La salida de José Guillermo Velázquez Gutiérrez de las filas del PAN, partido que le permitió ser edil de Atlixco en el trienio anterior, es consecuencia de que el exalcalde cayó en la trampa de la seducción del equipo político de Ignacio Mier Velazco, que lo convenció de volverse parte del movimiento de “Morenacho”, a cambio de que el próximo año lo hagan candidato de Morena para que vuelva al cargo de presidente municipal atlixquense. Una promesa que gravita entre la fantasía y el engaño.
Sin duda alguna la deserción de “Memo Velázquez” es un fuerte golpe al PAN, ya que el exalcalde viene de una de las familias de más arraigo dentro del Partido Acción Nacional en el estado de Puebla, a tal grado que esa pertenencia a la formación política de la derecha le permitió que él y a su hermano Felipe Velázquez ocupar los cargos –en diferentes momentos– de diputados y ediles de Atlixco. En el caso del segundo de ellos, actualmente es parte del gobierno de Eduardo Rivera Pérez en la capital de la entidad.
Ignacio Mier Velazco, como parte de su proselitismo para convertirse en el candidato de Morena a la gubernatura de Puebla, estará este sábado en Atlixco, a las 11 de la mañana en el salón Janmary, en donde se podría hacer oficial la incorporación de Guillermo Velázquez al grupo de políticos “neomorenistas”.
A nadie debe sorprender ese “cambio de camiseta”, en una época en que hay un excesivo pragmatismo que lleva al constante salto de líderes políticos de un partido a otro, y principalmente de muchos priistas y algunos panistas a la 4T. Sin embargo, en el caso de la supuesta mudanza de Guillermo Velázquez a Morena, debe verse como la construcción de “un castillo de naipes”, que no tiene bases solidas.
Se dice que habría sido Fernando Manzanilla Prieto, el principal operador electoral de Ignacio Mier, quien contactó a Guillermo Velázquez y en “un abrir y cerrar los ojos”, lo convenció de pasarse a su bando, aprovechando que el exalcalde viene cargando con fuerte resentimiento contra el PAN luego de que, en los comicios de 2021, fracasó en su intento de reelegirse como edil y fue derrotado por la morenista Ariadna Ayala.
El exalcalde en su carta de renuncia al PAN le echa la culpa de su derrota electoral, de hace dos años, a la traición de “líderes panistas” de Atlixco.
¿Por qué se debe considerar es que ese movimiento de Guillermo Velásquez de salir del PAN y entrar a Morena es frágil y sin mucho futuro? Hay dos razones de peso:
Primera: el proyecto de Ignacio Mier Velazco que ha desarrollado para la candidatura a gobernador de Puebla tuvo en sus primeros meses un brote de novedad y entusiasmo de muchos grupos político, que hizo crecer al diputado federal en los índices de popularidad. Pero en las últimas 8 semanas ha decrecido las preferencias a su favor.
Por esa razón, desde hace algunos meses, el equipo de Ignacio Mier ha recurrido a la táctica de estar empezando a prometer candidaturas a diputados –locales y federales–, regidores y presidentes municipales, como una manera de intentar ganar la adhesión de grupos del PRI y del PAN en diferentes regiones del estado. Una propuesta que a muchos seduce porque en el presente todo mundo ve a la 4T como un pasaporte seguro para ganar el poder político.
El problema es que Ignacio Mier todavía no es el candidato a gobernador ni Fernando Manzanilla es el líder de Morena, como para andar haciendo esos ofrecimientos que, sin duda, son una especie de engaño, ya que nada les garantiza a ambos personajes poder cumplir en un futuro con esas supuestas promesas.
Si algo tiene Morena, es que se muy complejo el proceso de asignación de candidaturas. Influyen muchos factores, como los resultados de encuestas, las luchas entre “tribus” internas del partido y la intervención de líderes naciones de las corrientes morenistas. Una muestra es que en Atlixco es diputado federal Miguel Carillo, que no tiene ningún arraigo en la región y lo colocó su tío, Mario Delgado, el presidente del Partido de Regeneración Nacional.
Por lo general, los abanderados a gobernador en Morena no son los que acaban repartiendo las candidaturas a alcaldes y diputados en sus respectivos estados, tal como si ocurre en el PRI y el PAN.
Una prueba de ello es que, en el proceso electoral de 2018, el entonces aspirante de la 4T a la titularidad del Poder Ejecutivo, Luis Miguel Barbosa Huerta, apenas y pudo decidir sobre unas 20 de 217 postulaciones de Morena para competir por las alcaldías de la entidad.
Por eso es un acto de mucha irresponsabilidad del equipo de Ignacio Mier estar ofreciendo candidaturas. Si el legislador logra ser el próximo aspirante de la 4T a la gubernatura de Puebla, aún así tendrá poco margen para colocar a sus cuadros en la lucha por las alcaldías. Y si no gana, mucho menos podrá cumplir con las promesas que hace a propios y extraños.
Segundo: la semana anterior estuvo en Puebla la secretaria general de Morena, Citlalli Hernández Mora, quien vino a asentar que la zona metropolitana de Puebla, en la que entra el municipio de Atlixco, hay el riesgo de que se pierda en la elección de 2024 por el efecto del llamado “voto anti-AMLO”, que son electores que no están articulados a los partidos de oposición y saldrían a las urnas a expresar el odio, el rechazo, que sienten hacia el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Por esa razón las candidaturas de la zona metropolitana se van a decir, en estricto sentido, por el resultado de encuestas como una manera de postular a personajes que realmente gocen de popularidad en el electorado y sobre todo, no tengan tantos negativos entre la población.
Si Guillermo Velázquez de veras cree en el ofrecimiento de que el grupo de Mier le va a dar la candidatura de Morena, para que el próximo año logre la revancha contra la actual edil morenista Ariadna Ayala y regrese al poder, creo que alguien le tiene que comunicar que está actuando con mucha fantasía.
Velázquez en la actualidad no pasa la prueba de una encuesta de popularidad. Muchos lo reprobarían por “traicionar al PAN”, en un municipio con un panismo fuerte y muy tradicional. Y otros más, aún tienen presente los malos resultados de su gobierno.
El exedil panista perdió los comicios por dos factores: encabezar un gobierno con escándalos de corrupción y opacidad, además de un fuerte crecimiento delictivo; y porque se alió con Antorcha Campesina, una organización que es repudiada por un sector fuerte de la población de clase media, por el electorado con identidad panista y sobre todo, por los que simpatizan con la 4T.
Tal vez el autor de esta columna se acabe equivocando, pero por ahora se percibe que Guillermo Velázquez se podría quedar “como el perro de las dos tortas”, que al final no se comió ninguna. Ya “quemó sus naves” en el PAN y ahora en Morena, se ve complicado, difícil, casi imposible, que le abran las puertas para ser candidato.