para 2024.
Ya sea para la Presidencia de la República o para el Gobierno de la Ciudad de México.
Lejos de la frivolidad, las ocurrencias y los malos chistes de Xóchitl Gálvez, Enrique de la Madrid luce como una propuesta seria, quizá el mejor perfil, en términos de solidez intelectual, de la oposición, aunque habrá que ver si dicha solidez lo hace un buen candidato.
Por cierto: su familia, su padre principalmente, tuvo hasta su muerte en 2012, una sólida amistad con un poblano, al que contra viento y marea hizo gobernador: Mariano Piña Olaya.
Miguel de la Madrid Hurtado fue compañero de Piña Olaya en la Facultad de Derecho de la UNAM.
El expresidente lo sacó de la práctica profesional privada en aquellos años, para pedirle que lo acompañara en la ruta hacia Los Pinos.
Mariano Piña ha sido el único poblano que ha entregado la Banda Presidencial.
Lo hizo el 1 de diciembre de 1982 y a su gran, gran amigo Miguel.
Este martes el hijo del expresidente estuvo en Puebla.
En esta época tan distinta.
Y dejó una muy buena impresión.
Vamos a ver para qué le alcanza.
