Alejandro Armenta Mier se convirtió en blanco de condenas y descalificaciones de parte de un amplio sector de la opinión pública del país por abanderar la desaparición del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y por confrontar a Norma Lucía Piña Hernández, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), después de que la ministra le reprochara por mensaje de whatsapp su propuesta para elegir a los integrantes del Poder Judicial mediante voto ciudadano.
Estos hechos fueron interpretados como dos desatinos que perjudicarán la carrera política del senador.
Sin embargo, puede ser que no sea así, que el legislador poblano no esté en la antesala de la catástrofe profesional por haberse echado encima a partidos políticos de oposición e integrantes de la sociedad civil que ya de por sí están en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador, de Morena y de la 4T en su conjunto, sino todo lo contrario.
Es muy posible que esos dos acontecimientos, penosos y reprobables, sí, para quienes nos oponemos a la destrucción de las leyes que dan sustento a la vida democrática y el equilibrio de poderes en México, hayan sido planeados por Alejandro Armenta para cumplir un objetivo primordial dentro de la estrategia que se ha marcado para (tratar de) ganar la candidatura al gobierno del estado: entrar en el radar del presidente.
Los críticos poblanos de Armenta no se equivocaron al interpretar los escándalos del senador como artilugios de un aspirante que carece de los afectos del mandatario mexicano y que, en la búsqueda del vínculo personal que lo coloque en la boleta electoral, en la que él quiere, está dispuesto a hacer circo, maroma y teatro para conseguirlo.
Armenta Mier no pierde con las descalificaciones –bien merecidas– de ese sector de la población que votará por partidos y candidatos de oposición a Morena en las elecciones de 2024, menos si sus miembros no habitan el estado de Puebla, y puede ser que gane al obtener la atención de un López Obrador que no le ha hecho mucho caso en el pasado.
En pocas palabras, al poblano solo le importa lo que el presidente opine de él.
El resto de los comentarios, sobre todo si emanan del bando político opositor, le resultan indiferentes.
La actuación del senador no debería sorprender.
Cualquier analista medianamente informado sabe que el flanco débil de Armenta tiene que ver con la inexistencia de una buena relación con el presidente, y que, sin ella de por medio, se reducen las posibilidades de que sea el candidato de Morena al gobierno del estado, con todo y que lidere las encuestas de intención de voto.
El senador tiene bien clara esa circunstancia.
La falta de ese preciado bien se ha convertido en el mayor objeto de deseo del poblano.
Por eso fue que quemó sus naves en agosto del año pasado, cuando decidió pelear la mesa directiva del senado aun en contra de las indicaciones de López Obrador, que quería la posición para Higinio Martínez Miranda, el legislador (hoy con licencia) que competía con Delfina Gómez por la postulación en el Estado de México.
Muchos observadores vieron ese episodio como el suicidio político de Armenta, por llevarle la contraria al presidente, pero se trató del primer movimiento orquestado con el propósito de hacerse visible para el mandatario.
Ahí empezó esto que ha continuado con propuestas de reformas constitucionales políticamente disparatadas, como las del INAI y el Poder Judicial.
Si Alejandro Armenta no irrumpía como lo hizo en agosto de 2022, para convertirse en presidente de la mesa directiva, habría permanecido guardado en el cajón de los asuntos sin importancia de López Obrador, el gran elector en Morena.
El viernes, después del incidente ocurrido con la ministra Norma Piña, el inquilino de Palacio Nacional abordó el tema y se puso del lado de Armenta.
Hasta una recomendación le dio.
Hoy seguramente no es su favorito en la sucesión de gobernador, pero parece que por fin lo volteó a ver y que ya no le tiene (tanto) recelo por ser ahijado político de Ricardo Monreal.
Eso, en el universo de la 4T, ya es un paso.
Habrá que ver para cuánto le alcanza.
Twitter: @jorgerdzc